Fundamentos de Inmunología Básica y Clínica Tomo 01

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(tabla 4-1), se puede citar la integridad de la piel y de las mucosas del tracto respiratorio, digestivo y urogenital. Al estar las células epiteliales firmemente adheridas, constituyen una barrera muy importante en la resistencia del huésped a la infección. Cada sistema posee características particulares de acuerdo con su anatomía y fisiología. Así por ejemplo, en el aparato respiratorio, el flujo de aire o de fluidos a lo largo del epitelio, unido al movimiento ciliar ejerce una función de barrido de microorganismos que se hayan adherido al mucus impidiendo de esta manera la adhesión a las células epiteliales. En la inmunidad innata participan linfocitos con características especiales que los hacen más afines con ésta que con la inmunidad adquirida. Estos linfocitos tienen un receptor para antígeno de diversidad limitada. Son los linfocitos T intraepiteliales y los linfocitos B-1. Los primeros producen citoquinas, activan fagocitos y causan la muerte de las células infectadas; y los segundos, producen anticuerpos naturales clase IgM. Constituyen un mecanismo preformado para enfrentar microorganismos que sobrepasan las barreras epiteliales. Los mastocitos son otro tipo celular que participa en la inmunidad innata. Se ubican en las proximidades de pequeños vasos sanguíneos y posee mediadores de la inflamación preformados como histamina, serotonina, factor quimiotáctico para eosinófilos, factor quimiotáctico para neutrófilos, heparina, quimasa, peroxidasa, etc. También tienen la capacidad de secretar mediadores lipídicos de neoformación tales como las prostaglandinas, tromboxano y leucotrienos y mediadores proteicos de neoformación como las citoquinas. El lipopolisacárido puede inducir directamente la liberación de productos de los mastocitos e indirectamente, a través de la activación del sistema del complemento. Los mastocitos, por estas características, pueden iniciar y orquestar la respuesta inflamatoria en los sitios de infección. Otros tipos de células que intervienen en la inmunidad innata son los polimorfonucleares (PMN) neutrófilos, eosinófilos, los monocitos y las células “natural killer” (NK). Todas estas células tienen la propiedad de circular y migrar. Ello les permite ejercer una vigilancia eficiente y una rápida llegada a los lugares de infección. Estas células se originan en la “stem cell” de la médula ósea, la que se diferencia a un precursor mieloide (que genera los granulocitos, monocitos y

adquirida, ya sea humoral o celular. Por otra parte, el sistema inmune específico utiliza los mecanismos efectores de la inmunidad innata para eliminar a los microorganismos haciendo más eficiente el proceso de fagocitosis y amplificando la respuesta inflamatoria mediante la activación del complemento por la vía clásica (figura 4-1). Del balance entre la efectividad de los mecanismos inespecíficos para eliminar la infección y de la carga del agente infectante va a depender la evolución de la infección. Si ésta persiste por más tiempo, el influjo de monocitos y macrófagos al sitio de infección va a llevar al procesamiento y presentación de antígenos del agente infeccioso al sistema inmune específico, con su consecuente activación (figura 4-2). Después de un tiempo relativamente corto de 3 a 5 días, los anticuerpos producidos por la progenie de los clones de linfocitos B activados van a producir una opsonización adicional del agente infeccioso. La fijación de anticuerpos en la superficie bacteriana por sí sola puede no tener un efecto nocivo para la sobrevida bacteriana, sin embargo, a través de la activación de la vía clásica de complemento y de la fagocitosis se acelera la eliminación de dicho agente. A su vez, los linfocitos T (LT) secretan citoquinas que activan a los monocitos y macrófagos, permitiéndoles eliminar organismos ingeridos que resisten la destrucción por parte de células no activadas. Así, los mecanismos inespecíficos que iniciaron la reacción inmune vienen ahora a completar su efecto, bajo la dirección y activación de la inmunidad específica (figuras 4-1 y 4-2). 2. COMPONENTES DE LA INMUNIDAD INNATA Los componentes del sistema inmune innato son un grupo heterogéneo de células y factores solubles (tabla 4-1). Estos componentes se ubican en posibles puntos de entrada de los agentes infecciosos desde el medio ambiente; en la circulación, donde pueden hacer una labor de vigilancia y, en los tejidos donde finalmente se llevará a cabo la respuesta efectora si es que el agente infeccioso ha logrado sobrepasar estas primeras barreras. Estos mecanismos son de tipo físico; están preformados o mantenidos bajo control por el huésped. Deben ser activados rápidamente en respuesta a la infección, pero debido a su alta potencia e inespecificidad, pueden producir daño tisular, por lo tanto, su activación debe ser regulada. Con respecto a los componentes celulares

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