Capítulo 3: Michael.

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-¿Entrarás? -preguntó Ryan-. La clase ya empezó y no creo que te dejen entrar. Mi clase también ha de haber empezado, supongo.

-No creo, igual ni tenía ganas... -Ryan rió un poco.

-Yo tampoco entraré.

-Uhm, es mi culpa -dijo Hayley-. Lo siento.

-No importa. Ahora te recomiendo que nos vayamos de aquí si no quieres que nos den detención -Hayley asintió.

Dieron la vuelta y regresaron por el pasillo por el que habían venido, el lugar era demasiado grande. Sentía un poco de alivio que Ryan estuviera con ella, pero al mismo tiempo un toque de incomodidad también, ella no conocía bien al chico, podría asesinarla y tardarían en encontrarla, o quizá exageraba un poco, esperaba no averiguarlo.

Un par de ojos verdes recorrían el cuerpo de Hayley sin su consentimiento. Oculto detrás de la puerta de un salón vacío se encontraba un chico. Sus ojos resaltaban en el trozo de papel que era su rostro, pálido y con un poco de barba, sólo lo mínimo para que se notara y a la vez no pareciera un vago.

Ni Ryan ni Hayley, en su misión de no ser encontrados por algún profesor, se había percatado de la presencia del chico pálido, sólo seguían caminando y de en cuando volteaban al escuchar el mínimo ruido. Yes que en un lugar tan enormemente vacío como en el que estaban, se podía escuchar hasta el respirar de cada uno.

-Creo que ya no debemos alejar nos más -dijo Hayley deteniendo el paso -. Podríamos perdernos.

-Está bien -respondió Ryan.

Ryan se acercó a una banca que había en el pasillo, lo suficientemente bien para no ceder ante el peso de Hayley y él, y se sentó. Hayley lo imitó sentándose al menos a unos treinta centímetros lejos de él.

-Eh... No te haré nada. - dijo un poco molesto.

-Está bien -dijo Hayley acercándose más, sólo un poco.

-¿Quieres una manzana? -preguntó Ryan sacando una.

-Gracias -respondió Hayley tomándola.

-¿Y ahora qué? - preguntó Ryan riendo, ya no sabía ni que decir, esa chica no hablaba nada.

-No lo sé.

-¿Siempre respondes con un "No lo se" o "Esta bien"? -bromeo el riendo otra vez, sus ojos oscuros se hacían pequeños al sonreír, era lindo.

-¿Siempre eres tan pesado? -le respondió devolviéndole la broma por primera vez.

-Oh, veo que vamos avanzando -sonrió Ryan, ella solo siguió comiendo la manzana -. ¿De qué te gustaría hablar? Aún nos queda más de media hora para la siguiente clase, no te preocupes.

-Tampoco es que me preocupen las clases -el chico volvió a reír -. No lo sé, sólo cuéntame algo...

-Hmm, déjame pensar -dijo con una mano en su barbilla, lucía gracioso -, me gustan los gatos.

-¡A mi me encanan!-respondió Hayley con demasiada emoción.

-¿Tienes alguno? -preguntó el chico sonriendo, pero antes de que Hayley respondiera se escuchó como un objeto pesado caía estruendosamente en el salón frente a ellos haciéndolos saltar -. Oh Dios, escóndete.

Ryan tomó la mano de Hayley y su mochila en un rápido intento de huir de lo que él pensaba y esperaba que fuera algún conserje realizando su trabajo o algún profesor extraño andando por ahí.

El chico de los ojos verdes maldijo en un susurro casi inaudible al haber tropezado con una silla haciendo que esta gallera y golpeara su pie

Hayley corrió junto a Ryan a lo que parecía ser un baño de chicas abandonado e inusable, los espejos estaban empañados y rotos, los grifos de los lavamanos goteaban haciendo eco en el pequeño espacio provocando escalofríos en el cuerpo de ambos chicos, quien sabe el por qué de su abandono.

-No hagas ruido -susurró Ryan poniendo un pálido dedo en los labios de Hayley. La chica asintió incapaz de poder responder algo por el susto que habían pasado. Ryan seguía tomando su mano a lo que ella se soltó frotándose ésta en su jean como si de alguien con demasiados gérmenes se tratara -. Ay, no seas exagerada.

Hayley rió por lo bajo, lo había hecho a propósito.

Estar en las profundidades de un viejo instituto con un chico que apenas acababa de conocer hace unas horas no era algo que normalmente haría.

Esperaron parados cerca de la puerta cerrada a la espera de algún otro ruido que los alertara que lo que sea que había hecho el ruido aún estuviera por ahí. Cuando según Ryan ya no había nadie, decidieron que era hora de regresar pues faltaban alrededor de diez minutos o menos para la siguiente clase y no soportaría el extraño olor de ese lugar otra hora más; tampoco quería volver a pasar por otro susto como ese.

-Camina rápido o tomare tu mano otra vez y te arrastraré -dijo Ryan. No es que estuviera distado, si los encontraban sólo serían unas dos horas de detención, que más daba si no tenía nada en su lista de cosas por hacer inexistente. Pero no creía que a Hayley le agradará el lugar, a él tampoco.

-Ugh, ni lo pienses -respondió.

Casi corrieron por los pasillos vacíos del lugar hasta encontrar los que si tenían personas transitandolos, habían tenido suerte de que ningún profesor los encontrara y mucha más al poder regresar a los salones concurridos.

Ryan había esperado al menos poder besar a Hayley en ese tiempo en el que habían estado solos pero sabía que si lo hacia la chica probablemente lo golpearía y no le volvería a hablar en su vida, no era tan pacífica como parecía.

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Y aquí empieza la emoción babes.

Díganme si les gustó como estuvo narrada esa parte y bue si les gustó o no.

Gracias por leer.💜💜💜💜

Acosador [Michael Clifford] Segunda Versión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora