Eso de calificar "por el procedimiento de la bañera" (lanzar los examenes al aire y los que caigan en la bañera aprueban y los que no, no) es de toda la vida en la universidad (la cosa se complica cuando alguno usa el procedimiento del bidet, que reduce drásticamente el número de aprobados), pero en general creo que nos beneficia. Cuando la nota es buena, aunque sea inmerecida, a callar y disfrutar de la suerte. Cuando es mala, a reclamar y que la justifiquen, que a veces la acaban subiendo.
De cualquier modo, aun entendiendo la sensación de injusticia que nos embarga cuando no nos califican como creemos que merecemos, tampoco hay que darle más importancia ya que, dejando a un lado el beneficio económico que supone para el curso siguiente el descuento por matrícula de honor, al final la nota media del expediente no sirve para mucho más que para sentirse orgulloso del esfuerzo realizado. No suele tener ninguna transcendencia en el acceso al mercado laboral.