"Olvidoteca", una biblioteca con libros olvidados

  • "Olvidoteca" es una iniciativa que propone una "cita a ciegas" con un libro que acumula polvo.
  • La mayoría de los usuarios no conocen a los autores que les toca.
  • 'La Perla', de John Steinbek; 'La isla del Tesoro', de Robert Louis Stevenson; 'Sin noticias de Gurb 'de Eduardo Mendoza son algunos de los títulos sugeridos.
Imagen de archivo de una librería.
Imagen de archivo de una librería.
EFE/Archivo
Imagen de archivo de una librería.

No encontrarán a Julián Cárax y su Sombra del viento, pero Córdoba tiene su versión del Cementerio de los libros olvidados, localización de los éxitos de Carlos Ruiz Zafón, en la "Olvidoteca", iniciativa que propone una "cita a ciegas" con un libro que acumulaba polvo en la biblioteca provincial.

Desde principios de año, los lectores que entran al palacio episcopal que hoy alberga la Biblioteca Pública Provincial de Córdoba, descienden, como los protagonistas de la trilogía del autor catalán, por una escalinata misteriosa, realizada por el francés Miguel Verdiguier basada en un antiguo libro de emblemas del siglo XVIII, y se encuentran con la Olvidoteca.

"Se trata de rescatar del olvido obras que han dejado de ser novedad por medio de una cata a ciegas, de manera que el lector coge al azar un libro envuelto que previamente hemos seleccionado entre aquellos menos leídos en los últimos tiempos", explica el director de la biblioteca, Francisco Javier del Río, quien revela que el lector puede sorprenderse con la tensión de la novela negra americana de Raymond Chandler o Dashiell Hammett, o releer clásicos como El cartero siempre llama dos veces (James M. Cain, 1934).

La mayoría de los usuarios no conocen a los autores que les toca, como por ejemplo, a dos lectores que abrieron Oro, del británico Dan Rhodes, o El vuelo de la ibis escarlata de la portuguesa María Valeria Rezène; dos volúmenes que, aunque a primera vista no "enamoraron" a quienes los rescataron del olvido, parece que el diseño de sus cubiertas, los ha empujado a darles una oportunidad.

Las reacciones de los usuarios se valoran haciendo un símil gastronómico, por medio de un tenedor "si cuando ven el libro, le entra por los ojos"; dos tenedores "si por el aspecto no le llamó la atención, pero al probarlo le fue conquistando con cada bocado"; tres tenedores "si la apariencia fue irresistible pero le decepcionó" y por último si "de principio a fin, no le ha gustado la experiencia".

Sin embargo, Del Río insiste en que "hay libros que pueden no resultar atractivos porque no está de moda el género, como las históricas o la novela negra", si bien, el bibliotecario opina que entre los más de 200.000 volúmenes del fondo documental, hay obras que deberían ser de "obligada lectura" como "Juan de Mairena" de Antonio Machado.

"Una vez que leen su cata a ciegas, les pedimos su recomendación sobre otros libros que quieran que incluyamos en la selección para ofrecer", cuenta del Río, quien confiesa sorprenderse del gusto "cultivado" de algunos lectores que proponen incluir El collar de la Paloma, de Antonio Machado.

"Algunos libros no deberían estar olvidados"

La Perla, de John Steinbek; La isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson; Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza o La Tesis de Nancy, de Ramon J. Sender son algunos de los títulos sugeridos con quien se atreve a participar en la cita a ciegas de los libros olvidados.

Pero para rizar más si cabe la experiencia literaria, la Olvidoteca propone el "más difícil todavía": un concurso de microrrelatos, abierto a todas las edades, en el que lo imprescindible es la metaliteratura, da igual la manera en la que aparezca el libro, pero es imprescindible en el desarrollo de la trama.

El director de la biblioteca insiste en la idea de que los libros de la Olvidoteca no debían de estar olvidados, porque detrás de un libro poco leído puede haber una historia que sumerja al lector en horas de lectura y cuenta el caso de que hubo un año en el que no se prestó ni un solo libro de William Faulkner, Premio Nobel y dos veces Premio Pulitzer.

"Hay que dar la oportunidad al lector de conocer y saborear libros olvidados", propone del Río, fuera de los éxitos de la mercadotecnia literaria.

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