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dades de este mundo)). El tiempo era esplkndido: soleado, luminoso, con una leve brisa fresca. Despuds de la ceremonia de la calavera de buey, cerca del mediodia, 10s viajeros tomaron cafd y una merienda liviana antes de seguir viaje. Habian montado recidn en sus caballos, cuando Bellet not6 que uno de 10s tres Juanes, el que iba a la retaguardia del grupo, se devolvia. Lo observ6 discretamente y vi0 que se inclinaba con rapidez ante la calavera y retiraba las monedas dejadas por ellos poco antes. Le pareci6 una actitud razonable.