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Procedimientos de aprendizaje. Introducción

El inventario de Procedimientos de aprendizaje se fundamenta en el hecho de que quienes aprenden una nueva lengua realizan operaciones destinadas a movilizar, regular e incrementar los recursos cognitivos, emocionales o volitivos de que disponen, tanto en el proceso de aprendizaje como en el uso de la lengua. Así, aplican procedimientos para dirigir y centrar su atención sobre la información que reciben, almacenarla, relacionarla con la que ya tienen y recuperarla para su uso. Y aplican procedimientos también a la hora de planear, monitorizar y evaluar su proceso de aprendizaje en sentido amplio (formulación de metas y objetivos, autoevaluación, gestión de recursos, materiales, fuentes de consulta, cooperación eficaz, etc.).

El enfoque adoptado en el presente inventario, en consonancia con el Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación (MCER, en lo sucesivo)1, concibe los procedimientos de aprendizaje desde la perspectiva de su uso estratégico o condicionado al tipo de tarea al que el aprendiente se enfrente en cada momento. Esto supone la selección, aplicación y evaluación de los procedimientos en virtud de las características y de las exigencias de la tarea o, lo que es lo mismo, el uso consciente e intencionado de los procedimientos con el fin de mejorar el aprendizaje y el uso de la lengua. De otro modo, podría incurrirse en un uso mecánico de los procedimientos de aprendizaje que no redundaría en el desarrollo de estrategias.

El interés por el concepto de estrategia en el campo de la enseñanza de lenguas en general y particularmente en el de la adquisición de segundas lenguas se remonta a finales de la década de los años 70 del pasado siglo, cuando comienza a indagarse en el uso de las estrategias que hace un buen aprendiente de lenguas, aunque las investigaciones sobre este asunto adquieren mayor auge a lo largo de las dos siguientes décadas y han continuado hasta hoy. Uno de los aspectos más controvertidos en torno al concepto de estrategia es el papel que se otorga a la consciencia en el uso y el desarrollo por parte del aprendiente de estrategias de aprendizaje. Si bien el interés por desarrollar en el alumno habilidades y actitudes de «aprender a aprender» se sitúa inicialmente en la enseñanza de los métodos y las técnicas que debían aplicarse de forma mecánica hasta llegar a automatizarse, la evolución fue discurriendo por una línea, de impronta claramente constructivista, marcada por la importancia de la autorregulación y el control consciente en el desarrollo de procedimientos propios por parte del aprendiz.

El desarrollo de estrategias de aprendizaje implica que el proceso de realización de una tarea esté monitorizado, es decir, que se realice —previa, paralela o posteriormente a su realización— un control consciente de los objetivos, parámetros y características de la tarea, así como de la actividad cognitiva, afectiva o social que se está ejecutando. El alumno que pone en marcha una o varias estrategias con el fin de llevar a cabo una tarea debe ser capaz de examinar la situación de aprendizaje–uso y planificar sus acciones anticipando el impacto que tendrán en la consecución de su objetivo. Mientras utiliza las estrategias, debe regular su desarrollo para, si lo considera necesario, introducir algún cambio. Finalmente, debe evaluar su propia actuación con objeto de identificar qué decisiones han podido tomarse adecuada o inadecuadamente y, así, poder corregir o reutilizar las estrategias en nuevas situaciones de aprendizaje y uso de la lengua.

Es preciso tener presente que cada situación de aprendizaje es única y vendrá determinada por unas condiciones específicas, entre las cuales se encuentra la diversidad de formas de enfrentarse a las tareas por parte de cada alumno (tendencias, preferencias, estilos, creencias, etc.). También varía de un alumno a otro el grado en el que lo aprendido resulta significativo, funcionalmente relevante y transferible a otras situaciones de aprendizaje y uso de la lengua. Por consiguiente, cada tarea requerirá la aplicación de diferentes estrategias y su grado de eficacia puede variar de individuo a individuo. Es el alumno, por tanto, el único responsable del desarrollo de sus propias estrategias de aprendizaje, mediante el uso consciente, situado y contextualizado de los procedimientos que se proponen desde el programa de enseñanza.

En consonancia con lo anterior, el inventario de Procedimientos de aprendizaje no se puede concebir como una fuente para la enseñanza en las aulas de secuencias prefijadas de operaciones susceptibles de ser enseñadas como «recetas de aprendizaje». Por el contrario, ha de entenderse como una base sobre la que se pueden programar las propuestas que se hacen en el aula con el fin de que el alumno construya su propio conocimiento estratégico, a partir de la autorregulación y el control de los factores cognitivos, afectivos o sociales que se ponen en juego de forma consciente durante los procesos de aprendizaje y uso de la lengua.

Mientras que los procedimientos pueden utilizarse de manera mecánica, sin que exista una intención de aprender por parte de quien los utiliza, las estrategias son siempre conscientes e intencionales y dirigidas a un objetivo de aprendizaje2. Si el aprendiente se limita a aplicar mecánicamente un procedimiento como, por ejemplo, la generalización y formulación de reglas a partir de la observación de fenómenos, siguiendo instrucciones de los compañeros, el profesor o los materiales de enseñanza, es posible que no llegue a desarrollar una estrategia. Sin embargo, si reflexiona sobre cuándo y por qué resulta útil este procedimiento y en qué situaciones se puede aplicar, estará construyendo su propio conocimiento estratégico. Esto implica que, cuando se enfrenta a una tarea de aprendizaje, por ejemplo, de la gramática, es capaz de examinar la situación de aprendizaje, planificar sus acciones teniendo en cuenta el impacto que causarán sobre el objetivo que persigue, evaluar su propia actuación para identificar las decisiones que haya podido tomar y realizar los ajustes oportunos.

En definitiva, las propuestas que se hagan en clase de procedimientos de aprendizaje que conduzcan al alumno al desarrollo de estrategias dotarán a este de la capacidad para controlar y regular su proceso de aprendizaje y el uso que haga de la lengua. De esta forma, mejorará su rendimiento e incrementará su capacidad de aprender autónomamente, lo que le permitirá obtener el máximo rendimiento de sus propios recursos.

Organización del inventario

El inventario de Procedimientos de aprendizaje se organiza en dos grandes apartados: 1. «Relación de procedimientos de aprendizaje» y 2. «Uso estratégico de los procedimientos de aprendizaje durante la realización de tareas». El primero, que a su vez contiene cuatro subapartados, ofrece una lista de procedimientos de aprendizaje que se acompañan de algunos ejemplos ilustrativos de aplicación estratégica.

La organización de los procedimientos del apartado 1 en los subapartados que presenta el inventario no toma como referencia las clasificaciones que son habituales en la bibliografía especializada que recoge los resultados de la investigación en este campo, sino que responde al afán de presentar de forma clara y ordenada los contenidos.

El subapartado 1.1. «Planificación y control del propio proceso de aprendizaje», presenta procedimientos, y ejemplos de su aplicación, que el aprendiente pone en juego con el fin de hacerse con el control consciente del proceso de aprendizaje y el uso de la lengua. Este control le capacitará para establecer del modo más eficaz sus objetivos de aprendizaje y articular según sus necesidades las especificaciones y orientaciones de otros componentes del currículo (como las orientaciones metodológicas o los procedimientos de evaluación), con el fin de hacer el aprendizaje más significativo y eficaz. El epígrafe presenta procedimientos que permiten la toma de conciencia del proceso, la planificación y la gestión de los recursos, medios y oportunidades de aprendizaje y uso de la lengua.

Los procedimientos y ejemplos de aplicación del segundo epígrafe, 1.2. «Procesamiento y asimilación del sistema de la lengua», se corresponden con las operaciones de naturaleza cognitiva que el aprendiente pone en juego cuando utiliza el material lingüístico de forma consciente y regulada. Los procedimientos se centran en la focalización y dirección de la atención hacia el input al que se encuentra expuesto, la organización e integración del material en las propias estructuras de conocimiento, el ensayo y la práctica, la evaluación y la consiguiente reestructuración (reajustes de las estructuras de conocimiento).

El subapartado 1.3., «Regulación y control de los factores afectivos», presenta procedimientos mediante los cuales el aprendiente puede regular las variables de orden afectivo y emocional que intervienen a lo largo del proceso de aprendizaje y uso de la lengua: la ansiedad, el autoconcepto, las emociones y reacciones y la motivación intrínseca y extrínseca. El control y la regulación de estos factores afectivos permitirá al alumno orientar su comportamiento durante el aprendizaje y el uso de la lengua hacia la mejora del rendimiento y la eficacia.

El último de los epígrafes del apartado, 1.4. «Regulación y control de la capacidad de cooperación», se centra en procedimientos mediante los cuales el alumno regula y controla su propia capacidad para contribuir al desarrollo eficaz del trabajo del grupo en el que se desarrolla su proceso de aprendizaje. Este desarrollo implica crear y mantener un clima adecuado para la cooperación y el intercambio, con el consiguiente enriquecimiento mutuo. En estas condiciones se hará posible la expresión de la individualidad dentro de la diversidad, ya que el uso estratégico de estos procedimientos permite desarrollar en el alumno habilidades y actitudes que le capacitan, por un lado, para la participación eficaz en grupos de trabajo y, por otro, para la interacción social y la gestión de eventuales conflictos en el grupo.

Las operaciones y ejemplos de aplicación de los procedimientos que se ofrecen en los cuatro epígrafes del apartado 2. («Planificación», «Realización de la tarea», «Evaluación y control», «Reparación y ajustes»), tal y como se ha indicado más arriba, se corresponden con las etapas (no secuenciales) de la ejecución de tareas. Los ejemplos de procedimientos susceptibles de ser aplicados en cada una de estas etapas remiten, cuando se trata de la movilización de factores organizativos, cognitivos, afectivos o sociales a la lista del apartado 1.

Por su parte, el segundo apartado se estructura de acuerdo con las etapas y las operaciones que conlleva la realización reflexiva y consciente de las tareas de aprendizaje y el uso de la lengua: planificación, realización, evaluación y control, reparación y ajustes. Durante la planificación de la tarea, el aprendiente en primer lugar lleva a cabo las operaciones de reconocimiento de los objetivos de la tarea e identificación de sus parámetros (características, tipología, previsión de dificultades, etc.); sobre esta base, hace un diagnóstico de los recursos que posee, una planificación funcional (fases de realización, temporización, etc.) y toma las decisiones acerca del modo en el que movilizará los recursos y llevará a término la monitorización del proceso (regulación, control y seguimiento global). La ejecución de la tarea requiere por parte del aprendiente la movilización de recursos, para lo que tendrá que poner en marcha procedimientos de naturaleza cognitiva, afectiva o social. La evaluación y el control permiten al aprendiente el análisis y la valoración tanto del producto como del proceso. Finalmente, corrige o repara el producto de la tarea y extrapola lo aprendido (aspectos parciales o globales) a otras situaciones de aprendizaje y uso de la lengua.

Estas grandes etapas —que no tienen por qué llevarse a cabo en una secuencia lineal— son las que permiten al aprendiente regular su propia actividad mental cuando integra en sus competencias nuevos conocimientos, habilidades o actitudes, que se sitúan, por consiguiente, en el plano de la metacognición. El inventario, con respecto a cada una de estas etapas, describe las operaciones que realiza el aprendiente y proporciona una serie de ejemplos ilustrativos de aplicación de los procedimientos de aprendizaje durante el proceso de realización de las tareas.

  • (1) Consejo de Europa (2001), Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación, Madrid, Secretaría General Técnica del MEC, Anaya e Instituto Cervantes, 2002. volver
  • (2) Monereo Font, C. (coord.) et al., Estrategias de enseñanza y aprendizaje. Formación del profesorado y aplicación en la escuela, Barcelona, Graó, 1994. volver
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