martes, marzo 29, 2022

La urgencia masculina de hablar cuando deberíamos escuchar.

 Después de hablar con varios lectores (viejos y -sorprendentemente- algunos nuevos) llegué a la decisión de no archivar el contenido del blog, incluyendo los posts problemáticos y anacrónicos. Me hicieron ver que todo es parte de lo que fui y tienen razón, un blog editado y edulcorado con únicamente los posts "buenos" sería hipócrita y no reflejaría la realidad de un crecimiento que ha tomado años y años. Por otro lado, alguien que me juzgue por la persona que fuí hace quince años y no por la persona que soy ahora (para bien y para mal) no es alguien que necesite en mi vida.

El proceso de "republicación" será tardado, porque si bien para archivar las entradas solo requirió un botonazo, me di cuenta que el blog tiene aproximadament 1,300 posts, pero sólamente estaban publicados 1,100.  Esos 200 posts que nunca fueron pensados para ver la luz son en su mayoría borradores, notas o simples garabateos sin contexto. Esto significa que voy a tener que ir revisando por partes y será bastante tardado, pero eventualmente iré avanzando. Espero.

Agradezco mucho que me hayan ayudado a entender un par de cosas sobre este blog, sobre todo, como durante años lo he menospreciado y satanizado como un muladar sin redención ni valor real más allá de la nostalgia narcisista. Me hicieron ver que para algunas personas, este blog fue un lugar importante para su formación y crecimiento, un lugar en donde podían refugiarse del mundo exterior, de la soledad o de la depresión. Lo que para mí eran publicaciones idiotas y desechables, para algunos fueron punto de partida o apoyo para situaciones personales. Varias personas me dijeron que aquí conocieron la ciencia ficción, nueva música, nuevas películas. Que rieron en momentos que les hacía falta y que lloraron conmigo en momentos difíciles. Nunca lo había visto así, pero gracias a ello estoy empezando a valorar más este lugar que, por más que lo minimice, me dio muchísimas cosas, sobre todo, me permitió conocer personas increibles que muchos años después, aún son parte de mi vida. Nada mal para este culo de blog.

***

Aún sigo oxidado y me cuesta hilar todo un post sin estos intermedios mentales, pero los prefiero a detenerme y perder el ritmo hasta la siguiente idea. Siempre he escrito de un jalón; es muy raro que piense en la estructura o progesión antes de empezar a teclear. Y aún es más dificil que regrese a editar o rehacer lo escrito más allá de correcciones ortográficas. And it shows.

***

Curiosamente, van tres personas que me peguntan mi opinión sobre lo de Will Smith en los Oscar. Hace años, en el auge de este blog, ya hubiera escrito una entrada haciéndome el gracioso con fotos editadas (los proto memes de la prehistoria). Hoy, mi primera reacción es: ¿Qué importa mi opinión? De hecho, ¿Qué importa la opinión de cualquier hombre en esta situación que apesta a masculinidad tóxica por todos lados? 

He leido tantos takes tan diferentes y dispares que la verdad ya no tengo nada que decir. Primero, porque no tengo la capacidad ni las herramientas para manejar estos temas. Segundo, aunque las tuviera, no me corresponde, y tercera, cuarta, quinta y enésima, no importa, no tengo energía y ya hay mucha gente que sí sabe de lo que habla pronunciándose al respecto. ¿Para qué meto mi cuchara toda pendeja en algo que más que opinar, debo trabajar, como todos los hombres?

De todo lo que he leido al respecto, me quedo con esto que encontré en una página sobre nuevas masculinidades que me recomendó una amiga que es muchísimo más inteligente que yo (lo cuál, sinceramente, no es tan dificil), con lo que coincido totalmente: Will Smith y la nueva masculinidad de siempre


“La gran tarea pendiente para los hombres es la auto regulación, la gestión emocional y la coherencia entre el discurso y la performance”. Es la frase con la que el consultor en igualdad y masculinidades David Kaplún une lo sucedido en la gala de los Oscar con lo que observa en el activismo y en la sociedad: hombres con un discurso aprendido, en el que creen en gran medida, pero incapaces de auto regularse cuando llegan los momentos clave.


Y al final, como la incoherencia andante que soy, heme aquí hablando justamente en lugar de callarme el hocicote y escuchar. 

Ya me callé.

¿Ven?


Yo.


viernes, marzo 25, 2022

post scríptum

 Pasó lo impensable: una nueva entrada en este blog.

Realmente esto ya no es un blog. Por fin, después de 18 años, archivé (casi) todas las entradas anteriores, ya no tienen razón de ser y cumplieron su (si es que alguna vez lo tuvieron) propósito. No soy una persona que pondere demasiado el pasado. Sí, existe, es la base de lo que somos como personas, pero mirar hacia atrás no es algo que me atraiga mucho, siempre he preferido ver hacia el frente.

***

Hacía tanto que no escribia aquí que ya no conozco la interfaz ni las herramientas disponibles, pero no importa, al final de cuentas se siente como encontrar unos tenis viejos en el fondo del closet: aún me quedan, pero no caminaría de nuevo con ellos más de una cuadra o un post. Tal vez.

***

Es curioso, varias de las últimas entradas fueron publicadas cerca de la fecha de mi cumpleaños, y es curioso porque no es una fecha que represente algo realmente importante para mí. Podría pensar en algo pretencioso sobre ciclos u ouroboros, pero ya no soy esa persona, afortunadamente.

***

Justo, revisando algunas viejas entradas veo momentos, personas, relaciones y aunque recuerdo casi todo, ya no me veo ahí, no me reconozco en esa persona que fuí hace cuatro, seis o diez años. Quiero pensar que es una señal de crecimiento o de evolución, pero si algo he aprendido en estos años es que lo único que realmente cambia es la manera en que cometemos los mismos errores una y otra vez, una refinación, digamos. Eso por si mismo no es malo, seguir comentiendo errores significa que seguimos intentando cosas, probando, estirando la mano tratando de alcanzar algo.

***

Cinco minutos escribiendo y estoy cayendo en viejas taras y muletillas (el uso excesivo de comas, lo que contrasta con lo rapido y atropellado que hablo en persona). De nuevo, cometiendo viejos errores.

***

Ficción rápida:

Madrugada. La reunión agoniza. Se levanta y camina hacia el baño. Ocupado. Mientras espera estudiando los diseños de la pared, piensa en voz alta.

¿Papel tapiz? ¿Qué es esto, 1975?

Espero que no, porque eso significaría que los dos somos viajeros en el tiempo y sólo yo estoy autorizado para hacerlo. dice una voz sobre su hombro.

En la escala del 1 al 10 para romper el hielo, te voy a dar un 7.

¿7? Mi mamá estaría orgullosa. Ahora que lo pienso, si esto es 1975, mi mamá está en sus veintes y podría estar en esta misma fiesta.

Mi papá igual y también podría estar en esta fiesta. Si los presentamos y cambiamos el futuro, ¿tú y yo qué seriamos?

Un desperdicio.

Rien. Se olvidan del baño ocupado.

***

Revisando las tripas del blog, veo que lleva casi dos millones de visitas. Ya no sé si a estas alturas eso sea mucho o poco, pero fue trabajo honesto. Okay, tal vez no tan honesto y tampoco trabajo, pero se hizo lo que se pudo con lo que se tenía.

De hecho estoy recordando que de unas semanas para acá, he visto a un par de personas regresar (o abrir) a espacios de escritura. Tal vez eso fermentó esta entrada sin que me diera cuenta. No sé que tanto tenga que ver como han evolucionado las redes y las formas de comunicarnos con ellas. Por ejemplo, twitter -para mí- está en las últimas (lo cual no deja de ser irónico siendo que por twitter básicamente abandoné este blog. De nuevo, Ouroboros), Instagram me ha funcionado más para interactuar, pero no dejan de ser quince segundos y la retroalimentación es limitada. Al final nada como una hoja en blanco para llenarla de obviedades y lugares comunes. *shrugs*

¿Qué pensaría el idiota que escribió la primera entrada en este lugar del idiota que escribe esta última? Me gustaría pensar que no se sorprendería mucho, al final de cuentas el potencial (para bien o para mal) ahí estaba, sólo era cuestión de conocer a las personas correctas y salir relativamente ileso de un montón de situaciones en otro montón de años. Es más de lo que uno puede desear, realmente, como aventar un rompecabezas al aire y esperar que todas las piezas caigan en orden y formando la imagen correcta.

A veces trato de imaginar quien(es) sería(mos) sin las personas que nos formaron. Obviamente es un ejercicio esteril pero interesante. En mi caso he tenido muchísima suerte y la fortuna de conocer a personas en el lugar y momento correcto que me cambiaron (a veces construyendo, a veces destruyendo) para -voy a lanzar aquí una enorme piedra con la que me voy a tropezar más adelante- bien. O por lo menos no me dejaron peor que como estaba. De nuevo, si no esperas nada, todo lo que llega es bueno. Sé que parece una filosofía de vida nihilista o pesimista, pero en realidad es bastante honesta y justa, ya que no se le adjudican responsabilidades ni expectativas a nadie, a veces ni a uno mismo. Estos son mis principios y si no les gustan, tengo otros.

***

Hey, no estuvo tan mal, eh. Tan. Podría hacerlo de nuevo, tal vez. 

Misterios del universo.

***

Epílogo.


5 am. Tacos callejeros. 

—Es increible como te puedes equivocar tanto en tantas cosas en tan poco tiempo.

—Tú le llamas equivocaciones, yo le llamo "oportunidades" ¿Ves esta salsa? no tengo idea de cuanto pica ni cuanto tiempo ha estado al aire libre, pero eso no me va a detener para ponerle dos cucharadas a este taco.

—Dios mío.

—¿Ves? —Oportunidades. —dice levantando el dedo índice.

BIP

—Oh no.

—¿Oh no? "Oh no" no es bueno, nunca es bueno, ¿verdad?

—No lo es, se agotó la carga. Tengo que irme.

—¿Cuándo nos veremos de nuevo?

—¿Tú a mí? en unos segundos. ¿Yo a tí? no lo sé, depende cuanto tarde en recargar el nucleo temporal para regresar a este momento.

—¿El...qué?

—La máquina que me permite via.. —Sus palabras quedaron en el aire, que justo en ese momento vibró y se iluminó mientras desaparecía junto con la singularidad temporal. Su plato cayó al suelo.

A los pocos segundos, el aire vibró de nuevo.

***


Yo.

martes, diciembre 06, 2016

Voces

Lo segundo que supe de Viridiana, después de su nombre y antes de que me la presentara Felipe, fue que tenía una voz peculiar.

-Te voy a presentar a una amiga, se llama Viridiana, tiene una voz peculiar.

Viridiana era delgada como un suspiro, de cabello largo y quebrado, con ojos grandes y párpados caídos. Su voz era baja, gruesa y rasposa como lengua de gato. Hablaba despacio, midiendo la fuerza de su voz y de sus palabras, como olas rompiendo contra un acantilado.

Felipe salía con una amiga de Viridiana, y como en ese momento de mi vida yo no tenía nada mejor que hacer que acompañar a Felipe, comenzamos a frecuentarnos los cuatro, y como pasa siempre en esas cosas que pasan sin darse cuenta, de pronto Viridiana y yo salíamos sin Felipe ni su amiga.

Pasaba a recogerla a su casa y caminábamos por su colonia, que era muy bonita. Recuerdo las calles de adoquín y las banquetas rotas por las jacarandas que tapizaban el suelo de violeta. Dábamos vueltas a la manzana y regresábamos a su casa a sentarnos sobre la caja de una camioneta abandonada bajo una de las jacarandas, que era muy baja y tupida. Ahí seguíamos platicando hasta que se prendían los faroles de su calle y su voz densa y obscura se mezclaba con la umbra.

Una noche, en la obscuridad debajo de esa jacaranda y como pasa siempre en esas cosas que pasan sin darse cuenta, le dije que la quería. Ella dijo que sentía lo mismo.

Un par de días después, me dijo que en realidad no lo sentía.

Yo hice lo que mejor sabía hacer en esos casos. Di la vuelta sin decir palabra y me fui de su vida.

Hace unos años, caminando por un centro comercial, escuché esa voz baja, gruesa y rasposa como lengua de gato. Busqué a Viridiana con la mirada pero no la encontré. Lo que encontré fue a una extraña que pasó de largo sin reconocerme. En ese momento me di cuenta de que realmente nunca la conocí. Nunca supe su nombre completo, nunca supe la fecha de su cumpleaños o su comida favorita o su color preferido o qué quería hacer de su vida. Puedo recordar cada inflexión de su voz, cada tono, el sonido de cada palabra suave y pesada, pero no recuerdo lo que nos dijimos tantas noches.


Tal vez sea porque mi voz nunca dijo nada que importara, nada que nos hiciera recordarnos más allá de aquella jacaranda. O tal vez, como pasa siempre en esas cosas que pasan sin darse cuenta, sea porque lo último que dijo fue lo último que nos importó. 


martes, noviembre 15, 2016

Human.

Para 1997, yo tenía ya un puñado de años leyendo y amando a la ciencia ficción. Fue entonces cuando se estrenó Contact, una película basada en la novela homónima de Carl Sagan. Para estas alturas, muchas personas saben cuanto amo a Sagan y sobre todo a Contact, que es, para mí, la mejor película de ciencia ficción que se ha hecho (no, 2001 no es una buena película, no importa lo que les hayan hecho creer durante años). 

Recuerdo perfectamente haber ido a verla solo, y justo en el momento en el que Ellie empieza a viajar por el tunel de gusano, algo se encendió en mí. Cuando dice: "Some celestial event. No, no words. No words to describe it. PoetryThey should've sent a poet. So beautiful. So beautiful... I had no idea" yo lloraba a mares, porque nunca, visualmente, la SF había coincidido tanto con mis lecturas, con lo que sentía.

Casi veinte años después, vi Arrival, y de nuevo, como en aquella ocasión, se me salieron las lágrimas.

Creo que, más que de la película en sí, eso dice mucho de mí y mi relación con la ciencia ficción. En mis círculos sociales es ya un gag mi fanatismo por el género, pero creo que entre las bromas y el desdén, se pierde un poco (o mucho) el verdadero significado que tiene para mí, como me define, como permea todo lo que pienso y digo.

Arrival está basada en un cuento de Ted Chiang, "Story of Your Life" ganador de un Nebula. El cuento es muy bueno (leanlo), pero siendo Chiang, es muy técnico, dependiendo mucho de matemáticas y teorías lingüisticas, y yo pensaba -hasta ayer- que era casi imposible de adaptar al cine. Pocas veces me ha dado tanto gusto estar equivocado.

No sé como lo hicieron, pero lograron llevar la escencia del cuento a la pantalla (incluso diálogos y escenas directas). Por supuesto que, siendo Hollywood y necesitando más gancho para la gente que "Miren, una historia entre aliens y humanos que intentan comunicarse con dibujitos", incluyeron mucho más drama militarizado, pero funciona muy bien y al final ayuda a la historia principal, que es, ante todo y sobre todo, una historia de amor.

Y es ahí donde Arrival logra en unas cuantas escenas, simples, en silencio, lo que Interstellar no logró en tres horas de pretensiones sin sentido. Logra, con ayuda de un contexto que sólo la ciencia ficción puede brindar, demostrar que al final, el amor y el sacrificio es lo que nos convierte en los seres más increibles de nuestro propio universo personal, lo que nos convierte en humanos.

Y ese es justamente uno de los mayores logros de la ciencia ficción, humanizar y llenar el vacío de un universo indiferente a nuestros sueños, miedos y esperazas. 

¿Cómo no voy a amar a mi ciencia ficción?


Vean Arrival, no importa si no les gusta o le encuentran errores, ese no es el punto de la ciencia ficción, se trata de ofrecer opciones, de tratar de ver al universo con otros ojos, con otra mentalidad, de intentar pensar como los demás, como los otros. Eso es lo que más falta nos hace actualmente.







viernes, octubre 14, 2016

De botas y otras cosas.

Me robaron las botas en el gimnasio.

¿Quién va a un gimnasio, termina su rutina de pesas, hace un poco de cardio, entra al vestidor a bañarse, ve unas botas usadas, nada llamativas y piensa “Ya chingué”?

Misterios del universo.

Así que tú, el que se robó mis botas: si me estás leyendo (lo que aparte de ladrón te haría stalker, you  fucking creepo), no te deseo mal, pero ojalá pises chueco, te fractures el tobillo, no lo traten bien, le de una infección necrosante, te amputen el pie y nunca más puedas ir a un gimnasio y robarte unas botas. 

Pero no te deseo mal.

***

Por cierto, según yo, este blog cumplía años en noviembre, pero veo que en realidad la primera entrada fue en agosto del 2004. Así que éste chiquero cumplió doce años.

Doce años. Holy shit.

Ni siquiera recuerdo la mitad de lo que escribí en todos esos años, pero no importa. Las entradas siguen ahí, y cuando, por alguna razón, he leido algo que escribí hace 5, 8, 10 años, puedo ver claramente quien era yo en ese momento. 

De entrada, era un pendejo que escribía del culo. Sigo escribiendo mal, pero por lo menos trato de minimizar las atrocidades -con diferentes niveles de éxito- y poner un poco más en orden las ideas. Pero sobre todo, veo a un tipo que sigo reconociendo, con el que me sigo identificando en muchas cosas (en algunas no, nada, pero es normal, de eso se trata envejecer crecer). Veo a una persona con la que perfectamente me podría sentar el día de hoy y platicar.

Y si tú, mi yo del pasado, por alguna razón entraste en una singularidad temporal y al editar una entrada en el 2006, ves este draft del 2016, quiero decirte que todo está bien por acá, ahí la llevas. Un consejo nada más: no contestes esa llamada y bloquea ese pinche número para siempre. Pendejo.

***

Justo ayer me enteré de una situación bastante culera sobre una persona que alguna vez fue muy cercana a mí, y lo primero que pensó mi parte sociópata* fue: "Ja". ¿Qué decisiones de vida (o, mejor dicho, pendejadas) tienes que tomar para convertirte en lo que alguna vez odiaste, criticaste y despreciaste? ¿Cómo es que puedes caer tan fuerte desde un tabiquito? 

Misterios del universo.


***

Hoy en la mañana, en el gimnasio, junto a mí se estaba cambiando el Papitas.

El Papitas (apodo que tuvo su origen cuando el Javi, momentos antes de tomar vuelo, correr y soltarle la patada voladora más increible y pendeja que he visto en mi vida, dijo: "No hay pedo, está papita") era cadenero en varios antros queretanos. Ya saben, el clásico mamado prepotente, amo y señor que decidía quien era digno de entrar a su reino y quien era un cualquiera que tenía que esperar como perro faldero tras la cadena (desde entonces siento desprecio y odio hacía todo ese tipo de personas que ostentan y abusan del poquito poder que tienen de una manera inversamente proporcional: entre menos poder, más lo exprimen).

El Papitas era personalidad conocida y "temida" en aquellos tiempos, ya que ese tipo de fauna lleva su falsa sensación de poder a donde van, pensando que viven rodeados de una cadena todo el tiempo (esa fue una de las razones que detonó la patada voladora del Javi en la mitad de la explanada de una feria agropecuaria (¿?)).

En ese tiempo yo tendría unos 17 o 18 años, y en mi mente, el Papitas era un tipo enorme e imponente (siempre admiré al Javi -que pesaba como 50 kilos y era flaco como la leche deslactosada- por su autopercepción completamente jodida y la miopía de sus alcances greco-pugilísticos) que se codeaba con los círculos más selectos de la ciudad.

Hace rato, junto a mí, ya no vi al Papitas, vi a un señor algo cansado, a la mitad de sus cuarenta, usando ropa y tenis de viejito. Es más chaparro y flaco que yo, sin nada de aquella aura de poder y fuerza. Sentí un poco de pena, porque seguramente dentro de muchos años me veré igual. 

Muchos años, dije ¬¬

Ahora pienso que tal vez el Javi siempre lo vio así y por eso lanzó aquella impresionante y pendeja patada voladora.**


***

Por último, mi SF sigue fuerte, acompañándome. La amo con la fuerza de mil supernovas explotando.


☆。★。☆。★
。☆ 。☆。☆
★。\|/。★
    ᵖᵉʷ     ᵖᵉʷ
   ᵖᵉʷ                       ᵖᵉʷ
🚀👽

       ᵖᵉʷ       ᵖᵉʷ     ᵖᵉʷ  
   ᵖᵉʷ  
★。/|\。★
。☆。 。☆。
☆。★。☆。★


***


*Hace tiempo, una amiga psicóloga, medio en broma y medio en serio, me dijo que yo tenía algunos rasgos sociópatas marcados. ¿Quién soy yo para negarlo?

**No, en serio, algún día les contaré sobre esa legendaria patada voladora y como cambió el curso de la historia queretana.

viernes, mayo 23, 2014

Uhh, ok.

Por alguna razón entré hoy a mi blog y veo que hace cuatro entradas, cumplí 35 años.

Pues ayer cumplí 37 años.

Que días aquellos cuando posteaba dos o hasta tres veces al día. Que días aquellos cuando, al empezar este blog, estaba a la mitad de mis veintes. Que días aquellos, cuando todo era tan diferente.

Gracias querido blog, te debo las cosas más amargas y más felices de mi vida.



Yo.

viernes, junio 21, 2013

Uh...

De pronto extrañé mi viejo y amado blog, y pues, nada. Aquí vine a dejar esto.







Que raro es cuando algo que alguna vez (mucho tiempo, muchos años, muchas personas) fue tan importante, tan presente y tan angular para uno, poco a poco se vuelva un recuerdo.

Como todo, pues.


Yo.




martes, octubre 16, 2012

De nada.


Es curioso, desde hace un tiempo en twitter (hey, ya todos estamos en twitter, de hecho, no sé que estoy haciendo aquí) he notado una alza en azotes, quejas y un aumento general en la cantidad de arena vaginal y el mame. Y está bien, para eso inventé twitter. 

De nada.

En lo personal me parece curioso porque, por el momento (y también desde hace un tiempo), no he usado twitter para quejarme. Y no es que me falten motivos -porque el mame y la quejadera siempre, siempre encuentran pretextos-, simplemente, no me encuentro con ánimos. No sé si se debe a la edad, a lo decrepito, a lo senil o a la edad, pero no le veo el caso. Podría decir que he alcanzado, a base de patadas en el culo, un nirvana online en el que sólo hay cabida para banalidades y sexo anal.

Y respeto a los que lo hacen, en verdad; cada quien hace lo que puede para sanarse o –en su caso- destruirse. Yo mismo he usado twitter como tiradero mental muchas veces y me ha servido, por eso me agradezco el haberlo inventado.

De nada.

Yo sólo venía a dejar esta pequeñísima reflexión y a quitarle un poco de polvo a este lugar, pero ya estando aquí, me doy cuenta de cuanto me ha atrofiado twitter para escribir. Antes, cuando este blog y yo éramos más jóvenes y más bellos, las palabras fluían como un frio manantial de la montaña bajando por las rocas hasta convertirse en un claro riachuelo en medio de un hermoso valle en donde los niños reían,  jugaban y se orinaban; las estupideces brotaban de mis dedos tan fácilmente como brota el sudor de una gorda comiendo pozole. Pero ¿ahora?, ahora no, ahora me cuesta, ahora siento que en cualquier momento me pasaré de los 140 caracteres y entonces tendré que reescribir las palabras, reordenar las ideas, cambiar mi percepción de la vida o, como casi siempre, usar un insulto más corto.

Porque esa es una de las ventajas de twitter, que nos ha enseñado a ser estúpidos, insultantes y quejicas de una manera concisa, sucinta y directa. Nunca en la historia de la humanidad se habían escrito tantas pendejadas con tan pocas palabras (para pendejadas con muchas palabras, están los blogs). Gracias a twitter, de ahora en adelante los epitafios serán mejores, más ingeniosos e informativos. O tendrán hashtags, porque la gente seguirá siendo estúpida hasta la tumba.

Bueno, regresemos a twittear sobre comida, series y sexo anal.



P.S. De nada.

jueves, julio 05, 2012

De la nada.


Soñé contigo, cosa que no pasaba hace muchísimo tiempo.

Estábamos en una cama, tratando de dormir después de una fiesta. Como suele pasar en los sueños, estábamos ahí sin explicación. Yo miraba el techo sin hacer conversación para no volver aún más incómodo el momento. Supe que me quedé dormido y tú también (a dream within a dream). Desperté y te encontré recargada en mi pecho, respirando suavemente. No quise moverme para no despertarte, pero, como si me escucharas pensar, abriste los ojos y miraste directamente a los míos. Y sin decir nada, me besaste. Fue el beso más largo que jamás nos dimos.

El sueño saltó sin transición. Estábamos en un sauna, tu recostada de espaldas sobre mis piernas, la toalla cayéndote hasta la cadera. Y esto lo recuerdo bien (en cuanto desperté, escribí todo lo que pude sobre el sueño, mientras aún lo tenía fresco en la memoria): en tu espalda, dibujados perfectamente, estaban esos tres lunares, ese pequeño cinturón de Orión en el que no pensaba desde hace años.

Un nuevo salto: Un departamento cliché, platicando sobre todo y nada. Televisión al fondo, un libro en mi mano entrecerrado a media lectura. Tú preocupada por algo, yo levantándome y abrazándote diciendo palabras que no recuerdo, tu sonrisa, tímida al principio, franca y abierta al final.

Último salto. Caminando por la calle, tomados de la mano. Ibas a trabajar y te acompañaba a tu auto, estacionado a lo lejos sobre una calle llena de hojas secas. Usabas un saco que te quedaba enorme y acomodabas tu cabello corto. Parecías un niño vestido de adulto y te lo dije, reíste y tu cabello comenzó a crecer y crecer y tus ojos a iluminarse. Retiré los mechones que cubrían tus ojos y miré tu rostro resplandeciente. Eras hermosa.

Me alejé y mientras abrías la puerta de tu auto, te dije algo, no sé que fue, pero recuerdo la sensación y tranquilidad al decirlo. Me pediste que esperara y caminaste hacía mí. Me tomaste de la cara y mirándome a los ojos, me diste un beso, luego te alejaste sonriendo.

Eso fue todo, no recuerdo nada más. Por lo general, después de este tipo de sueños, el despertar suele ser agridulce por el choque repentino con la realidad. En este caso no fue así, simplemente sonreí tranquilo y agradecido. Volví a dormir y soñé sin recordar nada.

martes, mayo 22, 2012

Happy Birthday, asshole.

Hoy cumplo 35 años.

 Nunca le he dado importancia a mis cumpleaños. Hasta donde sé, esto viene desde que era niño; (no recuerdo alguna fiesta importante en mi honor). Una parte de esto es porque no le veo el mayor mérito a cumplir años; básicamente, lo único que uno celebra es no haberse muerto durante todo un año, logro que solamente unos cuantos miles de millones de personas alcanzan también.

 Pero este año es un poco diferente, tal vez se deba a que, no sé porque, siento que estoy exactamente a la mitad de mi vida, lo que significa, si tengo mucha o poca suerte (depende) que moriré a los setenta años, justo antes de la senilidad y la incontinencia, lo cual me parece perfecto. Suficiente se tiene con vivir con la mierda de los demás como para terminar viviendo en la propia.

Esto me lleva a otro asunto que me ha intrigado desde hace unos años: la crisis de la mediana edad. 

Sinceramente no sé si ya me la salté o -lo más probable- si me pegó desde hace mucho, porque sigo igual de idiota que a los veinte años. Sigo tatuándome, sigo andando en motocicleta, sigo leyendo comics, jugando videojuegos, diciendo y escribiendo barbaridades. Me gusta pensar que mi niño idiota interno está muy sano e intacto después de tantos años.

 Y decía que este año es diferente porque, con el tiempo, me he vuelto muchísimo más tolerante; por ejemplo, este año, por primera vez, hice visible la fecha en Facebook y por lo tanto, estoy recibiendo felicitaciones de muchos conocidos. Esto para mí es un logro, porque, básicamente, odio a casi toda la gente.

Esta tolerancia se ha extendido a muchas facetas de mi vida. He dejado ir muchas cosas, he deconstruido partes de mi personalidad y en general, estoy en paz conmigo mismo, y por consiguiente, con el mundo. A pesar de estar rodeado de idiotas la mayor parte del tiempo, estoy contento y con planes a futuro*. Por ejemplo, pienso ponerme hasta el culo el próximo viernes, que es mi fiesta anual con la gente que menos odio en el mundo y que a veces, en momentos de debilidad, llamo amigos.

*Hey, a mi edad, es un lujo planear algo a una semana de distancia.

Así que a la mitad de mi vida, en esas estamos; estoy contento y tranquilo, rodeado de gente que aprecio y me aprecia y, lo más importante, después de tantos años, tantos tropiezos y aciertos, sigo siendo yo, o mejor dicho, una mejor versión de mi mismo.



Mi mismo.



sábado, marzo 03, 2012

La larga marcha.

Estoy agotado. Física y mentalmente estoy agotado.
Me siento como Raymond Davis, el protagonista de “La Larga Marcha” de Stephen King, caminando, siempre caminando sin detenerse, por días, por meses, por años. Siempre hacia adelante, pensando, sin pensar, un paso más.
Dormir, trabajar, gimnasio, cansancio. Una repetición más, un poco de peso más.
Dormir, trabajar, pensar, cansancio. Un pensamiento menos, un poco de peso menos.
Para permanecer en el mismo lugar, hay que avanzar mucho. Aunque al final sólo haya una sombra, o nada. No importa, adelante, un paso más, un pensamiento menos.
Adelante. No hay final, nunca lo hay, sólo una sombra a lo lejos, ya llegaré.

Visitas

Seguidores

Busqueda.


Entradas populares

Etiquetas