27 de enero de 2012

Porque usted no sabe...


Porque usted no sabe. No podría saberlo aún, tendría que terminar esta lectura y vamos, puede que eso no suceda. Puede que le canse, hay demasiada paja para un mensaje tan sencillo. Puede que le dé miedo, que un rayo le suba desde las plantas de los pies y la envare, la deje quieta y los ojos se le hagan agua (como aquella otra vez ¿recuerda? Los ojos se le hicieron agua y llovió por días sobre nosotros, bajo nosotros, dentro y fuera de nosotros; una tristeza pluvial aquella, un fenómeno natural e inhumano). Puede también pasar que acabe y no se entere, que lea por encima de las letras, diciéndose bajito “esto es una e y no sabemos si en realidad lo sea o sea una a con malas intenciones, camuflada” y como lo dirá bajito habrá quién voltee a verla y eso le distraería para enseguida sonrojarse y rápido dejar de leer y alejarse del lugar…perdiéndose el mensaje. ¡Tan importante el mensaje! Tan breve, tan higos frescos, tan café cortito y azúcar de verdad. Aunque lo lindo no es el mensaje en sí, sino lo natural que resulta enviarlo por escrito, y al mismo tiempo saber que no lo leerá, que más bien va a sentirlo y súbitamente, mientras aspira, el perfume será el mensaje, luego será el sabor, el momento. Un pescado al vapor que recomienda, dos líneas de un texto que no memorizó por completo.

¿Pero qué haremos si en realidad acaba esta lectura y no lo encuentra? ¿Cómo compensaremos esos diez minutos que le tomó imaginar que al final encontraría algo importante? ¿Qué contestaré si un día le da por pararse frente a mí y recriminarme por esos diez minutos? ¿De dónde podría yo sacarlos, de dónde reponerlos? ¿De dónde sacaría yo “lo importante” si no lo supo ya mientras leía?

Porque usted no sabe, aún no sabe, pero algo comienza a intuir en la barriga, en los brazos erizados, en ese levantarse temprano y pensar que tal vez, que podría ser, y tal vez está siendo. Pero no sabe, aún no sabe.

24 de enero de 2012

yo quiero creer que existe


yo quiero creer que existe,
que en algún lugar he de encontrarlo.
que hay un camino, tal vez no muy alumbrado,
quizá un poco escondido, rebuscado,
por el que se debe llegar a.

sin precisar de máquinas de guerra,
sin precisar de máquinas del tiempo,
debe existir y es nuestro deber hallarlo,
conquistarlo, o dejarnos conquistar por.
-no está claro este punto-

una vez descubierto,
después de quitarle el polvo,
las ramas, 
después de extraerlo de los escombros,
quizá sepamos más,
quizá bailemos un poco 
-por vez primera-
y nos dé por alegrarnos
y no despegarnos más de.

yo quiero creer que está cerca,
y podrás llamarme utopista,
pero de iniciar la exploración
sería entre esas cuatro paredes dónde.



14 de diciembre de 2011

algunas iluminan...

algunas iluminan, colorean.

otras son un mal paso,

una torcedura que tarda de dos a tres semanas en sanar.

las hay que duran para siempre

y uno crece y se columpia de su mano.

algunas llegan en el momento menos pensado

y explotan como fuegos artificiales,

dejándonos sordos y maravillados.

algunas son gaseosas:

nos llenan, nos expanden,

son ineludibles y con ellas

flotamos conmovidos, a la deriva.

algunas son agua de uso,

imprescindibles, naturales.

pero hay las que llegan y se hacen polvo,

y con la llovizna, barro.

y hay que sacudirlas del abrigo

-de los anteojos-,

porque manchan las manos,

porque asfixian,

porque ensucian la camisa

y te dejan gris y cansado.


hay que ahuyentar esas amistades.

29 de julio de 2011

cuando muy noche

cuando muy noche, o muy temprano,
despierto y camino descalzo por la casa,
y pareciera que lo hago adormilado, sin sentido;
sé que estoy por encontrarte.

sé que has venido desde tu morada
y me estás buscando, y eres todos los sonidos,
todos las luces y todos los reflejos.

sé que de algún modo ese olor es el tuyo,
que tuyo es el sabor de la madrugada,
que esta urgencia repentina, no es otra cosa más que tu proximidad.

y entonces camino despacio, sin casi hacer ruido,
repito tu nombre bajito, como lo haría para un recién nacido,
quiero que sepas que soy yo, y me reconozcas,
y no te espantes ni te alteres y te quedes quieta,
a mi lado, para recibir la mañana.

19 de junio de 2011

si pudieras asomarte...

si pudieras asomarte: si esto de lo que te hablo fuera algo material, tangible -por lo menos localizable- no dudaría ni un segundo en abrirme el pecho, la espalda, el cuello y decirte mira: esto es lo que pasa, esto es lo que siento, lo que sé, de esto te estoy hablando.

en cambio tengo que sentarme por horas a buscar una palabra que diga más que todas, a ensayar los espacios y la puntuación que resulte clara. entonces “amor”, “casualidad”, “destino” van perdiendo fuerza si comparten oración con tu nombre o tu mirada. no existe una palabra lo suficientemente bella para describir la Belleza. así las cosas, resulta que te me enredas.

tendría que hacerte escuchar algunas canciones, leerte las líneas que nos dedicaron personas que, esta vez, no conocimos. llevarte a ese lugar donde la luz, al rozarte, te bendice. dejarnos atrapar por ciertas pinturas, por ciertos colores. tendría que hacerte recordar de dónde venimos.

si pudiera yo asomarme en ti, te sanaría. yo sé tu Nombre Verdadero, y aunque tú lo hayas olvidado, todo tu cuerpo está gritando el mío.

14 de abril de 2011

envío una disculpa...

envío una disculpa
por los sueños cancelados,
por los guantes sin pareja,
por los labios que temblaron,
por las tardes de los sábados.

envío una disculpa redonda,
colorida; una disculpa que rebota.

envío una disculpa que sane,
que proteja -aunque no cure-
envío una disculpa portátil,
una disculpa amuleto, agenda,
una disculpa invernadero.

envío una disculpa que sonría,
que entibie desde dentro,
una disculpa analgésica,
conjugable en cualquier tiempo.

envío una disculpa, verdadera.

7 de marzo de 2011

ese misterioso comehigos

porque nada tiene de misterioso un tipo comiendo higos en su puerta hasta que alguien le concede ese adjetivo y viene un policía a ver qué hace. porque cualquier cosa que hagas puede ser mal vista, medida, catalogada o reprimida. porque al escoger un camino dejas de lado algún otro. porque puedes decidirlo.

porque no necesitas cambiar al mundo, necesitas decidir tu vida. porque hay un punto de partida justo a un lado de donde estás parado. porque la inercia no debería decidir ningún camino.

porque sólo al compartir lo que eres, lo que tienes, puedes hablar de amor. porque sólo por amor podríamos salvarnos.