Fragmentos de ‘La apuesta melancólica” (1997), de Daniel Bensaïd

Al desterritorializar lo social y socavar lo nacional, la globalización no realiza el ideal de universalidad cosmopolita soñado por la Ilustración. Su accionar es de doble filo. Por un lado, emancipa los horizontes cerrados, las dependencias estrechas, las disciplinas de grupo y las subordinaciones personales; hace entrever la posibilidad de un pluralismo que la democracia reconoce formalmente a los ciudadanos, sin dejar de negarla por la particularidad exclusiva del Estado. Por otro, libera de las identidades carnales y multiplica las pertenencias en la lógica de un ‘multiculturalismo salvaje’.

La relación de ciudadanía es una forma históricamente determinada de la política y la soberanía, cuya proyección espacial es el territorio.

(p. 58)

A otra escala, la ciudad sufre una suerte análoga a medida que sus contornos se diluyen en la periferia, la zona, los barrios y los suburbios. La dialéctica del afuera y el adentro se pierde en la grisura incierta de los márgenes. […] La urbanización difusa ya no constituye un espacio político. La ciudadanía flota entonces en una pluralidad de espacios de funciones de esa ciudadanía fraccionada: municipales, departamentales (cantonales), regionales, nacionales (legislativas y presidenciales), europeas, las elecciones proliferan tanto más cuanto menos representan.

(p. 59)

En ese mundo desajustado, librado a las discordancoa generalizada de los espacios y los tiempos, las esferas monetarias, económicas, sociales, políticas y jurídicas se entremezclan sin armonizarse. Se constituyen zonas francas y enclaves entregados a las mafias, donde el derecho ya no entra.

Abierta a un tiempo sin finalidad y un espacio sin límites ni centro, la globalización liberal es un hecho sin horizonte de sentido, sin adentro ni afuera, encasillado de divisiones, campos, guetos. En el tiempo de la aceleración y el espacio de la globalización, la relación social debe redefinirse y renegociarse; de no ser así, lo político, en cuanto instancia de control colectivo de los proyectos, estará condenado a borrarse frente a los intereses privados, las tiranías locales, los despotismos singulares. En un mundo abandonado a los automatismos de los mercados financieros y los caprichos sin mañana de la mercancía, todo lo que es público está amenazado. Sin embargo, la idea generadora de poder político no es la moral ni el derecho, sino la estrategia inscrita en lo espacial y la temporalidad.

¿Cuál es el tiempo de la decisión cuando la deliberación política es desbordada tanto por el tiempo largo de los ritmos ecológicos, energéticos o genéticos como por el tiempo abreviado de la información en tiempo real o las réplicas militares instantáneas? ¿Cuál es el espacio de la soberanía cuando el espacio político del territorio se disloca en los espacios imbricados de la ecología, la economía, la moneda, la justicia, la guerra? ¿Dónde están los poderes y las legitimidades?

(pp. 59, 60)

La ley de la aceleración mezcla y confunde los tiempos antaño distintos del acontecimiento y su difusión. La videosfera fabrica a la vez el acontecimiento y la información, al extremo de invertir su relación: por la magia del efecto de anuncio, su divulgación constituye ahora el acontecimiento. La imagen prima sobre la cosa. La representación, sobre la presencia. Con la producción en cadena de simulacros acontecimentales, a fuerza de titulares y primicias, la inflación de noticias devalúa el propio acontecimiento. Ya nada sorprende ni asombra, como no sea tal vez el impromptu deportivo que hace las veces de la venida antes esperada y hoy demasiado cotidiana para no ser banal. El acontecimiento de una época sin acontecimientos es el gol búlgaro de Kostadinov que petrifica el estadio al eliminar a Francia en el último minuto del partido por la clasificación; es el desfallecimiento improbable del escalador en las pendientes del Tourmalet o el Alpe-d’Huez; es la caída del favorito en un descenso olímpico de esquí o el punto de partido demasiado largo o demasiado corto en el momento decisivo de la final de un torneo. El éxito mediático del deporte obedece a esa parte irreductible de imprevisto que propone un sucedáneo de acontecimiento a consumidores desganados.

La irrupción de lo nuevo se banaliza en la gacetilla, en la sucesión de noticias sin novedad, en la desintegración de una historia en migajas, sin pies ni cabeza, un cuento chino en el día permanente de una luz artificial. El estrés se convierte en la patología emblemática del hombre moderno o posmoderno – da lo mismo–, demasiado apremiado para detenerse a mirar de frente su propia miseria. El eterno recomienzo de la moda, su parodia de novedad programada cada año, sus ínfimas variaciones en la reproducción de lo mismo, marca el compás del tiempo. El espacio-tiempo se hunde sobre sí mismo, sin verdaderas líneas de fuga hacia mañanas imprevisibles.

‘Hoy la vida pasa rápido.’ Y sin embargo, extrañamente, todo se paraliza y se congela bajo la férula de la inmediatez absoluta.

Es la hora de los atajos y los recortes. Los transportes y las transmisiones rápidas encogen los espacios. La difusión instantánea de la ‘información en tiempo real’ soslaya el tiempo político de la controversia y la puesta en perspectiva. La precipitación de los mensajes y la proliferación del riesgo tienden a reducir el pensamiento al reflejo condicionado del decisor solitario. La movilización instantánea de las opiniones mediante la encuesta privilegia la consigna por encima del argumento. La publicidad hace las veces de plebiscito permanente. El imperativo categórico de la urgencia acalla todo debate.

La ciudadanía, al contrario, necesita tiempo para indagar, cotejar, verificar, confrontar. Si la política es una caja de velocidades, la democracia, como escribe Régis Debray [en Cours de médiologie générale (1991)], es una máquina de tomar distancia, de enfriar las emociones del instante, de ‘ralentizar el tiempo de respuesta’. Máquina de pesar y sopesar los pros y los contras, de examinar el problema desde diferentes ángulos, funciona de conformidad con el régimen del texto y lo escrito.

Pero cada ‘mediasfera’ tendría su ‘propio régimen de velocidad técnicamente determinado, así como una organización específica del espacio de propagación’. La primacía de la imagen fetichiza el instante. La toma de vistas aplasta la historia bajo la avalancha de los hechos y rompe la lógica de las razones causales. En una palabra, despolitiza. La velocidad actúa contra la democracia. La acción refleja prima sobre la reflexión. Según el concepto del launch on warning, el proyectil se lanza antes de cualquier decisión madurada. ‘El recorte histérico de las duraciones en detrimento de las continuidades explicativas y de las puestas en perspectiva’ deshace la soberanía.

Se torna urgente romper con esta dictadura de la urgencia.

Con su lógica de aceleración frenética, con su culto del comer fast y pensar fast, del ‘rápido y mal’, bajo la amenaza del segundero, del comer y del pensar con el reloj a la vista.

A tal punto que ya ni siquiera nos suicidamos: simplemente, cambiamos de canal.

Es la indiferencia efímera de la gacetilla.

(pp. 62, 62, 64)

* Daniel Bensaïd, La apuesta melancólica. Metamorfosis de la política, política de las metamorfosis, Bs. As., El cuenco de plata, 2024 (trad. Horacio Pons).


Demian Paredes: «Noticias de la literatura. Artículos y ensayos» (novedad editorial)

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#Música: Keith Richards, «I’m Waiting For The Man» (Lou Reed Cover)

1 mar 2024

MORE INFO: https://link.lightintheattic.net/im-w…

“To me, Lou stood out. The real deal! Something important to American music and to ALL MUSIC! I miss him and his dog.” – Keith Richards

In honor of Lou Reed’s birthday, Keith Richards has recorded a cover of “I’m Waiting for the Man.” The digital single & music video are out now and featured on the upcoming album The Power of the Heart: A Tribute to Lou Reed, which includes newly recorded covers from Keith Richards, Joan Jett and the Blackhearts, Rufus Wainwright, Lucinda Williams, Maxim Ludwig & Angel Olsen, Rickie Lee Jones, Mary Gauthier, Bobby Rush, Automatic, The Afghan Whigs, and Rosanne Cash. This special collection will be released by Light in the Attic Records and available on Vinyl & CD at fine independent record shops worldwide on Record Store Day (April 20th).

It goes without saying that the legendary Lou Reed was a true rock ’n’ roll pioneer. From The Velvet Underground’s debut in 1967 all the way through the end of his days, Reed sang truth from his heart. He lived life to the limit—and then some. The Power of the Heart is a tribute to Reed’s freedom of expression with covers spanning his groundbreaking years with the Velvets into his majestic solo career. Each track is a glorious extension of the Rock ’n’ Roll Animal’s soul, ever adventurous and avant-garde.


#Música: Iggy Pop covers Lou Reed’s «Walk On The Wild Side» (2023)

Iggy Pop plays a cover of the Lou Reed song «Walk On The Wild Side» live in concert at The Masonic Auditorium in San Francisco, California on April 22, 2023. Walk On The Wild Side was co-produced by David Bowie and appeared on Lou Reed’s second solo album, Transformer (1972). The song was inspired by the regulars at Andy Warhol’s New York studio, The Factory.


Un homenaje a José Emilio Pacheco (martes 27/2, 18.30 hs.)


#Música: Glass Beams at PBS Drive Live (2023)

3 may 2023

Glass Beams performing live on The Afterglow for PBS Drive Live at Collingwood Yards’ Music Market on Wednesday 22nd February 2023.

pbsfm.org.au

Track List:

0:00 Snake Oil

6:10 Mirage

11:44 Rattlesnake

16:53 Silver Tongue

20:55 Avaz

23:54Taurus

28:56 Black Sand

34:22 Kong

Thanks to the amazing team at Trade Creative for the video and our incredible sound engineers Paul Maybury, Andrew Robinson and Lilith Lane.

Made EA$Y by Up

up.com.au

Mixed and Mastered by Paul Maybury

Photo by Lucas Packett


Charles Bukowski: carta a Douglas Blazek (6 de abril de 1966)

vos sos como yo, nene, la vida y el camino te están matando –puede que sea el pecho, el culo o la panza… pero algo GRITA… Kristo; me gustaría decir que el ALMA grita. ah, somos DeMop en el bote, grandes músculos anaranjados y mente y la sífilis del alma y nada que la cure. ¡ouch! vos y yo vimos suficientes fábricas y usurpadores y bestias y patrones y despidos y ollas populares y filas de desocupados y resacas y hospitales y cárceles y mujeres arruinadas como para que el estómago de cualquier busque saltar y arrastrarse hasta un agujero sin pelo y esperar a que venga la bomba a que la deidad del whisky del amor y la calma (LA MUERTE) venga. esos dolores que tenés en el pecho son producto del trabajo los nervios y el sinsentido: tenés 2 agujas de relojes apuñalándote el corazón, y es un reloj feo, muy feo. necesitás más tiempo que las primeas 5000 personas que pases en la calle, y lo sabés. yo también. no te engañes -mucha gente quiere la ESCLAVITUD, un trabajo, dos trabajos, cualquier cosa que los mantenga en la jaula. y cuando les piden que trabajen horas extras noche tras noche, chupándoles la sangre de su débil bravura, los ves sonreír, con esas sucias sonrisas de horas extras, les encanta. mi dios, tienen un dicho para eso donde yo trabajo. una palabra. ‘¡CARNEROS!’, dicen y lamen la grasa de sus labios cuando cae la palabra, mientras Dios se caga en nosotros desde los altoparlantes, que están tan ALTOS como la maquinaria lo permite: ‘SE REQUIERE’, dice Dios, ‘QUE TRABAJEN UNA HORA EXTRA’. esa palabra es nueva: requerir. entonces hacés esa hora y después Dios aúlla de nuevo, dos minutos antes de que nos vayamos, que se REQUIERE que trabajemos otra hora. después, el mismo plan: otra y otra, hasta que llegás a las podridas 12. está bien, 12 y 8 horas para dormir, son 20. más la hora del almuerzo, 21. desayuno, cena, viajar, cagar, afeitarse, vestirse, desvestirse, decirle algo a tus hijos, mirar un minuto la pared, y todas las otras cosas, peluquería, comprar zapatos, sacarse una muela, tratar de arrancar el auto, matar una mosca… 24 horas, y ya tenés que volver. más CARNEROS. vos sabés todo esto. creí que tenía que decirte que yo también lo sé. y nunca hay dinero. por todo eso, nunca hay dinero. trabajes 40, 72 ó 32 horas a la semana, al final juntás la misma guita. extraño. pero es verdad. vos tenés una familia, yo tengo una hija que mantener. no andamos mendigando. nos hacemos cargo de lo nuestro. amo a mi chiquita diez mil veces […]

En Charles Bukowski: Cartas & Poemas.


#Música: Morphine, Live in MTV (120 Minutes), 1995

8 feb 2023

Mark Sandman – 2 string slide bass

Dana Colley – sax, double sax

Billy Conway – drums

1. Intro (0:00)

2. Radar (0:59)

3. Whisper (4:49)

4. Honey White (8:25)

5. Interview at MTV 120 minutes with Matt Pinfield (1997) (11:34)

«Intro» and «Radar» from:

/ morphinemovie

Morphine Loft

https://morphineband.com/

Facebook Official

/ morphinebandofficial

Official YT Channel

/ @officialmorphineband

Official Videos

• Morphine – Thursday (Official Music V…


«El don del crimen», novela de Marco Lucchesi

* https://interzonaeditora.com/catalogo/narrativa-143/el-don-del-crimen-536

El don del crimen

Marco Lucchesi

ISBN 978-987-790-075-0

PÁGINAS 112

FORMATO 13 x 21 cm

ENCUADERNACIÓN Rústica c/solapas

MUESTRA

Hay crímenes que solo revelan su verdad cuando ya no quedan víctimas o victimarios para escucharla. Así sucede con este manuscrito centenario hallado en los archivos del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño. Aconsejado por su médico a escribir sus memorias, un abogado retirado describe aquí, con la precisión y la meticulosidad que solo ofrece la obsesión, todos los detalles de un crimen que conmocionó al Río de Janeiro del siglo xix.

El femicidio de doña Helena Augusta a manos de su marido, el reputado doctor José Mariano da Silva, que enloquecido por los celos la asesinó con su bisturí, ocupó las primeras planas de los periódicos y penetró la literatura, inspirando folletines y la mayor novela de Machado de Assis, Don Casmurro. Entre pedidos de castigo y otros de indulto por lo que un amplio sector de la conservadora sociedad decimonónica consideraba un acto de justicia frente a una supuesta infidelidad de la víctima, el juicio disparó grandes polémicas y marcó un antes y un después en el derecho brasileño.

Primera novela de la celebrada Trilogía de Río de Janeiro del escritor, expresidente de la Academia de Letras de Brasil y activista brasileño Marco Lucchesi, El don del crimen es un policial atrapante que explora los límites entre verdad y ficción al tiempo que ofrece una lúcida disección de la desigualdad y la justicia patriarcal en el siglo xix y sus continuidades en la actualidad.


I Colóquio Internacional Marco Lucchesi 15 e 16 de Janeiro de 2024 (Roma)