Ya no siento

Ya no me quedan versos.

Ya las palabras se ahogan en la garganta antes de salir a borbotones.

Ya estoy cansada de hablar. De las palabras vacías que no significan nada.

Esto harta de escuchar en mi cabeza tu última sentencia.

Ya, como acción concluida

No, forzando la negación.

Siento, percibo, experimento.

Nada, nadie, nunca. Dejar de ser y de estar. Dejar de existir.

Por, multiplicado por todo.

Ti, tú, yo, Rápido y con dolor. Con demasiado dolor.

Y no cambias

Me pides que cambie y tú no cambias.
Comienzas a hablarme y veo como, poco a poco, me precipito a la locura.
Miro tu boca moverse, y no te escucho.
Pierdo pie y caigo de nuevo en tu trampa.
Y vuelvo a mi yo más loco.
Los mismos temas.
Las mismas disputas.
Los mismos reproches mal dichos.
Ese -y tú más- que nos insulta. Que nos pervierte. Que nos hunde y nos bloquea.
Y grito que te calles.
Y no callas.
Me pides que cambie y tú no cambias.
Los mismos reproches.
Las mismas miradas huidizas.
El mismo rechazo de los iguales.
Me pides que cambie y tú no cambias.
Y no cambias.
Y no cambias…

Sigues Siendo

Sigues siendo el último pensamiento y el primer deseo.

Te saco de mi cabeza y me voltea el pensamiento recurrente. Sin perdón.

Vuelve una y otra vez y me trae recuerdos entrañables, momentos inolvidables y esperanzas puras.

Y la reflexión me lleva por el mal camino y me golpea con la realidad del desprecio.

Intento evadirme del pensamiento último, y del primero.

Y ahí están. Obstinadamente presentes.

Aquella vez, y aquella otra vez.

Y aquella otra vez.

Y entre aquella y aquella, tantas otras. Las buenas, pero las malas también.

Sigues siendo lo primero y lo último, el inicio y los fines.

Y el sinfín de veces y de voces, de lugares y canciones, y comidas y silencios. Y secretos.

Muero por no ser de nuevo y muero en cada mal recuerdo.

Tejo pensamientos inacabados e inconexos, que me llevan de nuevo a comprender que no.

Que ya no.

Que, aunque quiero, ya no sé.

Que, aunque sigues siendo, ya no eres. Ya no soy.

fantasía

Miro hacia atrás y me deleito en el transcurso de la vida.
Y en los buenos recuerdos.
Creer que lo que me ha pasado comparado con el ahora, gana.
Que los recuerdos enmarcados en rosa ganan.
Fantasía, sueño, delirio.
Esa realidad falsa que sólo existe en la mente de quien la imagina.
Que sólo existe en mi mente.
Me sorprendo inventando la memoria.
Y borrando el olvido.

Viajes

Hay viajes que comienzan accidentados y acaban maravillosos.

Viajes que te dejan huella para siempre.

De descubrir, de descubrirse, de descubrirnos.

Viajes que preparas con ilusión y expectativa, que te producen incertidumbre, que nuca sabrás si sí.

Y sí.

Hay viajes en los que sólo se demuestra, se observa, se habla bajito para no molestar los sentidos. En los que se abraza y se besa sin parar, se duerme poco y se disfruta todo.

Y se ríe. Se ríe mucho.

Hay viajes en compañía maravillosos, con compañía maravillosa.

Hay sonidos, colores, canciones, fotografías, que se organizan en tu cabeza y te aconsejan no perdértelos.

Viajes a los que te apetece decir, ven y volvamos juntos.

Volvamos juntos a Londres.

vacío

Sumergida en el río de gentes, entre apreciaciones y disgustos, voy bordeando el camino de la sonrisa permanente, manejando y pasando por alto los diretes de quien no sabe, ni te quiere.

Vuelvo los ojos atrás y proyecto hacia adelante sabiendo que ésta es la mía, que debo compensar lo perdido, dejar ir y no juzgar a quien mal te quiere.

Despierto el día con placeres olvidados, imagino primeras visitas, reconquisto minutos al tiempo. Mas preocupada de mi que de experiencias pasadas. Sabiendo que esta vez si. Que aún queda mucho, que no acaba aquí. Mas corto y menos doloroso.

Los discretos los quiero a mi lado. Los que no preguntan, los que confían. Los que saben reconocer mentiras, y los que se alegran por que, otra vez, gano yo.

Me viene a la cabeza levantar dedos medios y vuelvo a crecer. Me llevo lo que quiero de los momentos vacíos y creo mi propio habitat donde crecer, progresar, ser grande, sin necesidad de que nadie me lo diga.

No quiero adolescencias tardías, ni zancadillas baldías, ni sensaciones de precipitarme al vacío.

Ni contigo…

Si fue contigo, fue quererse sin medida, cumplir promesas, revisarnos cada día.

Fue mantenerse alerta, conocer, caminar de la mano y llegar juntos.

Fue alegría, sentimiento, arrobo y necesidad.

Fue juntar nuestros pies fríos y darnos calor.

Cantar, reir, disfrutar.

Perdonar.

Hablar.

Saber.

Si es sin ti, es extrañar.

Caminar sola y buscarte en cada sombra.

Esperar tu voz, tu olor, tu caricia y tus canciones.

Es asimilar y adaptarse. Vivir largas horas sin tu risa.

No besar, no abrazar, no acariciar con los ojos. No olvidar.

Fue primavera continua y ahora es invierno perenne...

… y sin ti

buena suerte

Espío tus días expiando mis culpas.
Sigo tus colores, tus frases, tus canciones adivinando el deseo en tus palabras.
No me atrevo a decírtelo y me callo.
Acampada en los recuerdos ruego por encontrarte mañana.
Te devuelvo la vida, te regalo tu tiempo, te perdono la deuda, me devora la pena de no saberte más.
Soy nadie y busco la luz.
Apago la llama y duermo, soñando mañanas nuevas sin calor.
Ordeno ideas y me deseo buena suerte.
Me merezco buena suerte.

Me perdí

Dejaste que me convirtiera en costumbre.
Me echaste de tu lado con la monotonía que da el tiempo.
Dejaste de verme, de desear estar, de querer mi compañía.

Me convertí en estorbo. En invasión. En rémora.

Trataste de seguir inventando planes y objetivos. Jugaste a decidir por mí, y me atrapó tu tela.

Me deje llevar, me deje guiar, me deje ir. Me dejé.
Y me perdí.

perder

Echo de menos cuando perdías un minuto para ganarlo conmigo.
Cuando la madrugada te saludaba en mi puerta y te tomabas tu tiempo para estar. Todo tu tiempo a favor.
Nunca era tarde y nunca se hacía tarde. Cada segundo apetecía y sumaba.
Echo de menos tu aroma en mi almohada, el calor de tus pies en mis pies fríos, mi cintura en tus brazos.
Empiezo a no entender.
Sigo sin entender.
Pregunto demasiado y me pregunto demasiado.
-Cuando deje de ser divertido dejaremos de estar juntos-
Imposible, y cada vez más real.

olvido

Qué difícil decir ya no te quiero.  
Qué sencillo el reproche y la duda, qué extraño no alcanzar lo deseado.  
Qué sutil y fina línea entre el ayer y el mañana. Qué pereza el presente.  
El permanente error de echar de menos, sin disculpa, sin una pausa que te permita pensar y responder al sentimiento.  
Enamorarse de alguien y ofrecérselo todo. Renunciar a todo. Caer en el error de creer. 
No es menor el fracaso que la culpa. Ni el rencor. 
Estar a tu lado y evitar mirarte, evitar hablarte, evitar tocarte.  
Hacerle un hueco al olvido.  

Y olvidarme.  

Una vez

Esperar la primavera
Cocinar para otros.
Besar.
Repetir postre.
Viajar por tu ciudad.
Cambiar de look.
Beber vermú.
Tumbarte al sol.
Hundir los pies en la arena.
Saltar las olas.
Pintar un pared.
Coser un botón.
Desayunar churros.
Dar un abrazo.
Gestionar el miedo.
Comer con amigas.
Escuchar la radio.
Montar en bici.
Leer poesía.
Ir de tiendas.
Levantarte tarde.
No ir a trabajar.
Dormir desnuda.
Tirar fotos.
Respirar.
Subirte a un tranvía.
Darte un homenaje.
Comprarte un helado.
Escribir.
Celebrar tu cumple.
Huir del conflicto.
Esquivar la envidia.
Dar la mano.
Confinarte.
Confirmarte.
Decir la verdad.
Hornear un pastel.
Contar con alguien.
Visitar al dentista.
Evitar los chismes.
Subirte a un tren.
Sonreírle.
Pedir perdón.
Perdonar.
Gritar en un concierto.
Dar las gracias.
Comprar música.
Disfrutar un libro.
Llorar de risa.
Llorar.
Ir al teatro.
Luchar.
Despejar dudas.
Tener derecho.
Estar cerca.
Irme lejos.

Al menos una vez al año.
O dos.

Te huelo

Hueles a te quiero y a quiero.
A tostada francesa para desayunar.
A sexo sesgado y arriesgado.
Hueles a invierno y a lluvia.
A paseos improvisados y a juegos de mesa.
Hueles a pelis, a música lenta, a comidas sencillas.
A manta.
A caricias bajo la manta.
A besos robados al tiempo.
Hueles a ducha fresca y a pelo limpio.
A perfume compartido.
A sonrisa.
Hueles a mañanas de domingo, a urgencias sin prisa.
Hueles a besos que rascan y a piel.
Huelo tu nombre y huelo tu casa.
Hueles a mi.

miedo

Me emociono con facilidad. Imagino un escenario ideal, le pongo color y calor, suena música, huele rico, estoy guapa y bien peinada, y me siento increíblemente feliz.

Apenas sin espera, aterrizo en la verdad, y el texto y el contexto cambian mi realidad inventada.

El comienzo de año, los planes, la familia, los amigos, la temperatura, las cosas que hacer, la forma de hacer las cosas, los propósitos, las horas muertas, los silencios, el tiempo, la suerte, el relato de los días, las oportunidades, los comienzos, los abrazos deseados, las riñas y los perdones, las ganas de reir y las lágrimas, las casas ajenas, la pereza, la falta de fuerzas y la sobra de excesos, los instantes y las horas largas, los días cortos, el frío, el sentirte extraña, la maldita reinvención, las dudas, la felicidad buscada, los por fin, los problemas que no desaparecen, las rebajas y las gangas, la luz oculta, los nombres, las personas nuevas, los lugares nuevos.  Y el miedo, que no se va.

mar

Qué suerte tener el mar a mano, pasear sus orillas y hundir los pies en la arena mojada. Qué bien poder seguir las huellas de mis propios pasos de ida, y de vuelta a empezar. Qué pena sentarnos a esperar que la vida siga sin darnos el trabajo por hacer. Qué sensación de agonía esperar la respuesta a los mensajes del silencio. Qué manera de permanecer queriendo salirme con la mía, soltando lastre, y aprendiendo a navegar contracorriente.


(Im)perfecto

Me despierto despistada.
Pierdo las referencias, y ando dando tumbos mientras voy uniendo puntos suspensivos.
Dibujo figuras que distorsionan la risa.
Me encojo en mí misma sin darme tregua, intentando desaprender de nuevo.
Me parecen mentira los mensajes, mientras echo de menos el aliento de tus versos.
Me rebelo contra todo y contra mi, y no permito que me hieras mas.
Ya no quiero lo de antes y ando inventando un futuro sin huellas reconocidas.
Le pongo voz y aparece hasta en mis sueños.
Y sueño, con el momento imperfecto.

INFINITO

Empiezas a escribir y no sabes lo que aguantará la página en blanco. Ordenas palabras en tu mente y te dejas ir. Sabes lo que quieres decir y a veces lo consigues. Y otras, las mas, comienzas como quieres y acabas donde el corazón te atrapa.

El corazón que no entiende de razón pero se pliega a sus ordenes certeras, que no dejan que te salgas del camino, que no seducen, que no alteran, que no respiran al mismo son que el sentimiento.

Sentimiento interior que te traiciona, reaccionando con el ímpetu del salto. Que te lleva al precipicio y te coge de la mano en el último segundo no dejándote caer. Obligándote a levantarte y levantar pasiones que te engrandecen y te enajenan. Que se olvidan y se pierden.

Perder para ganar. Vencer y no darse por vencido. No desperdiciar el tiempo, las palabras, los deseos y apetitos. La dulzura de los ojos que te miran, de los labios que te besan, de las manos que te atrapan.

Atrapada y atraída. Engañada y seducida. Ilusionada.

Ilusión por tenerte frente a frente con corazón, sin razón. Sin descanso y sin entender bien qué me pasa. Qué palabras dices, qué frases escribes, qué complicidad, qué dudas, qué camino, qué sueños, qué añoranzas, qué peligros correremos.

Peligroso amanecer en el otoño de tu abrazo, en el frío de las mantas que me arropan, en el recuerdo y en la soledad infinita.

En el infinito, contigo.

VER

A partir de hoy comenzaré a evitar el ruido. A huir de los enfrentamientos. A adormecer mis sueños y arrancar los pensamientos que me aten.
Frenaré lo complicado y lo que me sobrepase. Pensaré lo justo, para formular nuevos deseos.
Buscaré la vacuna contra el virus del dolor, y no haré caso.
Dejaré pasar el tiempo a mi favor, asegurando el calor en el invierno. Buscando la calle con salida.

Cuidaré de la imaginación y recrearé los buenos tiempos.
No habrá avalanchas de luces y color. No habrá tibieza ni moderación. Me mostraré indiferente, fría. Impermeable a las heridas.
Veré caer la lluvia y disfrutaré el otoño.

Aunque siga atada al pánico de no ver y de no verte.