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La persona común hoy día presume de ser amplia y civilizada, de tener una vision postmoderna de los asuntos sociales, desde la cual pretende aplicar el paradigma de que en cualquier conflicto hay dos partes que hay que escuchar y entender, y que conviene evitar posiciones radicales. Pero tales presunciones y paradigmas pueden cegar para ver un fenómeno creciente que se presenta en el mundo: se ha desarrollado una horda organizada de gran poder económico y militar que está permeando toda la sociedad, controla países enteros e influye en los medios para manipular la opinion publica.

Esa horda esta más organizada que el resto de la civilización, está unida, funciona, es efectiva, tiene una red con tentáculos en el mundo entero, actúa con astucia, de manera oculta, y sabe poner a gobiernos y personas a su favor, sabe crear «matrices de opinion» para que la gente vea las cosas al revés de cómo son, manipula a la gente para que protesten por supuestas injusticias, los alinean a su favor para que luchen por supuestas causas justas y vayan en contra de los que esas hordas consideran sus enemigos.

Fui testigo de ese fenómeno en Venezuela; la manipulación de noticias, el uso de civiles para parecer víctimas, el uso de paramilitares y de sicarios a sueldo para crear pánico, la infiltración en el poder, la division de las sociedades y su obtención de legitimidad. La gran horda internacional tomó el control de Venezuela y la desmembró. Entendí la mentalidad que ellos representan y la describí en un análisis histórico que publiqué en el blog en aquel momento. Estas hordas representan al miedo y a la escasez. Su estrategia es el control y sometimiento de sus súbditos y la eliminación de sus adversarios, con quienes no admiten coexistencia. Quieren infectar toda la sociedad con su virus: miedo, odio e irrespeto de los valores humanos.

Es lamentable decir, que la verdadera e inminente amenaza a la humanidad, no es una invasion extraterrestre, ni un cambio climático subito, ni la inversion del eje de la tierra, ni el impacto de un meteorito, ni el acercamiento a un agujero negro o la proliferación de un virus mortal. El futuro de la humanidad pende de un hilo por un enemigo que se encuentra con nosotros en el planeta, que coexiste dentro de las sociedades y se confunde con el ser humano.

3437Tras mi paso por la universidad, luego de experiencias en dinámicas de grupos y a partir de los mismos estudios, me quedé con la idea de que mis tutores y profesores habían querido resaltar lo importante que es contactar con las emociones y expresarlas a fin de lograr salud mental. No puedo asegurar que fuese esa realmente su intención formal y tal vez fue solo mi propia lectura del asunto. No hay que olvidar que para ese momento me encontraba en lo que llaman la adultez temprana, primera fase de la edad adulta, donde se mantienen muchos de los ideales de la adolescencia.

En aquella etapa yo había adoptado la creencia de que si bien era importante adaptarse a las normas y expectativas sociales, también era muy importante ser auténtico. Era claro para mí que había que mantenerse dentro de ciertos estándares, pero siempre que ello no significase renunciar al sentir propio. Y muchas de los trastornos que padece la persona normal que había estudiado, estaban asociados con mecanismos que lo llevaban a desconocer, separar o desconectarse de su realidad interior.

Luego, tras mis primeras experiencias laborales, al tener la oportunidad de ser guiado por otros que se encontraban finalizando la adultez media, recibí por transmisión social la idea de que era importante no ser “transparente” y saber ocultar las emociones. Porque al mostrarlas, la persona puede hacerse más vulnerable y ser descifrado por otros. De manera que el auto control, mucho más que la autenticidad, se convirtió en la competencia central que era importante desarrollar a partir de lo aprendido de mis grupos de referencia en esa nueva etapa.

La idea del auto control, vista de ese modo, significaba una cierta renuncia a la individualidad, pero me pareció muy aceptable teniendo en cuenta que la gran mayoría de las personas con las que me relacionaba en ese momento, que eran adeptas a ese paradigma, eran personas muy “educadas” que sabían manejar muy bien los silencios y las sonrisas y mantener a raya el lenguaje corporal.  Me tranquilizó la idea de que me encontraba absorbiendo sabiduría de una élite cultural y social.

Luego de aquella época, me tocó tratar con muy variado tipo de personas, de diferentes niveles sociales y de diferentes culturas. Me encontré nuevamente con la idea de que es mejor la expresión emocional que el control emocional, ya no por un ideal de autenticidad, sino como símbolo de estatus y poder y por razones de salud. Entre ciertas personas se comparte la idea de que es recomendable sacar afuera las emociones o ventilarlas, ya que al dejarlas dentro se hace daño a la salud; por tanto, que es mejor expresarlas y no aguantarlas, en aras de nuestra salud física y mental. También hay personas que creen que expresar sus molestias y frustraciones publicamente, en forma abierta, es una expresión de igualdad social.  Como queriendo decir que la única razón para inhibir la expresión de la emocionalidad sería por temor o asimetría de poder, y que, por tanto, en las relaciones de igualdad no hay por qué tener ninguna contención. Incluso, hay quienes piensan que el que grita más, se hace escuchar.

Usé ejemplos de mi propia experiencia solo a fines de ilustrar un poco las posiciones extremas que conforman la contradicción que se plantean en este tema. Me gustaría ahora analizarlo y conceptualizarlo a la luz de la psicología de manera de encontrar una salida a la contradicción presente, de tal manera que aquellos que todavía tengan dudas sobre qué es lo más conveniente, si controlar las emociones o ventilarlas, puedan encontrar una mayor claridad tras la lectura de este artículo.

En la literatura especializada se reconoce que en el mundo del trabajo, las personas son exigidas de mostrar ciertas emociones y no otras, dependiendo del rol que le toque jugar a esa persona. Y eso lo llamaron las reglas de exhibición (display rules).  Se trata de expectativas que se transmiten a una persona, por sus jefes, supervisores y otros miembros del sistema social donde opera, a través de diversas maneras, acerca de qué tipo de emociones específicas tiene que mostrar, en términos de su conducta, su lenguaje explícito y su lenguaje corporal. Y las displays rules forman una parte crucial de la ejecución de su cargo o de su rol. El abogado tiene que mostrarse duro con el oponente, el cobrador insensible, el que sirve la comida debe mostrar simpatía, el profesor mostrar paciencia, el mesero diligencia y la aeromoza calma.

Ahora bien, para la persona poder cumplir con este estándar expresivo tiene que realizar un esfuerzo. Es decir, la persona tiene que invertir sus energías físicas, mentales y psicológicas (realizar un trabajo) para cumplir con el estándar emocional que se exige a su rol. Y este esfuerzo es conocido como trabajo emocional.

El trabajo emocional puede ser más exigente o complejo dependiendo de cada caso, ya que puede incluir dos sub-trabajos por decirlo así; uno ya obvio, que se invierte en adecuar la expresión de la persona al estándar exigido, y otro, que se aplica sobre la emocionalidad que esa persona tiene al momento que le toca enfrentar este desafío. Si la persona se siente triste o molesta por algo que ha sucedido en su vida y tiene que mostrarse alegre y jovial, tiene dos esfuerzos que hacer: uno primero que consiste en suprimir su enojo o tristeza, y el segundo que consiste en mostrarse alegre y jovial.

Ahora bien, por otra parte, el trabajo emocional puede realizarse de modos diferentes según el alcance del esfuerzo realizado. Se han identificado dos grandes tipos de estrategia de trabajo emocional.  Estos han sido identificados en investigaciones que se llevaron sobre este asunto; es decir, no son ideados por un autor por mera especulación, sino formas de afrontamiento que las personas llevan a cabo para encararse al desafío de tener que producir una expresión emocional específica que se adapte a un estándar establecido.

Un tipo de trabajo emocional muy extendido usa el auto control como principal estrategia. En este caso, el sujeto realiza la supresión de la expresión de su emocionalidad propia y reproduce deliberadamente, y en forma más o menos realista, la expresión que se le exige. Esta estrategia es la que es usada con mayor frecuencia. Hay que aclarar que esta estrategia solo alcanza para realizar modificaciones a nivel conductual (en la conducta que es tangible a los demás, es decir, sus actos, su lenguaje, su paralenguaje (1), su proxemia (2) y su lenguaje corporal) sin incidir sobre las emociones del sujeto. En la medida que la persona experimente previamente emociones , que estas sean intensas, y que sean contrarias a las exigidas por las displays rules, en esa medida el trabajo emocional que tendrá que realizar será mayor, es decir, requerirá ser más complejo e intenso, consumiendo sus energías y afectando su salud. En concordancia con esto, las investigaciones han demostrado que el uso de esta estrategia en forma crónica afecta negativamente la salud psicológica y mental.

Pongamos el caso de una persona que está pasando por alguna crisis personal que compromete sus emociones, pero debe ser capaz de dejar sus emociones a un lado, “maquillarse y colocarse el vestuario” y enfocarse en prestar el servicio acercándose lo más posible al perfil de actuación exigido en su trabajo a fin de preservarlo. Hecho a diario y en forma sistemática esto afecta la salud.

Una variante, muy común, lo constituye la persona muy “trabajadora” que se esmera por dar lo máximo y alcanzar altos estándares de logro. Muchas de estas personas realmente sufren de un trastorno conocido como adicción al trabajo. Son personas que se obsesionan por el éxito y la ambición, que en lugar de descansar cuando lo necesitan, de relajarse cuando están ansiosos, de profundizar en su relación cuando están insatisfechos y de centrarse en su propio cuidado, abusan de sí mismas pretendiendo acallar sus reacciones fisiológicas con estimulantes, placeres, pastillas para dormir y antiácidos. Es decir, actúan desconociendo sus manifestaciones corporales y fisiológicas, que son una expresión de la emocionalidad verdadera, y obligan a su cuerpo a seguir un camino fiel a su ambición, pensando que con ocultar la sintomatología basta. Esta situación quedó dramatizada en la película musical llamada “All that Jazz” acerca de un productor de Broadway que logró llevar a cabo grandes realizaciones a costa de sí mismo, pero sobran los ejemplos.

El auto control pudiera quedar empañado como estrategia por estos casos descritos, dejando la idea de que es contraproducente. Tal vez de allí sea de donde parten aquellos que se vuelcan al otro polo y se permiten ventilar su emocionalidad libremente.

Hay entornos, sociales y culturales, donde se ve con buenos ojos no tener ninguna contención o inhibición  y mostrar en forma transparente a los demás la frustración o la ira, por ejemplo. O gente que no hace el más mínimo esfuerzo en mostrarse amable o mostrar simpatía. O personas que le hacen ver a todo el mundo lo amargados y frustrados que se encuentran con la vida o el mal día que han tenido. Se observa sobre todo en ciertas clases sociales o ciertas culturas, que el trato entre las personas es displicente, agresivo, brusco y con pocos modales, donde cualquier comportamiento amable es visto como una muestra de inferioridad o sumisión.  Es una idea que en parte queda expresada en la sabiduría popular en el dicho “el que no llora, no mama”.

Sin embargo, este otro extremo que justifican sus partidarios bajo el supuesto de que es más sano, contamina la atmósfera emocional. Es común en lo que llaman la gente tóxica. Pero vivimos en una sociedad, junto con otras personas, y nuestros derechos se acaban donde comienzan los derechos de los demás. Entonces, basados en que puede ser saludable, no podemos adoptar comportamientos que influyan negativamente a la gente a nuestro alrededor. De manera que el otro extremo planteado al inicio, el de ventilar las emociones, no es conveniente para la convivencia social.

Ahora que estamos en medio de una Pandemia queda muy clara la responsabilidad que tenemos como ciudadanos en la transmisión o control de una enfermedad como el Corona Virus. En muchos países se han establecido medidas como; uso obligatorio de una mascara; los que tienen fiebre o tos no deben participar de espacios públicos o del lugar de trabajo; y es necesario mantener cierta distancia social. Así mismo debería ser con la expresión emocional. Porque una persona que grita, que es irrespetuosa, que maltrata a otros o simplemente tiene cara de pocos amigos, está afectando negativamente la atmósfera emocional circundante.

No quiere decir esto que nos pasemos al extremo contrario de mantener las emociones embotelladas. Hay circunstancias y maneras de poder desahogarlas, pero no frente a todos y con todos en cualquier momento.  En el lenguaje técnico esta forma de afrontamiento emocional es conocida como catarsis, que es la posibilidad de sacar fuera o ventilar la emocionalidad sin suprimirla. Las investigaciones han señalado que la catarsis puede ser efectiva para reducir la emocionalidad y desahogarla, siempre que sea usada con emociones de baja o mediana intensidad, por un tiempo delimitado y frente a personas que juegan un rol de contención emocional. La catarsis de emociones intensas puede incrementar aún más su intensidad y tener un efecto en la persona más desorganizador, que sanador. Así mismo, si es realizado frente a personas que no tienen el papel de contención, se produce un daño a la atmósfera emocional que afecta a los involucrados.

Así que hacer catarsis es conveniente sólo hasta cierto punto. La catarsis extrema es un elemento contaminante y tóxico.  Así que la expresión emocional no pude operar sin restricciones. El autocontrol es necesario. No sólo porque nos ayuda a ser buenos ciudadanos emocionales, sino porque es necesario para que adoptemos nuestros roles sociales y ocupaciones laborales.  En situaciones estresantes que activan el sistema nervioso, las personas deben ser capaces de poner límites a la expresión de su emocionalidad, no sólo para no ser factores contaminantes de otros, sino para no crear un círculo vicioso que le lleve a una mayor escalada de su ansiedad, ofuscando sus facultades mentales y pudiendo llegar incluso a convertirse en un ataque de pánico que lo inhabilite para conducirse de manera independiente y hacerse responsable de sí mismo.

Como hemos podido observar, estas dos estrategias opuestas entre sí, la estrategia del control emocional, y la estrategia que consiste en desahogarlas y expresarlas,  cada una tiene sus pros y sus contras. Y el excesivo uso de alguna de ellas es inconveniente. A este punto, por supuesto, que salta a la vista el proverbial remedio del balance y el término medio, y la idea de que ningún extremo es bueno. Sin embargo, es fácil perder de vista esto al estar usando alguna de las dos estrategias. En el mismo momento que usamos una de ellas corremos el riesgo de excedernos en su uso o incluso pasar al polo contrario. Así que nos hace falta comprender donde deberíamos enfocar nuestras energías para liberarnos de esta dicotomía.

La salida es el trabajo emocional profundo.  Habíamos dicho que hay dos tipos de trabajo emocional que realizan las personas para adoptar un display rules dado. El primero ya lo analizamos. Es el que se vale del autocontrol como estrategia principal. A ese trabajo emocional también se le conoce como trabajo emocional superficial, ya que aplica solo a la superficie, que es el comportamiento, el lenguaje y la expresión corporal.  El trabajo emocional profundo aplica directamente sobre la emocionalidad y logra su transformación. Se trata de un esfuerzo en el que la persona es capaz de dejar de sentir lo que sentía y comenzar a sentir otra cosa más alineada con su propósito o su rol.

Este segundo tipo de trabajo emocional o esfuerzo emocional no es posible siempre, ni en todos los casos, ni en todas las situaciones ni por todas las personas, pues requiere de otro tipo de recursos y esfuerzos de las personas. Es de mucha mayor calidad y, lamentablemente, no es la estrategia más usada. Además, de ser la más sana y efectiva, constituye la máxima expresión de libertad del ser humano. Expresa la capacidad del ser humano de trascender su circunstancia.

Vemos un ejemplo. Una persona siente determinadas emociones en un momento dado. Se siente triste por ejemplo, porque debe realizar una ocupación sólo para sobrevivir pero que lo aleja de su verdadera vocación. Entonces la persona encuentra otra forma de ver las cosas que le lleva a experimentar otro tipo de emociones. Por ejemplo, entiende que esta ocupación le puede ayudar a costearse el acercamiento a su verdadera vocación y que ello sería más probable en la medida que elabora un plan. Esto le anima, no se siente subyugado, y con mayor entusiasmo se traza un plan y con suficiente disciplina lo lleva a cabo. Al final logra su objetivo y esto aumenta su confianza en sí mismo, su auto eficacia.

Cuando el trabajo profundo es realizado desaparece cualquier emocionalidad presente previamente y de pronto aparece en su lugar otra emocionalidad que toma el lugar de la anterior. Sucede una transformación de una emocionalidad “A” a una emocionalidad “B”. Los que han estudiado las emociones han identificado en personas reales formas espontaneas de realizar este trabajo. Entre ellas está  el re encuadre y la revaluación emocional. En Psicología se intenta establecer programas de intervención terapéutica que permitan que una persona logre adoptar este tipo de estrategias, tal es el caso de la terapia racional emotiva, la reestructuración cognitiva, el EMDR, el mindfulness y el ACT en la psicoterapia y la terapia dialéctica-conductual.

En buena medida el uso de este tipo de trabajo emocional es una manifestación del grado de madurez psicológica de la persona. Una persona con una estructura de personalidad sana puede producir un trabajo emocional profundo de manera espontánea al momento de verse enfrentado a una situación adversa. Como una mera manifestación de su nivel de madurez psicológica.

En lugar de buscar atajos que prometan un cambio rápido, les invito a que se enfoquen en su crecimiento personal, esmerándose en desarrollar su capacidad de auto observación, su capacidad de reflexión y su amor por la vida (3). Seguro que esos elementos los llevaran por el camino de lograr cada vez más ser los dueños de sus emociones y a reducir la influencia que ejercen las circunstancias.

Notas:

(1) Para-lenguaje: es todo aquellos que acompaña al lenguaje, como el volumen de voz usado y los cambios en las entonaciones.

(2) Proxemia: Es el manejo del espacio en la relación interpersonal, es decir, a cuanta distancia ocurre la comunicación, desde que ángulo y en que posiciones. Por ejemplo, si la distancia es cercana o lejana, si es de frente, de lado o de espaldas, si están al mismo nivel y cosas así.

(3) Aquí el término tiene un sentido especial que desarrollé en un artículo pasado que titulé Philotropismo positivo ( https://wp.me/puWNX-gB ) el cual recomiendo consultar.

img_787x376_post_territorio-creativo_Tablero-Indicadores21Después de las guerras mundiales buena parte de la humanidad quedó muy conmovida y en general prevalecía la idea de que el individuo se encontraba a merced de factores externos a él, fuera de su control, sometido o al poder de los gobiernos, o a las burocracias y, luego con la recuperación de la pos guerra, a las grandes corporaciones, a los monopolios multinacionales y los grupos económicos que concentran el poder. Corporaciones, Gobiernos y partidos políticos fueron sobre protectores y crearon sistemas que promovían la falta de iniciativa, basados en recompensas grupales vinculadas a la mera pertenencia o a la antigüedad. De manera que el paradigma predominante antes de los años sesenta era el de un hombre gobernado principalmente por fuerzas externas a él.

Pero el mundo de las empresas cambió y ya no pudieron ofrecer empleos para toda la vida con beneficios asegurados por la mera pertenencia. Les convenía ahora alguien que trabajara con mayor iniciativa, con mayor motivación, con un nivel más elevado de aspiraciones y de ambición personal que le llevara a enfrentar obstáculos y sentirse como socio, de manera que aumentara su dedicación. Para las personas fue atractiva la invitación a animarse a tomar las riendas de su vida, a sentirse más en control, a ponerse objetivos concretos y tangibles, para avanzar en el trabajo. La ilusión de la movilidad social llevó a las personas a motivarse a trabajar duro para ganar dinero y comprar bienes, dando un empuje a la creciente sociedad de consumo. La industria de auto ayuda también reforzó la idea de que es importante ponerse metas, avanzar, que hay que aprender habilidades específicas para conseguir más cosas en la vida, que hay que visualizar lo deseado y tenerlo en mente a diario para inspirarse.

En el campo de la Psicología se hizo muy popular el concepto de locus de control de Rotter. Esto se refiere al lugar donde la persona percibe que se ubica el control de lo que le sucede. Se hicieron investigaciones y en ellas se clasificó a las personas en aquellas que creen que el control de lo que les sucede está fuera de ellas, en los acontecimientos y a ello se le llamó locus de control externo. Y por otro lado aquellas personas que tienen la creencia que el control de lo que les sucede está dentro de ellas, y a esto se le llamó locus de control interno.

Las investigaciones sugirieron que las personas con locus de control interno tenían la expectativa de conseguir que los acontecimientos se adecuaran a sus aspiraciones, y bajo el efecto de esta expectativa estaban motivados a generar más acciones tendientes a conseguir que eso sucediera. Por ende, la probabilidad de conseguir lo que querían era mucho mayor, en una suerte de profecía auto-cumplida. Estas personas eran capaces de avanzar más en sus objetivos y logros, y disfrutar de mejores índices de satisfacción personal que aquellas personas con locus de control externo.

Por otro lado, McClelland estudió un concepto similar llamado motivación al logro, que es el deseo de la persona de conseguir resultados. Y sugirió con sus investigaciones que una alta motivación al logro se correlaciona con indicadores de éxito individual y también colectivo, incluyendo el progreso económico. Incluso sugirió que los países con mayor número de personas con motivación al logro tendrían mayor PIB.

Las investigaciones sobre el estrés por su parte, también señalaron que la percepción de control es una variable que reduce el nivel de estrés y viceversa. Un paciente sometido a una enfermedades que avanza muy rápido, consume sus recursos y no tiene un tratamiento eficaz comprobado, aumenta significativamente su sensación de estrés, lo cual termina por hacerlo más vulnerable a la enfermedad al debilitar su sistema inmunológico. Sin embargo, al proporcionarle algún elemento dentro de su tratamiento que incremente su percepción de control, esto podría tener una importante incidencia sobre su bienestar, al menos emocionalmente. Ello podría contribuir a proporcionarle una mejor condición de base para resistir la enfermedad.

Esto difundió la idea generalizada a finales del siglo pasado y en lo que va del actual, de que es deseable compartir la creencia de que se pueden controlar los acontecimientos, ponernos metas, desarrollar planes, llevar a cabo las acciones y obtener logros y resultados. Se pusieron frase de moda, tales como: haz que las cosas pasen y no te pasen, se el dueño de tu destino o el capitán de tu barco.

En paralelo otros estudios también encontraron que la orientación al control formaba parte de las características de lo que se dio en llamar Personalidad tipo A, la cual se asoció con mayor riesgo cardíaco. Estos estudios plantearon que las personas orientadas al control, muy competitivas y con tendencia a experimentar altos niveles de hostilidad, tenían mayores riesgos en su salud cardíaca.

Sabemos intuitivamente, que es bueno tener metas y esmerarnos en conseguirlas, pero que no podemos lograr todo los que nos proponemos. Aunque no sea muy popular admitirlo, sabemos que hay muchas cosas fuera de nuestro control. Puede haber guerras, problemas económicos, sociales o políticos muy serios, puede haber fenómenos naturales o Pandemias como la actual, que pueden cambiar nuestra situación y nuestras prioridades repentinamente.

Si tomamos como parte de nuestro sistema de creencias la idea de que podemos tener control sobre los acontecimientos y nos dedicamos a aumentar nuestra sensación de control, podemos colocarnos en una posición arriesgada, ya que no siempre las condiciones están dadas para que sea posible tener control. Ante realidades que nos escapan de las manos y nos ponen a prueba, como una crisis social o económica, un ataque terrorista, una guerra o un desastre natural, se pone de relieve la limitación de esta creencia y podríamos experimentar, como reacción inmediata, rabia y frustración y, como mecanismo defensivo, vernos impelidos a la creencia contraria, a creer que la totalidad del control lo tienen factores externos a nosotros, lo cual nos colocaría en una situación de indefensión y vulnerabilidad que tiene un alto riesgo psicológico y para la nuestra salud.

Pensar y actuar como si no tuviéramos ningún control está demostrado que conduce a la desorganización psicológica y la disminución de la salud. La sensación de vulnerabilidad puede llegar a embotarnos y paralizarnos, y si nos entregamos a la sensación de impotencia, eso nos puede llevar a la renuncia, al escapismo, a la pasividad, e incluso, a la auto-destrucción. Muchas personas que sufren por ser afectadas por situaciones fuera de su control, terminan por convertirse en personas sin ilusiones, amargadas, pesimistas, sin ilusión ni esperanza.
De manera que las dos posiciones son a la vez ciertas y a la vez falsas. La percepción de control favorece el logro y la satisfacción personal, siempre que no esté acompañada de la rivalidad. Pero no siempre es posible tener control, así que su validez depende de las condiciones ambientales. Decy y Ryan , autores que desarrollaron el concepto de motivación intrínseca, allí analizaron el concepto de locus de control e identificaron las variables ambientales que permiten su efectividad, entre ellas, que haya libertad y que haya un sistema social de recompensas que fomente el mérito individual, condiciones que no son precisamente muy frecuentes o no son siempre posibles.

Más importante que esa variable “control de los sucesos”, sobre la cual no podemos tener siempre el control, es el control que podemos tener sobre nuestros estados mentales y emocionales. Es algo sobre lo cual llamó la atención primeramente el filósofo Espinoza en la edad Media, y que a inicios del siglo XX rescató Viktor Frankl.

Esta idea plantea que independientemente de que lo que esté sucediendo a nuestro alrededor y del grado de control que tenemos sobre ello, conviene concentrar nuestra energía en tener mayor control sobre lo que pensamos, sentimos y hacemos, sobre nuestra vida psíquica y nuestro comportamiento en general. Viktor Frankl expresó esa idea en su libro Man in Search for Meaning en una frase que podría resumirse así: A un hombre le pueden quitar cualquiera de sus cosas, pero no le pueden quitar la forma como encara su vida.

De allí en adelante han surgido diversas frases en la sabiduría popular que recogen esta idea: no controlo las cartas que me tocan, pero si puedo controlar la forma de jugar, o no controlo el oleaje pero si la forma de navegar. Stephen Covy, quien fue discípulo de Frankl, lo llamó el Principio 90/10, refiriéndose a que podemos controlar muchas de las cosas que vivimos, pero no todas. Un 10% de lo que nos sucede, está fuera de nuestro control. Sin embargo, podemos controlar como nosotros reaccionamos a eso.

Esta idea fue incorporada dentro de la teoría del estrés de Lazarus y Folkman con el nombre de afrontamiento secundario. Estos autores afirmaron que una persona puede disminuir el estrés que tiene una situación dada sobre el solucionando el problema que ha generado esa tensión, es decir, disminuyendo el estresor. Pero hay ocasiones en que eso no es posible o al menos no en un primer momento. Entonces en esos casos lo que tenemos que hacer es manejar el efecto que eso produce en nosotros de manera que no afecte nuestro funcionamiento. Esta idea también fue acotada por Frankl en otra de sus famosas frases: Si no puedo cambiar la situación, tengo que cambiar yo mismo.

Hoy día ya es claro en la Psicología que en la interacción con el medio ambiente debe haber un equilibrio entre el afrontamiento primario, que tiene que ver con el ejercicio de acciones sobre las fuerzas estresores y el afrontamiento secundario, que tiene que ver con las cosas que hago para manejarme a mí mismo dentro de la situación. Y las dos cosas son necesarias, pero su dosificación es dinámica y específica, pues depende de cada situación y persona en un momento dado.

De manera que lo más importante no es si el control de los sucesos proviene de dentro de mi o de fuera de mí. El problema que tenemos que solucionar ante nada no es tanto en qué medida podemos ganar mayor control sobre los acontecimientos, sobre todo cuando no disponemos de una forma garantizada y disponible de proceder. Lo que verdaderamente rinde más beneficio es el grado de control que tenemos sobre la forma como respondemos a las situaciones. Es la medida en que somos capaces de controlar cómo nos sentimos y cómo respondemos ante las situaciones que vivimos.

Escribo en medio de la Pandemia del Corona Virus cuando casi la humanidad entera se encuentra en cuarentena. Viviendo todos una situación inesperada, que restringe nuestra libertad, detiene nuestras rutinas y nos obliga a pasar un tiempo en casa. Y mientras los más místicos hablan de tiempos apocalípticos o mesiánicos, los más ambientalistas sobre un pase de factura del planeta por nuestra forma insensata y cruel de convivencia con ella, los más neutros de un importante tiempo de reflexión y los más prácticos hablan de unificar un gobierno y una moneda mundial, no sabemos exactamente que va a pasar, pero todos sabemos que todo está cambiando.

No soy futurologo, sino Psicólogo. Y pienso hablar sobre mi tema de profesión. Pero no puedo dejar de lado el contexto en el que nos encontramos y menos ahora. Y para describirlo, usaré una metáfora.

Emigré hace casi cuatro  años de mi país de nacimiento y tuve que decidir cuáles de mis pertenencias llevarme y de cuales deshacerme. Tenía una importante colección de CD´s que venía engrosando desde principios de los años Noventa como buen aficcionado a la música que soy. Y al momento de emigrar me tocó decidir cuales llevar y cuáles dejar. Pero una vez hecha la selección me di cuenta que eran demasiados los que quería llevarme conmigo. Ocupaban mucho espacio y mucho peso. Y sólo me podía llevar tres maletas.

Tenía unos Rack muy prácticos donde se podían colocar todos los CD´s  paraditos, con cierta libertad de movimiento que permitía pasar revista visual por ellos cuando se quería buscar alguno, como los que usaban en las disco tiendas.  Para alguien con mentalidad de coleccionista hay un placer un poco fetichista en el aprecio no solo del contenido, sino también del “empaque”. De manera que no sólo mi amor por mis CD´s estaba vinculado a su música, sino también a su caja, con el folleto que traen. En la memoria, al pensar en una pieza específica, inmediatamente surgía la imagen del CD, de la imagen usada en la portada del folleto del CD. Y todo eso conforma una unidad mnémica que incluye la caja, el folleto y el CD propiamente. Pero tuve que romper esa unidad, deshacerme de los racks y sacar los CD´s de sus cajas plásticas. Y los coloqué todos en un estuche. Cada CD metido dentro de su folleto. Y así me los traje.

Ya me había tocado vivir el cambio de anteriores tecnologías en materia de música. Guardé por años mis LP´s de vinil, a pesar de ya no tener Toca Discos. Toda esa música la había pasado a Cassetes que había dedicado horas en grabar por mí mismo. Los mantenía guardados aún a pesar que se había dañado el viejo Deck. Al empacar fue un buen momento para deshacerme de todo eso, después de haber intentado vender los LP´s en “Mercado-libre-punto-com” y en un “Mercado de las Pulgas”.

Pero Gracias a Dios que había logrado conseguir en versión CD toda esa música que había reunido en vinil y cassetes  y que me la pude llevar conmigo.  Eso me daba cierto sentido de continuidad en mi vida. Me sentí orgulloso de habérmelos traído. Lo más paradójico de todo es que desde que me fui de Venezuela no he escuchado una sola vez  estos CD´s.  Primero que ni siquiera tengo ya un CD player. Y en segundo lugar, que he encontrado nuevas formas de escuchar música. Ya antes de partir había hecho colecciones de casi toda mi música en YouTube. En aquella época, alguna música que me gusta mucho, la pasé a formato MP3 y la tenía almacenada en mi computador o incluso en mi teléfono. Pero luego,  poco a poco he ido consiguiendo y organizando toda la música que me gusta en Spotify.

Toda esta historia es una metáfora para lo que quiero abordar. Nos preocupamos acerca de cómo vamos a continuar haciendo las cosas que solíamos hacer cuando perdemos algo.  Pero luego, encontramos formas diferentes de lograr el mismo resultado.

Todos hemos presenciado directa o indirectamente cambios tecnológicos numerosos en el transcurso del siglo veinte y lo que va del veintiuno. Y nos hemos acostumbrado a la final. Y lo que sucede en materia de tecnología pasa en relación con cualquier otro cambio de nuestra vida. A la final hay un cambio de los medios que usamos para alcanzar los fines.

Eso es justamente lo que es la Cultura, la agrupación de todos esos medios que se usan en un momento dado por una Sociedad determinada que integra tanto medios materiales como las acciones y el lenguaje asociado a todo ellos. Formando una unidad que amalgama nuestro lenguaje, nuestras rutinas y nuestras motivaciones con los medios y los artefactos que nos ayudan a lograr los fines. Y en la medida que cambia la tecnología y las instituciones sociales, cambiará nuestro lenguaje y nuestra cultura, cambiando la forma de vivir a la que estábamos acostumbrados.

Ya hablé en artículos previos sobre la evolución de la humanidad (En “Estado del tiempo” [ https://wp.me/puWNX-6Q ] y en “Lo que ocurre en la situación actual” [ https://wp.me/puWNX-nn ]). Y lo que expliqué  en esos artículos es que las generaciones actuales estamos viviendo un cambio de era.  

El último cambio de era, de la Edad Media a la Edad Moderna, tardó 150 años en suceder, según el análisis que hizo Ortega y Gasset en su Libro En torno a Galileo. Pero creo que este puede durar mucho menos. Tal vez la mitad. Eso quiere decir que muchos de nosotros estamos presenciando el epicentro de esta nueva transición que, según este autor, comenzó el siglo pasado en la década de los treinta. Es decir que estamos realmente en el mero epicentro de ese gran cambio.

Y cuando sucede lo que este filósofo español llamó Crisis Histórica, todo lo anterior se derrumba para dar espacio a algo nuevo que todavía no está totalmente construido. Y mientras tanto hay como un vacío, una incertidumbre, la sensación de no tener una base o estructura firme donde pisar.

El Reino Unido se quiere separar de la Comunidad Europea cuando el mundo entero se está adentrando cada vez más en el proceso de Globalización.  Es un hecho que estamos en una misma embarcación y no podemos permitirnos que alguien haga un agujero porque le plazca en “su lado”, ya que eso ocasionaría que toda la embarcación colapse. Ya no podemos permitir que unos científicos o gobiernos produzcan un nuevo virus o hagan experimentos de armas biológicas o pruebas nucleares a su antojo, o que unos físicos pretendan crear un agujero de gusano para experimentar con el “espacio-tiempo”.

Así que querámoslo o no, estamos formando parte cada vez más de un tejido inseparable que requiere de un concierto de fuerzas. De manera que no solo estamos a punto de entrar a lo que han llamado una “Singularidad tecnológica”, sino que también ha llegado el momento de producir un importante cambio en el orden social y económico. Y necesariamente tendrá que haber una unificación de ciertas cosas esenciales que ya no pueden seguir marchando cada una por su lado.

Así que no es descabellado que nuestra individualidad vaya a ser puesta a prueba. Que nuestro espacio de libertades sufra una modificación importante para ajustarnos a una nueva forma de convivencia.

Aunque no pareciera que estamos preparados todavía para convivir dentro de una misma embarcación US, UK y Europa, con Venezuela, Cuba, China y Rusia, o Israel con todo el mundo árabe que lo rodea, tiene que haber cambios para poder seguir como humanidad en este planeta.  Y muy probablemente los cambios sucedan más rápido de lo que pensábamos. Y en estos momentos que hay un alto porcentaje desempleo, con economías paralizadas, Gobiernos agotando sus recursos para abastecer a los ciudadanos, con buena parte de las formas de producción conocidas casi detenidas. Pareciera ser el caldo de cultivo para que se produzca un gran cambio en la forma de vivir a nivel social y a nivel económico. Además, no es descabellado pensar que también nos toque presenciar una mortandad masiva porque es insostenible la tasa de natalidad y el nivel de población mundial. Además, ante la imposibilidad de conciliar doctrinas sobre la vida y el hombre tan disimiles, tampoco es descabellado que ocurran algún proceso de depuración ideológica.

Los más emprendedores intentarán tomar la iniciativa y promover y organizar instituciones para manejar todo esto de un modo proactivo. Pero muy seguramente lo harán con mucha torpeza y en medio de mucha conflictividad, por lo que cometerán muchos errores e injusticias.  Querrán mezclar “peras con manzanas”. Usaran criterios elaborados por sus burócratas que no son realmente los que prevalecerán. Y muchos podrán sentir estas directrices como arbitrarias y como signos de un mundo Orweliano

Tal vez el ser humano por su propia mano no sea capaz de llevar un cambio controlado. Y sea la “Naturaleza” la que le tome la delantera para hacer una “selección natural”. No podemos prever nada de esto aún. Ni está bajo nuestro control. Solo nos queda esperar y presenciar la nueva dirección del Zeitgest.

Lo que si podemos controlar es nuestra forma de encarar los acontecimientos. Así que en lugar de dedicar mi reflexión a estos cambios históricos, prefiero como Psicólogo dedicarme a revisar qué cambios debemos asegurar que ocurran en nosotros mismos.

He identificado cuatro temas relacionados con nuestra forma de encarar la vida que forman parte de nuestro sistema de creencias, que debemos de revisar con profundidad a fin de no caer en posiciones extremas que han probado ser falsas.

Estos temas han sido debatidos en la Opinión pública desde la última mitad del siglo pasado, y respecto a cada uno de ellos se han planteado ideas contrapuestas con igual poder de veracidad. Es decir, ideas opuestas entre sí las cuales cada una por separado podría bien argumentarse que son válidas o bien argumentarse que son falsas, al estilo de lo que se conoce en Filosofía como Antinomias Kantianas.

Aun en este nuevo siglo se estuvieron escuchando los ecos que defienden uno u otro extremo de cada uno de temas, lo cual indica a mi parecer, que no ha habido una entera y satisfactoria salida a estas antinomias. La salida en situaciones de este tipo vendría representada por una síntesis de las posiciones extremas. Y aunque todo el mundo comparte la idea general de que las posiciones extremas no son convenientes y que es necesario un “término medio”, no ha quedado suficientemente claro en cada uno de estos temas cuál es la síntesis respectiva. Ello compromete un riesgo, ya que en un momento dado podríamos caer inadvertidamente en una de estas  posiciones extremas.

Así que mi idea en los próximos artículos es describir brevemente cada uno de los temas e identificar en ellos cuáles son las posiciones opuestas, indicando cuál es la síntesis posible, de tal manera que esto nos sirva como brújula en nuestro mapa mental para orientarnos continuamente y no caer por alguna de estas “cunetas” mentales.

886573-chispa-enorme-de-la-energíaHubo ataque de misiles esta semana en Israel. Esto me tomó por sorpresa directamente ya que vivo al Sur en una de las ciudades que suele ser un blanco. Iba del trabajo a la casa al final del día y justo cuando caminaba por un sendero aislado sonó la sirena. Corrí hacia la calle más cercana preocupado de que estaban pasando los segundos y al llegar me lancé al piso en la entrada de un Supermercado. Para mi sorpresa vi gente en la calle que no se inmutó. Miraban al cielo entretenidos contemplando como la Cortina de Hierro destruía los misiles. Frente al establecimiento una señora venía conduciendo su auto con su marido a un lado. Al sonido de las sirenas, detuvo su carro y se unió a contemplar el cielo desde su auto como si fuera un espectáculo. Al terminar la alarma bajó del vehículo, su esposo pasó al volante, y ella entró al establecimiento, como si nada pasara, a hacer sus compras.

Llegué a pensar que tal vez se trataba de un ensayo y que no era algo real dada la actitud de la gente. Sobre todo de los caballeros que todavía estaban mirando al cielo. Esa idea me tranquilizó. Al salir vi por mi mismo hacia donde señalaban y quedaba aun la humareda. Me enfilé de nuevo camino a mi lugar, una vivienda anexa a una casa. Cuando estaba abriendo la puerta me saludó el propietario y justo en ese momento sonó nuevamente la alarma. Entré con él al refugio, dentro de su casa, e intercambiamos algunas palabras. Luego de la explosión, me fui a casa, me cambié de ropa y me fui al gimnasio.

Participe de una clase de Pilates. Antes de comenzar, varios de los presentes comentaban sobre las razones del ataque tan cercano a las elecciones presidenciales. Pero una vez comenzada, olvidé todo el asunto. Incluso al terminar me llamó la atención que no hubiera tanta gente como de costumbre, sin que se me ocurriera relacionarlo con el evento. Cuando estaba retirándome, justo estaba entrando al Gym la señora del Supermercado. Por un momento recordé el asunto, pero luego lo dejé a un lado y como ya no hubo más alarmas ese día, lo olvidé por completo y me puse a ver una película.

Al día siguiente tuve Supervisión de mis casos (trabajo como Psicólogo). El tema tratado fue acerca de cómo me sentía sobre lo sucedido y como lo había manejado. Hice consciente que había trivializado el asunto, siendo que era uno de vida o muerte. Me di cuenta que me había dedicado a distraerme, que no estaba conectado a mis sentimientos, que no estaba centrado y en contacto íntegro con el resto de mi personalidad, sino que me encontraba en una parcela de mi mismo. Estaba en un lugar de mi mismo donde me había desconectado de los demás. No había pensado en los establecimientos donde trabajo para ver como habían sido afectados allí. Al tomar conciencia de esto hice contacto con ellos por Whatsapp ofreciendo mi ayuda en caso necesaria.

Esta experiencia y la película que vi luego, activaron una serie de asociaciones que me impulsaron a escribir esta publicación.

Al ver la película las ideas comenzaron a ordenarse en mi cabeza. Se me ocurrió entrar a mi Blog. Me di cuenta que la última vez que escribí fue en el 2018 y que en el 2019 se cumplieron diez años desde que lo comencé y ni siquiera me di cuenta. No pude evitar repasar los hechos recientes que supongo han influido en que dejara de escribir.

Cuando estaba en Venezuela las cosas no es que estuvieran muy bien realmente, pero yo había encontrado un lugar donde mi bienestar emocional era de alta calidad. Contaba con muchas oportunidades de experimentar emociones positivas y estas superaban con creces las emociones negativas. Había logrado armar y dictar mis propios talleres y charlas a empresas, en centros de postgrado y formación profesional. Logré abrirme paso primero como Coach y luego como Psicoterapeuta. Logré conseguir mi propia clientela, mi propia audiencia. Ser invitado a programas de Radio y Tv. Incluso, hacer algo de investigación y publicar. El solo hecho de trabajar en mi profesión y de sentirme muy cómodo en ella, con tantas actividades profesionales tan variadas y estimulantes, rodeado de colegas y profesionales enriquecedores, ya constituía una fuente de satisfacciones, alegría y estímulo.

Pero además gozaba de mis propios rituales personales saludables como la práctica de Tai Chi y Chi Kung en el Parque del Este, pasear por la Cota Mil cada Domingo con la subida respectiva a Sabas Nieves, hacer una parada obligatoria a tomar un jugo natural en una Frutería de Altamira e irme en las tardes a pasar el rato en los Galpones de Sebucán. Todo eso hacía de los Domingos el día consagrado a la recarga semanal .

Al venir a Israel me tocó una nueva cultura, una nueva lengua, un nuevo entorno. Con ventajas y mucho significado para mi, pero también con sus propios problemas, peculiaridades y amenazas. Y la verdad que luego del entusiasmo inicial, comencé a sentirme muy estresado.

Pero pensé al comienzo que eso era lógico. Que es como cuando sacas una planta o árbol de su Jardín natural y lo trasplantas a otro Jardín; inevitablemente al inicio sus hojas se ven marchitas y tiene una apariencia decaída. Pero luego se recupera y re adquiere su verdor y su vigor. También pensé que nada había cambiado dentro de mi, que seguiría siendo el mismo, que seguiría escribiendo, que seguiría vinculado con mis clientes y pacientes a través de Skype y el portal TuTerapiaenLinea.com.

Pero ante la imposibilidad de ejercer legalmente como Psicólogo en Israel hasta no cumplir con un largo proceso y ante la necesidad de trabajar haciendo limpieza o trabajo manual, tuve que dejar a un lado esa parte de mi identidad vinculada al rol del Psicólogo, y concentrarme en mi sobre vivencia.

Fue muy frustrante la falta de idioma y su lento aprendizaje. Además, que la gente tiende a juzgarte en función de cómo hablas, y al escucharte tan limitado al hablar, consideran que eres un retrasado mental o algo así. Además, apenas me he acostumbrado a un lugar, cuando ya he tenido que mudarme. Por demás, la vivienda es costosa. Por otro lado, el costo de la vida es muy alto y he pasado periodos con el dinero muy contado. Y lo peor fue tener que trabajar con gente de bajo nivel socio cultural y psicológico, que maltrata a los demás a su alrededor. Así que, en suma, definitivamente que al venirme aumentaron mis emociones negativas.

Pero a su vez, disminuyeron las oportunidades de experimentar emociones positivas. Para comenzar, tuve que olvidarme del Domingo como día de recarga, pues en Israel se trabaja de Domingo a Jueves. Como soy observante del Shabbat, básicamente sólo dispongo del viernes como día  disponible para la recreación. Además, tengo muy poca vida social y pocas oportunidades de relacionarme que no sea en mi rol de trabajo. Tampoco obtengo la satisfacción que tenía a través de los talleres, cursos y clases en la Universidad, ni soy invitado a programas en los Medios ni tengo mi consulta privada. Encuentro que el trabajo que hago en Pre Escolares y Colegios tiene cierto grado de presión.

Antes de venirme a Israel mi ratio emocional era muy saludable y luego al venirme cayó a niveles peligrosos. Y esto no dejó de manifestarse. No solo en mi estado de ánimo, sino en mi salud. Meses antes de emigrar me hice un chequeo médico y me informaron que mi estado de salud era tal que mi edad biológica era diez años menor a mi edad cronológica! Por su parte, aquí en Israel, ya desde el primer año comencé a padecer de afecciones de salud por muchos frentes diferentes, gracias a Dios nada grave, pero que han exigido mucho de mi tiempo (y preocupación).

Ya han pasado tres años y no dudo en afirmar que ha sido éste uno de los periodos mas duros de mi vida. Mucho trabajo, mucha exigencia personal, mucho trabajo de hormiga, mucho estudio y mucho cansancio. Y además muy solo. Y a pesar de que hago mucho deporte, que practico hiking, que paseo en bicicleta y troto con frecuencia, que leo y estudio mucho, no pude evitar la caída de mi bienestar emocional.

Sin duda que eso ha sido un factor que me ha restado y disminuido en mi capacidad de dar y compartir con otros, y que influyó en que dejara de escribir en mi Blog. La gran mayoría de los días he llegado a casa cansado y con dolor de cabeza. Y la energía disponible la he usado para hacer cosas que me ayuden a entretenerme, pasar el rato y recargar las baterías.

Pido disculpas a los que solían leer mis escritos por haberlos descuidado por tanto tiempo. Cuando comencé a escribir en este Blog, no es que me encontrara precisamente en una buena época de mi vida. Mas bien, en ese momento todos mis cimientos se habían desgarrado. Sin embargo, me ayudó mucho escribir y a la final logré salir adelante, entre otras cosas, gracias a que me aferre a mi vocación de inspirar a otros. Fue justo ese compromiso de compartir la llama con otros, lo que me permitió, poco a poco, reconstruir mi vida, mientras compartía con otros mi propia experiencia al intentar encontrar sentido y significado a la vida.

Pero aquí ha sido diferente. Y al ver la película y al pensar en toda la experiencia del ataque de misiles y de mi reacción, me pareció que comencé a comprender mejor de que se trataba. Por qué, aquí me he sentido tan drenado, tan agotado. Y al reflexionar sobre todo esto anoche, me entusiasmó la idea de volver a publicar en el Blog acerca de todo esto.

La película que estaba viendo es un Film llamado Tully. Creo que quedó malograda por una escena, que a mi parecer fue una muy mala elección para incluirla dentro de la historia, a pesar el brillante esfuerzo de la actriz principal, Charlitze Theron, quien se entregó de cuerpo entero (engordo 25 Kg para el rodaje). Vi una versión en un famoso portal latino con sub títulos y que lamentablemente cometió un pequeño gran error al traducir un detalle crucial en la película. (En Ingles «Maiden Name» siginifica «apellido de soltera», mientras que «Maid’s name» significa «nombre de la niñera». Ahí les dejo ese dato no mas!)

El Film trata sobre los esfuerzos de una madre por llevar a cabo su rol con inspiración a pesar del cansancio y las frustraciones de la vida cotidiana. A pesar de estar casada y tener una buena relación, se encontró luego del parto completamente sola –y desolada- en su tarea de ama de casa. Su esposo llegó a decirle que no tiene sentido que el se levante en las madrugadas a alimentar al bebe si el no tiene pechos para amamantar. Es un tipo que trabaja duro para sacar la familia adelante, que espera que haya una buena cena servida al llegar en la noche, que ayuda un poco con las tareas a los niños y luego se va directo a su cama a dedicarse a los videojuegos para desestresarse.

Esta madre no sólo se ocupa del Bebé, sino que además limpia la casa, les sirve la cena, recoge y lava todo, se enfrenta a los reclamos y reuniones del colegio y hace ejercicios. Pero su dedicación no es sólo en el plano físico, sino que además, procura ser paciente, tratar a todos con cariño y con dulzura el bebe, cocinar platillos especiales a la familia y  ponquesitos con caritas para que su hijo comparta en el Colegio, y juega con sus hijos, ademas que busca la forma de estimular a su marido que esta desinteresado en el sexo. La mujer es como una Superwoman. Esto no me parece descabellado. Tuve la buena fortuna de tener una esposa así. Y se que hay mujeres como ella. Tengo amigas y conocidas que hacen y han hecho todo lo humanamente posible por cumplir con las exigencias que existen sobre el rol femenino en general. Así que aprovecho de honrarlas con este breve comentario y darles mis respetos, incluyendo a mi Ex.

Pero todo esto no sucede de gratis. Tiene su costo. En la película la mujer, sometida a deprivación de sueño, termina por colapsar. Afortunadamente, esto despierta al marido a ser mas colaborador con ella.

Esta historia encontró eco en mi flujo de reflexiones de la semana. Hay muchas situaciones así en nuestras vidas,  exigentes, desgastantes, donde la gente a tu alrededor necesitan de tu ayuda. Y uno tiene que Dar en situaciones así. Y no basta que sea sólo a nivel físico, sino también a nivel psicológico. Lo que el bebe necesita de su madre va más allá del pecho y del cuidado físico. Necesita ternura, amor, calidez, que lo calmen.

Esta dedicación nuestra sólo es posible cuando se ve motorizada por una parte nuestra que le ilusiona la idea de nutrir a otros. Y en la película se observa que la madre recurre a una parte de ella que actúa como una niñera, que está entusiasmada e ilusionada con el Bebé, que tiene mucha energía y la impulsa a cumplir su rol en un más de 100 por cien. Pero también en la historia se ve que esta parte de la madre no es una parte central conectada con el resto de la personalidad. La ayuda a sacar energías para dedicarse a todos esos retos pero realmente no lo hace de una manera centrada que también vele por su salud, por lo cual termina por caer en el colapso.

Al decidir venirme a Israel pensé que seguiría con mi Carrera tal como la dejé en Venezuela: trabajar con adultos, hacer stage en un hospital a tiempo parcial para terminar de validar mi práctica profesional en el mundo clínico y poder dedicarme a mi actividad privada, quizás incluso con la población Latina. Pero pronto me di cuenta que este plan tomaba mucho mas tiempo del que había imaginado. Tenía que adquirir primero el idioma necesario para ser aceptado en un hospital.

Durante los primeros dos años en Israel  estuve sometido a mucho estrés. Y lo peor fue tener que hacer trabajos no vinculados a mi profesión directamente, lo cual me hizo sentir muy desdichado. Y es claro que esto me restó fuerzas para dar y compartir.

Cuando llegaron mis libros de Venezuela al final del segundo año, capturó mi atención uno que había comprado antes de venirme y no alcance a leer  sobre la maternidad y el desarrollo infantil . Estaba en ese momento trabajando en un Colegio durante las tardes, en actividades especiales con niños especiales, como guía, no como psicólogo.

La lectura de ese libro, el hecho de estar en contacto con el mundo escolar y el confrontarme con la realidad de que el desarrollo del idioma tomaría mas tiempo del que había imaginado, me llevó a pensar en la opción de trabajar en Psicología Escolar. En Israel, es un área mas demandada, hay recursos, hay necesidades, hay presupuesto, los Psicólogos tienen un rol claro y definido en el Sistema Escolar. Ademas, son mas tolerantes con el nivel del idioma, ya que no tienes que comenzar por hacer tratamientos, sino con ser una agente coordinador de fuerzas para lograr resultados.

La idea de trabajar en el área escolar me hizo sentido a nivel personal, a nivel profesional, a nivel practico y sobre todo a nivel de salud mental, pues me daría la oportunidad de trabajar como Psicólogo. Aunque nunca trabajé en esa área antes, ni trabaje con niños, me sentí muy entusiasmado a lanzarme por ese camino. Y pensé que, en un tiempo, una vez alcanzado un nivel mayor de idioma, podría accesar al área clínica. Y así podría hacer stage en ambas áreas de especialización a la vez. Todo esto cuajo en mi mente. Y me lancé al terreno de juego. En un mes conseguí concretar conversaciones en un lugar que luego tardó unos cuantos meses en concretarse, pero finalmente se dio.

Si bien en el área Clínica no se me exigió hacer cursos ni pasantía para iniciar el stage, dado que el nivel de idioma requerido es mas alto, no he podido comenzar aún. En cambio en el área escolar ya fui aceptado, pero he tenido que tomar cursos y hacer pasantía. Sin embargo, como dice el dicho «no hay mal que por bien no venga»: me tocó hacer un curso de Psicoterapia Infantil el cual terminé recientemente. Me pareció muy difícil seguir las clases, con un estilo muy tradicional de discusión de lecturas. Pero el curso me llevó a estudiar y profundizar en la Psicología Infantil.

No he parado de estudiar desde mi segundo año aquí. Además de Psicoterapia Infantil me había inscrito por mi propia iniciativa en un curso de Psicodiagnostico. Con las lecturas me di cuenta, respecto a mi mismo, que había avanzado mucho en Venezuela hacia el encuentro con mi verdadero Self. Pero que la llegada a Israel había representado un retroceso en ese desarrollo, debido a que el estrés, las presiones, exigencias y desafíos sin tantos elementos que equilibraran la balanza, me llevaron a un ratio emocional no saludable. Y esa situación de amenaza, ha actuado como un verdadero ataque de misiles en mi vida.

Pero si ya comencé a trabajar como Psicólogo desde hace un año, por qué siguió el estrés?. En el trabajo no me andan presionando. Hay profesionales dispuestos a ayudar y darme apoyo cuando lo requiero. Las personas con las que trabajo en los pre escolares me tienen mucha paciencia y aprecio. Y entonces? Por que tanto estrés?

Y esta reflexión me llevó a pensar que había algo más dentro de mi ecuación psicológica que tenia que descifrar. Había pasado desapercibido a mis ojos algo de mi mismo que potencia mi estrés y soy yo mismo.

Toda esa situación que percibí como un ataque de misiles, me llevó a refugiarme en una parcela de mi personalidad y no es una posición central e integradora. Me refugié en una parte de mi que es muy dedicada al trabajo, que no para, que se exige más de la cuenta, que es extremadamente responsable y que es capaz de trabajar por largas jornadas. Es una parte de mi que se afinca demasiado en el trabajo y el logro. Y definitivamente es una parte mía que contribuye y es muy útil para mi, que valoro.  Pero a su vez, tiene su lado oscuro. Que se fija estándares muy altos para todo, y cuando la realidad se aleja de ese estándar me bombardea con reproches, con molestia e insatisfacción.

Y estoy tan acostumbrado a valerme de esa parte para funcionar, que a veces le he dado el papel protagónico. En Venezuela la había comenzado a desmontar ya que había incrementado mi Mindful Awarenes con la práctica del Mindfulness, lo que me llevaban a funcionar más desde mi Self. Pero al encontrarme en la situación de «bombardeo externo» que ha representado la emigración, le dí el timón, sin darme cuenta, a esta parcela de mí. Con la que estoy muy acostumbrado a vivir y me resulta muy familiar.  Es una forma de «apercepción» que actúa por «default» desde el fondo de mi ojo, de manera automática e inconsciente. Y cuando me he dado cuenta de su protagonismo, la he justificado y sobrevalorado (es lo que en lenguaje clínico se llama rasgo EgoSintónico).

Pero este rasgo no parte de una posición central y organizadora, sino que es una parcela, solo una faceta. Como la parte que ayudó a Tully. Es un recurso, pero no es el Self. Entonces, cuando actuamos desde una parcela, nos agotamos. Pero en mi caso, adicionalmente, me sometí a mi propio ataque de misiles interno, con exigencias y autoreproches continuos que inundaron mi inventario de emociones negativas diarias.

Así que no solo ha sido el ataque de misiles externos de los desafíos de mi vida lo que me ha tenido agobiado, sino el propio ataque interno al que me he sometido. Y anoche me di cuenta que así como sucedió con el ataque de misiles (externo) que me llevó a no contactar con los establecimientos para ver que necesitaban, así mismo, mi propio bombardeo interno me ha acorralado en un refugio que no me ha permitido conectar con el resto de mi personalidad para ver como se siente, si necesito descansar o hacer una pausa. Y que ha disminuido igualmente mi capacidad de dar y compartir, de socializar y de inspirar a otros como solía hacerlo.

En el curso de Psicoterapia Infantil tuve que hacer un trabajo final tomando un caso para analizarlo. Use un caso que me ha tocado presenciar en mi trabajo como Psicólogo Escolar acá en Israel. Es un niño que sufre una enfermedad que afecta su fisiología y que debe recibir una supervisión y un tratamiento continuado (24/7). En el pre escolar es un niño organizado, responsable, querido, trabajador, dedicado y de buena conducta. Su madre se queja de el y da un panorama diferente. Dice que no colabora y hace rabietas.

Al estudiar su caso entendí que su enfermedad produce cambios en su estado de ánimo y produce muchas incomodidades y dolores físicos. Ademas, los padres no se la llevan bien y discuten a diario. El niño hace un gran esfuerzo. Va a atender sus responsabilidades en el pre escolar y lo hace de maravilla. Pero en la tarde esta vaciado. Siente algo muy turbio y negativo dentro de si. Y no sabe como sacarlo, como aliviarlo, como hacer que pase. Por eso, ante cualquier exigencia adicional o perturbación en casa, pierde los estribos. Ya no tiene fuerzas para nada más.

Mis lecturas de Psicología Infantil me han permitido comprender que este niño necesita «colocar» en su madre ese material negativo, de manera que ella lo ayude a procesarlo, a digerirlo, a metabolizarlo y a excretarlo. Que ella sea capaz de hacerlo por él al principio. Y que lo enseñe a cómo procesarlo y cómo calmarse.

Pero la madre de este niño lo atiende físicamente solamente. Se ocupa de el. Lo viste, lo cambia, le da el desayuno y le prepara la lonchera, lo lleva al colegio y lo va a buscar, lo lleva a todas sus consultas médicas, le atiende en todos los asuntos que requiere su enfermedad. Pero no sabe ni cómo calmarse ella ni cómo calmarlo a él. Ella hace solo lo que tiene que hacer. Y al final del día no tiene fuerzas. Ni siquiera para buscar ayuda o hacer algo diferente fuera de esta rutina desgastante.

Su madre hizo lo mismo con ella. De hecho no la ayuda en el cuidado con su hijo. Es una emigrante que incluso como abuela se ve en la necesidad de trabajar duro para salir adelante. Llega a su casa a encargarse de las cosas de la casa y no tiene fuerzas tampoco para encargarse de nadie mas.

No basta con trabajar y dar el todo por el todo. Hay que hacerlo con amor y con cariño. Con paciencia y con serenidad. Pero para eso, tenemos que aprender a calmarnos, a serenarnos. En mi situación personal me di cuenta que no tiene sentido esforzarme tanto por cumplir con todas mis obligaciones, si luego no tengo espacio emocional para atender al otro y sentir empatía por el.

Pero ahora todas estas piezas parecen estar encajando. Ahora me doy cuenta que he requerido desmontar mi personalidad para re-estructurarla sobre una base más sólida e integral. Y todas estas experiencias me están conduciendo además en una nueva dirección profesional. Las experiencias de los últimos dos años con niños,  han estimulado en mi la idea de buscar un lugar para realizar mi stage en el área clínica dedicado a los niños. Y es lo que estoy buscando ahora.

Siempre me voy a la cama tarde. Y me reprocho porque luego debo levantarme muy temprano. Y luego al día siguiente me siento muy cansado, no sólo físicamente, sino también a nivel emocional. La razón es que durante el sueño el cerebro produce los neurotransmisores para su funcionamiento. Y si no duermo suficiente, luego la carencia de neurotransmisores hace que luego esté no solo cansado, sino también más reactivo y menos paciente.

Para producir los neurotransmisores que se requieren se necesita entrar en un estado de sueño profundo de 0 a 5 ciclos por segundo, al cual se accede por apenas unos cinco minutos cada ciclo de hora y media. De manera que en una noche, lo ideal es al menos estar 20-25 minutos en esa zona para poder contar con el suministro químico para la actividad cerebral. Esto implica que hay que dormir al menos siete horas. Si dormimos menos horas y el sueño no es de calidad, tendremos menos neurotransmisores.

Anoche luego de terminar la película estaba yendo a la cama tarde otra vez. Estuve a punto de reprocharme. Pero recordé que el auto-reproche genera una carga negativa adicional e innecesaria a la que ya de por si tengo que enfrentar en mi interacción con el medio externo. En lugar de dormirme con ese mal sabor del auto reproche, decidí hacer un ejercicio. Tratarme con Cariño! Esto al menos me daría calidad en el sueño, lo que implica más tiempo en la zona de sueño profundo, lo que implica, mayor cantidad de producción de neurotransmisores.

Primero me tranquilicé con la idea de que todo a la final parece estar tomando forma en mi vida y que todas las experiencias de los últimos tres años han valido la pena. Que si bien la emigración desmontó toda la estructura de mi personalidad, y eso se ha vivido como un mucha incomodidad, a la final esto me ha permitido encontrar mi Chispa, mi autenticidad, mi Self Verdadero en una nueva y más profunda dimensión más vinculada con la maternidad, la imagen femenina y el mundo infantil. Luego me conecté en mi imaginación con una parte de mi mismo, mas bondadosa y de mayor sabiduría, que me nutria, me aliviaba, me tranquilizaba. De inmediato sentí un gran alivio y me quede dormido muy profundo.

Dormí muy bien y recargué las baterías. Esta mañana me levanté como un León apenas sonó el despertador y me sentí impulsado a compartir estas reflexiones públicamente. No estoy ofreciendo soluciones ni recomendaciones en este escrito, sino solo compartiendo una experiencia personal con Ustedes.

Quería agregar un post adicional en este mes de abril, con un toque más personal, con motivo de que se cumplen nueve años desde que comencé este Blog. La intención al iniciar este proyecto, y que he mantenido desde entonces, fue la de “pensar en voz alta” en la búsqueda que emprendí en ese momento, a la vez que compartía públicamente mis notas. Al darle la forma de “artículos” me obligaba a organizar mis ideas y ponerlas “en limpio”, lo cual me permitía procesar mejor el producto de mis lecturas, de mi experiencia ayudando a otros y de mi propio desarrollo personal.

Me había dedicado durante la primera parte de mi vida a seguir una dirección para luego ver cómo todo lo logrado comenzó a desmoronarse. Y en ese estado inicié un nuevo camino, a todo nivel, incluyendo el área profesional. Me había dedicado durante unos años al área de la psicología organizacional y en ese momento decidí migrar al área de la consulta privada.

De chico quise estudiar Medicina para luego especializarme en Psiquiatría. Pero como vivía en una ciudad del interior de Venezuela y este plan representaba irme a Caracas, decidí abandonar la idea. En su lugar, comencé a estudiar Ingeniería, lo cual me permitía mantenerme en la casa de mis padres. Aunque hubiese preferido la Ingeniería Electrónica (los circuitos electrónicos y las nacientes computadoras guardaban un paralelismo con el Cerebro), terminé escogiendo la Ingeniería Eléctrica, que era la opción existente en la Universidad donde estudié.

Aunque me costó mucho el estudio del Cálculo Diferencial, la Geometría Analítica, el Algebra Lineal, las Ecuaciones Diferenciales, la Física y la Programación, reconozco que estos estudios fueron muy importantes para mi desarrollo cognitivo. Pero al terminar los cursos básicos y verme frente a los dos últimos años dedicados a los cursos especializados relacionados con la Potencia, el Alto Voltaje y las Instalaciones Eléctricas, me di cuenta que no tenía el menor interés en proseguir.

Ya habían pasado tres años de mi vida y ahora me parecía que los estudios de medicina me resultaban un poco largos, así que me decidí por la Psicología. Y lo que tenía en mente era dedicarme a atender personas en la consulta individual para ayudarlas a vivir mejor.

Al terminar los estudios me di cuenta que no tenía la madurez profesional para hacer eso y que debía seguir estudiando. La opción disponible en Venezuela para hacer lo que yo quería era la especialización en Psicología Clínica, lo que implicaba trabajar en un Psiquiátrico (Manicomio) durante unos dos años sin ningún pago. Deseché esta posibilidad, ya que por una parte no contaba con los medios económicos para poder hacer eso, pues tenía que ganar dinero para pagarme un lugar donde vivir en Caracas. Pero además, y por eso no insistí, estas instituciones no me parecieron nada agradables. Había estado en servicios de salud mental públicos un par de años en mis pasantías y sinceramente no me agradó mucho el ambiente en estas instalaciones.

Orientado más por una visión práctica y ambiciosa, decidí dedicarme a la Psicología Organizacional. Comencé a trabajar en empresas lo cual me permitía subsistir económicamente. Luego tuve la oportunidad de hacer un MBA para el cual conseguí una beca y un crédito educativo que luego me fue condonado. La formación recibida en el MBA complementó mi educación en nuevas direcciones. Los cursos de Economía, Matemáticas Financieras y Probabilidades, entre otros, fueron muy importantes para desarrollar el razonamiento de escenarios.

Esta formación me dió herramientas para obtener buenas oportunidades de trabajo, lo cual me permitió crecer a nivel material (casa, carro, viajes, condominio vacacional, pólizas de seguros y en general, nivel de vida), lo que me dió la posibilidad de tener esposa e hijos. Sin embargo, diez años después me di cuenta que no me sentía satisfecho a nivel profesional. La Psicología Organizacional terminaba siendo muchas veces una gestión administrativa en general, y en una Venezuela que decaía a nivel social y económico, la función de relaciones laborales cobraba cada vez mayor peso y exigía de mayor atención, lo cual cada vez más me alejaba de mis verdaderos intereses.

Finalmente dejé ese camino con el costo que representó en mi vida. Quería retomar la idea de dedicarme a la consulta individual, pero no sabía cómo hacerlo. No me sentía preparado primero que todo. Así que en forma transitoria me dediqué a trabajar, en forma independiente. Primero como Facilitador de Cursos y Talleres de Formación Gerencial en áreas relacionadas con la Psicología como la Comunicación, la Negociación, la Inteligencia Emocional y el Liderazgo. Luego, como Coach Gerencial.

Mientras trabajaba como Facilitador y Coach comencé a profundizar en la Psicología por mi propia cuenta. Primero en todas las habilidades psicológicas que trataba en mis cursos, pero luego me fui enfocando en la Neurobiología, en la Psicología Cognitiva y en la Teoría de Ego States, así como en diversos tratamientos psicotepeuticos. Fue en ese momento que comencé con este Blog, con la idea de compartir con otros este viaje.

Logré encontrar una perspectiva y métodos de abordaje de Psicoterapia con la que me sentí cómodo. En la medida que conté con más recursos, gracias al estudio de diversos tratamientos psicológicos, comencé a trabajar en mi propio consultorio haciendo Psicoterapia. Conté con la ayuda de algunos colegas, a los cuales les debo profundo agradecimiento al darme la oportunidad. Con uno de ellos en particular pude compartir el estudio y la práctica de tratamientos psicológicos así como la discusión de casos. Estos contactos me abrieron nuevas posibilidades que me ayudaron a consolidarme cada vez más en esa área.

En paralelo, mi paso previo por la Psicología Organizacional no fue en vano. Había logrado escalar a otro nivel al actualizarme con la Psicología Positiva (PP) y en particular con la Psicología Organizacional Positiva (POP). Tuve la oportunidad de organizar un curso de POP para un Diplomado especializado de PP en Venezuela. Esto me dio mayor solidez, no sólo en mi labor en la Formación Gerencial, sino para hacer Intervenciones en Empresas. Toda esta experiencia profesional, a la que se sumaba mi experiencia en Psicoterapia y Coaching me permitió tener mayor impacto con mis talleres y cursos. En particular, en mis talleres de Inteligencia Emocional.

Esta cristalización de logros en el área organizacional que me condujo a publicar trabajos y a enseñar, a su vez retroalimentó positivamente mi actividad en el área de Psicoterapia, pues los talleres, cursos y consultorías fueron la mejor manera de promover mis servicios para poder tener consultantes en mi consulta privada como Coach o como Psicoterepeuta. Cada vez tuve mayor actividad de consulta, y justo el tipo de consultante que a mí me interesaba, que no era necesariamente el paciente psiquiátrico.

Existe una idea distorsionada y bastante extendida de que sólo necesita recurrir a una Psicólogo quien padece un «trastorno mental» o «trauma». Y que la gente «normal» tiene que buscar otro tipo de apoyos. Es importante aclarar que el desarrollo psicológico tiene varias etapas. De acuerdo con el enfoque con el que simpatizo, existen nueve niveles de desarrollo y en cada uno de ellos puede haber «trastornos». Sin embargo, lo que suele conocerse como “trastornos mentales” son disfuncionalidades que ocurren sólo en los primeros tres niveles. Pero una persona puede estar estancada o descarrilarse de su desarrollo psicológico en cualquiera de los niveles. Pero en esos casos la persona no suele ir a un Psicólogo, sino que recurre a otros expertos, gurús, «maestros» y líderes espirituales.

Para poder guiar a alguien a superar un nivel en el que se encuentra trabado o se ha descarrilado, es esencial que se haya superado ese nivel previamente. Un Psicólogo que se encuentra en su nivel 4 de desarrrollo puede perfectamente ayudar a pesonas con dificultades en los niveles 1, 2 y 3. Sin embargo, tendrá dificultades para ayudar a alguien con dificultades en el nivel 4 y no podrá ayudarlo en lo absoluto si el consultante tiene dificultades en un nivel superior.

Según estudios que se han realizado, en la sociedad moderna el promedio de las personas está en un nivel de desarrollo de 3.5, y los trastornos y tratamientos de un Psicólogo promedio están concebidos para el promedio de la población. Pero si alguien tiene una dificultad en un nivel superior, necesitará un Psicólogo que haya superado ese nivel.

En los últimos años ha habido un boom del coaching. Hay un tipo de coaching que ofrece herramientas de tipo comunicacional y relacional, lo cual es justo el recurso que requiere alguien trabado en el nivel 4. Un profesional, que ha alcanzado un nivel de responsabilidad de liderazgo o que tiene mucha demanda de tipo relacional, y que evolucionó bien en los niveles 1, 2 y 3, puede encontrarse trabado frente a las nuevas exigencias que le plantea el medio laboral. En general, muchas personas de este tipo, prefieren un Coach a un Psicoterapeuta. Desafortunadamente, al haberse creado el estereotipo de que el Psicólogo solo trata problemas de los niveles 1, 2, o 3, se ha creado la mala interpretación (a la que han contribuido muchos Coach por cierto) de que la persona «normal» no tiene por que acudir a ellos.

Este tema de los niveles lo expliqué con un poco más de detalle en un post que dediqué al descarrilamiento gerencial y a la adicción al trabajo (workaholism) que titulé Gajes del Oficio:https://wp.me/puWNX-b7.

En mi opinión, un Psicólogo que haya logrado desarrollarse a nivel personal más allá del nivel 4 y se encuentra en el nivel 5, al 6, al 7 o incluso más allá, estaría más facultado y en mejores condiciones de ayudar a personas de niveles previos, que una persona que si bien haya superado ese nivel, no tenga la formación profesional y el entrenamiento que tiene el Psicólogo. Ni siquiera el Psiquiatra tiene la formación que tiene el Psicólogo, ya que su formación es médica y está preparado para administrar tratamiento farmacológico, no para administrar tratamiento psicológico (Aunque hay aclarar que hay Psiquiatras que reciben un entrenamiento adicional, lo cual les faculta para administrar tratamiento psicológico).

Pero vuelvo a mi reflexión personal. Desde un inicio, en mi adolescencia, el tipo de Psicólogo que yo quería ser, no era el de una institucion mental, especializado en personas de niveles 1, 2 o 3. El tipo de Psicólogo que yo quería ser era uno que se ocupara de niveles superiores, en su consulta privada. Mi modelo en esa época era el Psiquiatra Suizo Carl Jung. Si bien Jung en sus primeros años trabajó en centros de salud mental, luego se dedicó a su práctica privada y fue “atrayendo” otro tipo de consultantes a través de sus libros. No atendía tanto a pacientes con Histeria, con delirios u obsesiones y compulsiones, sino que comenzó a atender personas “sanas” y productivas que querían crecer como personas a nuevos niveles.

Yo tenía una idea muy clara de adonde quería ir, pero para llegar allí hacia falta todo un proceso, no sólo de desarrollo profesional, sino también de desarrollo pesonal. Así que tuve que pasar por muchas experiencias, perdidas y fracasos, que me permitieran desarrollarme a nivel personal.

Mi reflexión sobre esto es que muchas veces nos encontramos con dificultades y desafíos que demoran y complican nuestros planes. Y podemos llegar a pensar en qué mala suerte que tenemos. Sin embargo, pienso que en la vida pareciera que nada sobra. Cada cosa que la vida nos va poniendo enfrente, sirve para nuestro desarrollo. A veces nos tocan desafíos tan difíciles que no sabemos cómo sacarles provecho. Como encontrarles lo positivo. Pero siempre es posible que los usemos para nuestra evolución.

Víctor Frankl decía que el ser humano se mueve en dos planos diferentes y la salud mental depende de cómo maneja estas dos áreas (este tema lo traté antes en otros post, especialmente en uno llamado Las dos caras de la Victoria: https://wp.me/puWNX-5F). En un plano está el mundo de los éxitos, logros y conquistas. La persona se fija metas, dedica su energía a realizar ciertas acciones y luego obtiene a cambio un resultado. Si el resultado no es lo que quiere, tiene que mejorar y volver a insistir hasta conseguirlo. Y mientras más logra, más éxito tiene. Pero el ser humano en paralelo también se mueve en otra dimensión con unas reglas de juego diferentes. Donde las cosas que le pasan a la persona, son cosas que la vida le da. Cosas que no esperaba y que pueden llegar a ser muy trágicas y dolorosas. Y ante este Destino, el hombre no necesariamente tiene que ser pasivo y quedarse de brazos cruzados, quejarse o lamentarse. También hay algo que hacer aquí en este plano, aunque no pertenece al terreno de la Acción propiamente. Una vez que la persona deje a un lado el Dolor que le pueda producir este Destino, y lo Acepta, debe intentar asimilar el mensaje encriptado que ahí allí para él. La persona tiene el desafío de descifrar cómo convertir eso que la vida le da en algo positivo. A la larga, si va mirando su vida en retrospectiva, podrá entender de qué se trata la Misión personal que le toca y asumirla en forma de un Propósito que de sentido a su vida.

En el primer plano, el plano de la acción, el éxito se mide en términos de cuán efectiva es la persona en alcanzar sus metas, es decir, en la medida de sus logros. En el segundo plano, el éxito se mide por el grado de cumplimiento del “encargo” que la vida le da. Lamentablemente, muchas veces vivimos estas dimensiones como separadas. Pensamos que sólo se trata de una dimensión, la de la Conquista, y vemos la segunda, la de la Aceptación, como un estorbo o una mala suerte. Pero podemos hacer más progresos en la vida en la medida que logremos alinear estas dos dimensiones y avanzar en ambas a la vez. Si tomamos lo que la vida nos da y lo asumimos de una forma proactiva, convirtiéndolo en planes y metas para lograr, podremos integrar ambos planos. (Cabe acotar que estas ideas de Victor Frankl influyeron directamente en Covey, fallecido recientemente y quien se hiciera famoso por los Siete hábitos de la gente altamente efetiva. La forma como él le dio forma muy personal a la idea de Frankl de los dos planos de actuación, es en lo que llamó La Victoria Personal y la Victoria Pública y también en lo que denominó el Principio 90/10).

Siguiendo con mi caso. Llegó un momento en que logré construir mi propio punto de vista que me hacía sentir cómodo para poder trabajar en Psicoterapia, que combinaba la Psicología Dinámica con la Psicología Cognitiva, tomando las emociones y sentimientos como eje del trabajo. Conseguí atraer consultantes a mi consulta privada que se ajustaban a mi visión de lo que yo buscaba. Y lo mejor de todo, es que logré apoyarme en mi background organizacional, ya que a través de los talleres, logré atraer consultantes. Y todo esto me dio un gran crecimiento profesional y personal, así como una gran satisfacción.

Pero cada vez me sentía más incómodo en Venezuela como país. Y lo primero que me preocupaba era cómo poder emigrar sin afectar mi ejercicio profesional. Así que comencé a buscar posibilidades en países hermanos como Panamá, Perú, Colombia, Ecuador o Argentina, donde el Idioma y la semejanza cultural podrían facilitar la integreación.

Pero la opción que finalmente escogí fue Israel. No lo estaba buscando en principio, ya que no era la mejor opción desde el punto de vista práctico. Pero es una opción que estuvo a mi alcance y la tomé como parte de un proyecto mucho más integral y con significado personal para mi. Y ahora como parte de la reválida de mi profesión en Israel requiero trabajar en un instituto público de salud mental durante un tiempo, esta vez, afortunadamente con pago. Luego de un tiempo podré trabajar por mi cuenta en forma privada. Para poder ser aceptado en un lugar requiero tener un buen nivel del idioma, lo cual a su vez toma su tiempo. Así que mientras desarrollo el nivel requerido en el idioma, trabajo en actividades relacionadas con mi profesión: en las mañanas cuido personas mayores que necesitan ayuda para caminar por los alrededores de su casa y en las tardes trabajo en un Colegio de niños especiales que presta su local para actividades vespertinas con los chicos. Además, atiendo a la población hispanoamericana a través de este Blog, de la página de FCB En busca de la Excelencia Personal, de Skype y de la Plataforma TuTerapiaEnLinea.

Y al mirar atrás veo todo el camino recorrido y me doy cuenta de cuán importante es para mí mi profesión que ahora estoy dispuesto a trabajar en un centro de salud mental, cosa que rehuí en mis inicios. Pero ahora, incluso, con mayor grado de complejidad que antes (otro idioma, otra época vital, otra cultura).

Aunque mantengo en mente la idea de la reválida profesional, lo que enfoco en mi día a día es lo que tengo enfrente en este momento: las personas mayores y los niños que cuido, así como también cómo mejorar yo mismo como persona y hacer lo mejor con lo que la vida me va dando. Intento no perder de vista que todo lo que vivo es parte de un proceso. Que las cosas que vivo a la final se pueden convertir cada una en una pieza más de mi evolución en la medida que mantengo una actitud constructiva. Aprendiendo a llevar a la realidad en mi vida diaria la idea de «Ser Feliz con mi Porción» (1), es decir, aceptar, asumir y procesar lo que la vida me va dando a diario, para convertirlo en algo que tenga sentido, para convertirlo en Oro!

Nota: Hay muchos ejemplos de personas que han sabido convertir lo que las vida les da en oro, pero aqui les dejo el enlace a una de ellas…la historia de Elizabeth Smart contada en TED. https://youtu.be/h0C2LPXaEW4

Nota 1:

Una idea similar la formula Adams Smith en La Riqueza de las Naciones al referirse a la Riqueza de una persona. Smith señala en el capítulo V del Libro I que todo ser humano es rico o pobre teniendo en consideración su capacidad de poder gozar de las cosas.

Esta idea también se encuentra en el «Pirkei Avot» (Tratado de los Padres, un segmento del Talmud). Ben Zoma dice: ¿Quién es sabio? El que aprende de todos… ¿Quién es fuerte? El que domina su instinto… ¿Quién es rico? El que está feliz con su parte… ¿Quién es honrado? El que honra a las criaturas
Aunque en el original en Hebreo se puede entender literalmente como «parte», hay quienes prefieren traducir «parte» como «suerte». De esta manera, se podría leer esta máxima como sigue: es feliz quien se contenta con su suerte!
https://es.chabad.org/library/article_cdo/aid/1195116/jewish/Quien-es-rico.htm

De esta concepción podemos derivar algo muy profundo e interesante. Nuestras cualidades no vienen determinadas por una condición o estado externo. Sino que proceden de un sentimiento, una actitud y una acción que llevamos a cabo. Esto tiene una implicación muy importante a su vez. No se trata de fijarse metas en la vida para recibir algo físico solamente y Tenerlo. Sino que en el proceso de conseguirlo, nos hacemos capaces de Ser eso que queríamos. Y la comprobación de que los Somos, es que lo podemos DAR.

Un corolario de todo esto: si queremos recibir algo de la vida, lo mejor sería comenzar a Serlo y Darlo. Es curioso y paradójico. Quiere más amor? Dé amor. Quiere ser Afortunado? Comience contentándose con su Suerte!

Últimamente me he visto inmerso dentro de desafíos nuevos y diferentes. Salí de mi zona de confort al emigrar hace poco más de un año y no sólo me ha tocado una nueva escenografía con nuevos actores, sino también un nuevo idioma. Además, en mi país de origen siempre fui el experto, el terapeuta, el coach, el profesor o el facilitador, rodeado mayoritariamente de profesionales, mientras que ahora, como inmigrante analfabeta, me ha tocado lidiar con un tipo de personajes a los que no estaba acostumbrado. Y todo esto me ha puesto a prueba y ha sido una oportunidad de llevar a la práctica todo lo aprendido una vez más, pero ahora con un mayor grado de dificultad!

Quisiera hacer un alto en esta experiencia para compartir nuevamente en este Blog con mis lectores y recapitular algunos de los principales temas que he tratado en la gran mayoría de mis publicaciones, así como también desarrollar un aspecto particular relacionado con mis reflexiones actuales. Cada uno de los temas que mencionnaré a continuación, los he abordado en los artículos previos. Sin embargo, no voy a hacer referencia específica de ellos, sino en forma muy general.

Un primer tema que he tratado es que al enfrentarnos al mundo en las diferentes cosas que hacemos, hay dos resultados posibles: Un resultado posible es la vida y el otro la muerte. Hay cosas que prosperan y nos llevan a otras, mientras que hay otros caminos que no nos nos proporcionan progreso ni bienestar, sino que todo lo contrario, no nos llevan a ningún lugar o nos conducen al sufrimiento. Así que, es crucial que sepamos diferenciar un camino de otro de manera que podamos escoger solo caminos fructiferos.

Todos sabemos que estamos de paso y que lo único seguro es la muerte. Pero cuando uso este término tengo en mente una visión que va más allá de la concepción biológica tradicional. No se trata de la muerte como un fenómeno físico. Hay mucha gente que está muerta en vida, y hay mucha gente que si bien ya no está presente ha dejado un legado que todavía vive y proporciona vida a su vez.

El resultado asociado con la vida tiene que ver con todo aquello que perdura. Con todo eso que hacemos que deja una huella, que contribuye, que participa del proceso de creación de vida. Es algo que brota, que crece, que florece, que retoña y se multiplica una y otra vez. Son las buenas obras que hacemos: enseñar, escribir, ayudar, inspirar, tener hijos buenos. Es común decir que antes de “morir” hay que sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro, para de esa manera trascender la muerte biológica. Es algo eterno, porque una acción conduce a la otra y a otra y a otra … formando parte del tejido vivo que conforma la vida del ser humano en este planeta.

El resultado asociado a la muerte tiene que ver con todo aquello que se frena, se estanca, se atrofia, se sale del camino, se vuelve en nuestra contra, hace daño a otros y a nosotros y termina por ser eliminado. No llega a nada. Perece y desaparece. Es algo limitado, que nació mal y termina mal. Y que por más auge y fuerza que llegue a tener, finalmente muere. Y esto pasa con algunas de nuestras cosas, trabajos, amistades, planes y relaciones. Que parecían eternas y luego las perdimos. Incluso toda una carrera profesional o hasta una misma identidad personal en la que nos basamos (Hice referencia a esto al comentar La Muerte de Ivan Ilich).

En otra perspectiva y con otra intención, Freud atisbó esta dicotomía reconociendo que existía una tendencia interna del ser humano a ir en pos de la vida (instinto de vida o eros) pero al mismo tiempo también había otra que atraía a la persona hacia la muerte (instinto de muerte o thanatos). El definió el instinto de vida como la tendencia a buscar nuevos niveles de organización de mayor complejidad y el instinto de muerte como una tendencia a la vida inorgánica, es decir, a la desorganización y la descomposición.

Este concepto de organización gradual y progresiva de lo inorgánico a lo orgánico y luego hacia formas mucho más evolucionadas, fue una idea clave en Tehilard de Chardain. Por su background religioso, se atrevió a unir Ciencia y Religión y plantear que esas formas más evolucionadas a la que aspiraba la materia apuntaban al mismísimo Absoluto, que llamó el Punto Omega. También tocó esta dicotomía Spinoza al decir que las dos emociones básicas son la felicidad y la pena. La felicidad es la emoción que sentimos cuando percibimos que estamos progresando hacia el estado de perfección (absoluta) y la pena es cuando percibimos que estamos alejándonos de ese estado.

Asocio estas ideas con las de Hobfol, en su teoría transaccional del estrés. El plentea que el estrés es la tensión que sentimos al percibir que tenemos que usar recursos nuestros que no vamos a poder reponer. Y entonces este uso de recursos, que vemos como una pérdida difícil de recuperar, nos produce ansiedad. Mi interpretación uniéndolo a estas ideas, es que la razón por la cual sentimos esta pena es porque la pérdida la asociamos al final con la muerte. Existe, de hecho, una teoría psicológica que plantea que la motivación fundamental del individuo es la de acumular recursos (Teoría COR). ¿Por qué acumular recursos? Porque ellos nos ayudan a enfrentar las demandas del medio ambiente. Mientras más recursos tenemos, contamos con mayor fuerza para lidiar con las presiones, exigencias y demandas. Pero en la medida que tenemos menos, nos angustiamos. Primero que nada, porque el problema amenaza con eliminarnos, con neutralizarnos, con sacarnos del juego.

Este tema del camino de la vida y el camino de la muerte lo llamé en otros post «posiciones existenciales» queriendo decir, que son «estados» o «modos» de vivir. El camino de la vida lo denominé, basado en la Psicología Positiva, espirales de crecimiento. En este tema se incluyen diversos artículos relacionados con el empowerment, el engagement, el flujo, las emociones positivas, la resiliencia y el bienestar psicológico. El camino de la muerte lo denominé antes espirales decrecientes. No he dedicado artículos exclusivamente a este camino en particular. También identifiqué un estadio intermedio que deja de ser un camino de crecimiento, pero que todavía no se ha convertido en una espiral decreciente, al que llamé «Acoso». He dedicado un par de artículos a este estado de acoso el cual he comparado con lo que en la guerra se conoce como «sitiar» un lugar, es decir, colocarlo en una situación en la que se produzca su rendición.

El segundo tema que he abordado es que en el proceso de interacción con el mundo generamos impurezas. Sea en el proceso de creación de vida o sea en el proceso de creación de muerte. En ambos caminos, creamos impurezas. Por ello, tenemos que “limpiarnos” continuamente. Es un concepto clave en la Biología. Los organismos ingieren ciertos elementos que contienen nutrientes, pero a la vez contienen sustancias no necesarias. Entonces tiene que haber un proceso de limpieza a través de la eliminación. Tanto de aquello que aun siendo esencial se encuentra en exceso, como de aquello que no es necesario. Este proceso se repite en la respiración, en la digestión, el sistema renal y en el sistema linfático.

La eliminación biológica, trasladado a la vida, tiene que ver con donar, voluntariar y ayudar, es decir, dar a otros cosas que nos sobran a nosotros, que pueden ser materiales o no materiales. Esto sirve para recordarnos que somos un mero instrumento a través del cual la vida ha decidido repartir a todos. Lo que recibimos como bendiciones no es debido a que somos superiores y por tanto debemos monopolizarlo para dominar y oprimir a otros, como han creen muchos. Si hemos tenido el mérito de tener talentos y dones que nos permitan alcanzar cosas que el promedio no puede, esto es una responsabilidad realmente, porque tenemos en nuestras manos las posibilidades para que otros puedan conectarse a ese “circuito”. Quien crea que lo mucho que tiene es porque es muy “smart” y mire por rabillo del ojo a los otros, está creando muerte, lo que hará que lo logrado no perdure en el tiempo.

En el blog este tema lo he abordado en muchos post donde hablo de la importancia de dar, compartir, del comportamiento alocéntrico en contraposición al egocéntrico, de vencer la tendencia al egoismo. Por mi background organizacional dediqué también en esta línea al tema del Liderazgo Positivo.

La eliminación de las sustancias no necesarias, por su parte, tiene que ver con dejar atrás experiencias, relaciones o conductas que no nos convienen. Nos enfrentamos a una experiencia que resulta negativa para nosotros, entonces tenemos que tomar lo bueno y desechar lo malo y seguir adelante. Muchas veces las personas andan aferradas a relaciones y experiencias negativas y no terminan por dejarlas atrás. Esto lo que hace es condenarlas y limitar el flujo de la vida.

Para que pueda darse este proceso de eliminación tiene que haber previamente un procesamiento. En la digestión hay que determinar cuáles son los nutrientes para luego absorberlos. En la respiración hay que identificar al oxígeno y luego extraerlo del aire. Asimismo, en la vida hay que analizar las experiencias y extraer de allí las lecciones y lo bueno. Luego tiene que haber un proceso de eliminación de lo que no es útil y necesario.

Este tema lo he abordado en forma general en muchos artículos, pero pocas veces de forma explítica. En un momento dado hablé del perdón como mecanismo necesario para dejar atrás los resentimientos. Así que al final haré un comentario adicional sobre el mismo.

Un tercer tema que he tocado en mis artículos es que tenemos que afrontar los problemas que se nos presentan, no evitarlos. Hay que buscar una solución y resolverlos. Esto requiere el uso de la inteligencia para definir el problema y para identificar opciones, evaluarlas, escoger la mejor e instrumentarla. Además, mientras lo resolvemos, tenemos que ir lidiando con el estrés y las emociones que genera, de manera de que nuestra afectividad colabore y no termine por hacernos daño. El primer aspecto lo he llamado el Solving Problem (afrontamiento primario) y he dedicado menos artículos a este tema comparativamente con los otros, y el segundo es el Afrontamiento Emocional (afrontamiento secundario) al cual he dedicado muchos artículos. Un aspecto clave a destacar en este tema, es que el afrontamiento emocional no es un sustituto de la resolución de problemas, sino que es una herramienta que debe ser usada en paralelo.

Un cuarto tema que he tratado muchas veces y de variadas maneras, es que al resolver los problemas, es importante hacer una segunda reflexión para revisar qué de nosotros mismos contribuye en la definición, creación y mantenimiento del problema o es afín a él y lo ha “atraído” hacia nuestra vida. Esto lo he mencionado en muchos artículos también. Ahí está la idea del Principio de Isomorfismo Estructural planteado por Maturana. Tal como lo expuso en el Arbol de Conocimiento, el medio ambiente no es constante, sino variable. Es decir, no es igual en el tiempo y el espacio, sino que hay una especificidad. Para ilustrar esta idea: hay lugares en el mundo y momentos en la humanidad que se ha caracterizado por la pobreza y otros por la alegría, unos por el progreso y otros por el estancamiento, tiempos y lugares de paz y otros de guerra.

Por su parte, dentro de una misma especie hay diferencias individuales: cada organismo es diferente entre sí. Esta variabilidad es mayor mientras mayor es el grado evolutivo de la especie. Estas diferencias vienen dadas por su estructura. La estructura es el conjunto de rasgos estables, no circunstanciales o accidentales que vienen dadas por su genotipo y su fenotipo. En el caso del hombre, que tiene discernimiento y lenguaje, también por su sistema de significados. Esto lo han llamado el Memetipo. A modo de ejemplo, hay gente que usa a los niños en la Guerra o los consideran héroes si actúan como KamiKazis, mientras que hay otro tipo de personas que valoran la vida y protegen a los niños. Hay gente que es cruel o extingue a los animales, mientras que hay gente que los cuida y busca su preservación. Hay gente que quiere la guerra y la confrontocación mientras otros quieren la paz. Hay qente que quiere vivir de la ayuda y hay gente que quiere valerse por si misma. Hay gente que ve a la mujer como un instrumento y hay otros que la ven como una compañera. Y cada tipo de persona de estos grupos se vinculará con cierto tipo de productos, eventos y acciones de una forma estructural, es decir, predecible.

En función de su estructura, cada organismo encuentra un nicho en el ambiente en donde se produzca un Acoplamiento Estructural, es decir, donde exista una similitud entre su estructura con la del medio ambiente en términos de espacio y tiempo. Por ejemplo, alguien dado a los vicios y las perversiones sexuales, acudirá a cierto tipo de lugares y conocerá a cierto tipo de personas. Es decir, que no es “casual” que a alguien esté en determinada circunstancia, sino que hay una “causalidad” que ha obrado de una manera implícita, colocando a determinada persona en determinada situación. O sea que la gente tiende a unirse entre sí y en situaciones con las que guardan una estructura similar de significados. Por eso, tiende a encontrar gente con una visión similar del mundo con la que compartir y con un estilo de vida parecido, pero asimismo, a convivir dentro de una determinada zona geográfica y cultural con ciertas características que también guardan alguna similitud con su sistema de creencias. (Nota 1)

Una persona al encontrarse ante un problema específico, primeramente debe resolverlo apelando al uso de estrategias directas de intervención. Estas son aquellos que son producto de la reflexión primaria o Aprendizaje. Consisten en probar nuevas opciones una y otra vez, tantas veces como sea necesario, hasta dar con una solución. Pero este ciclo de retroalimentación primario no basta. También es importante que se tome otra mirada de mayor alcance para poder auto evaluarse a sí mismo en tanto Actor y ver la propia estructura de Significados desde la cuál se Observa y se Actúa y, cómo esta estructura colabora, contribuye y sostiene el Problema externo. Es decir, es necesario darse cuenta de qué creencias, percepciones, actitudes, intenciones, motivos, propósitos, paradigmas y afectos (emociones, sentimientos y estados de ánimo), están influyendo en el Problema. Esto constituye un segundo ciclo de retroalimentación denominado reflexión secundaria y es el que da lugar al Cambio.

De la Física Cuántica se han derivado ideas similares. La idea de que “colapsamos” una de las realidades posibles como producto de nuestra “observación”. De tal manera que como Observadores somos realmente unos Co-creadores de la Realidad. Y lo peor, es que muchas veces no somos conscientes de estos elementos estructurales de significado dentro de nosotros que están creando nuestras tragedias individuales y colectivas, y actuamos como el Aprendiz de Brujo del Poema de Gohete, que puso en práctica las artes mágicas antes de aprender a dominarlas produciendo eventos que se escaparon de su control (llevado a la música por Paul Dukas y a los dibujos animados a través del Film Fantasía (https://youtu.be/YAl4IAHjQCE, https://youtu.be/2DX2yVucz24)

La única forma de salir de esta tendencia a la repetición, es Cambiar. No sólo cambiar la Acción, sino también cambiar a nivel del Meme, es decir, cambiar el sistema de significación, la estructura Memetípica. Si cambiamos nuestros puntos de partida como Observadores-Actores, cambiaremos la realidad que nos rodea. A tal punto, que a lo mejor el Problema, se disuelve, desaparece. El Problema, muchas veces es un espejismo que nos está mostrando algo que debemos cambiar, tal como decía Jung.

No quiere decir esto que el Problema no “exista”. Algunos problemas son una Construcción Social y se mantienen y son alimentados por la percepción consensuada de una Comunidad que los mantiene vivos. Así que Sí Existe, de alguna manera. Pero si tomamos conciencia de los elementos de nuestra Estructura que son afines a esa situación y los Cambiamos, ahora siendo otros Organismos con otra Estructura, ya ese Ambiente no hace match con nosotros. Lo que pasará a continuación, más temprano que tarde, es que cambiemos de contexto, y así desde nuestro punto de vista (experiencia fenoménica) el problema deja de existir.

Otro quinto tema que he tratado, un tema medular dentro de todos estos temas, es el tema de la dirección de nuestras vida. Bajo este tema he dedicado posts a la que objetivos, metas y propositos perseguir y, lo más importante, que debemos fijar nuestra dirección en función de nuestro Self. Dentro de nuestra Psiquis existe una esencia central que debe distinguirse de otras entidades psiquicas, a la que debe darse un espacio de expresión y de desarrollo. Es un Ser Potencial, al que hay que dar a luz y criar para que haga aportes al mundo. Los primeros cuatro temas son temas relacionados con el Qué y el Cómo de las transacciones con el mundo. Y este quinto tema tiene que ver con el Por Qué y el Para Qué de todas esas transacciones, que finalmente conduce al «Dónde». Es lo que le viene a dar un sentido de dirección a todo lo demás.

La razón principal por la cuál debemos de protegernos de la «muerte» y a alargar y hacer prolífica nuestra vida, no es para delitarnos en la mesa o con los amigos y familiares, sino para poder construir el espacio, el vehículo, el terreno, donde pueda prosperar nuestra esencia y desarrollarse en la dirección de su Individuación, es decir, del desarrollo y cristalización del aporte único y especial que cada Ser Humano tiene para dar en el Mundo.

Todos somos necesarios y tenemos un papel en este Mundo y tenemos un aporte especial y único para dar. Y no tenemos por qué rivalizar ni competir con nadie para obtener nuestro espacio. Sólo tenemos que luchar con todas las inclinaciones internas que atentan con acortar nuestra vida y ensombrecerla. Pero en la medida que somos exitosos en alejar la muerte y combatir todas las batallas interna en forma triunfal, tenemos más oportunidad de realizar nuestro Trabajo Personal de dar a luz nuestra Esencia y hacer nuestra Contribución en este mundo. Muchos de mis últimas publicaciones han tenido que ver con este tema.

En algún momento al tratar el tema que enumeré como quinto, expuse la idea de que tenemos una “doble semilla”. Lo dije de ese modo usando la terminología usada por James Hillman para dar forma a las ideas de Jung sobre el Self. Es la idea de que hay una esencia nuestra que tiene que ser desarrollada a través del proceso de Individuación. Estas ideas encuentran eco en el marco filosófico desarrollado por los Existencialistas que hablaron del Ser Real, el Ser Potencial, el Ser en el Tiempo. La idea de fondo es que hay un Ser Potencial que tenemos que dar a luz nosotros mismos, para lo cual tenemos que hacer un Trabajo Personal que permita su expresión y desarrollo.

Usando esta terminología agregué la idea de la “doble semilla” para referirme a que junto con Nuestra Esencia, también existe algo muy individual, pero inadecuado, algo que debemos de “pulir”. No solo hay una esencia con cualidades dentro de nosotros, sino que también hay algo allí con lo que hay que tener cuidado, que debemos restringir y mantener bajo control, sino eliminar o transformar.

Discrepo de Hillman cuando dice que el descarrilamiento de los personajes que analiza en The Soul´s Code, es parte de la semilla también. Por mi parte considero que son dos componentes diferentes. Lo que sucede es que cuando la persona progresa y va tomando fuerza adquiriendo dominio, habilidades y recursos, desarrolla sus potencialidades y las expresa, esta “mala hierba” también crece y toma fuerza, pudiendo volverse en contra de la persona y llevarla a la destrucción.

Lo llamé doble semilla, porque al hablar de agricultura me vino a la mente cuando compras una planta en una bolsa plástica llena de tierra y luego llegas a plantarla al lugar escogido, abres un agujero en el jardín suficientemente amplio para que quepan las raices junto con la tierra que se adhirió mientras estuvo en la bolsa. Luego en esa tierra también hay otras semillas sembradas de maleza que germinan luego en tu jardín. Pero otra metáfora que se me ocurre ahora, es que es como una cáscara o una telaraña que envuelve a la semilla del Self, de tal manera que cuando crece el Self, también crece esta envoltura queriendo robar su energía y pudiendo mantener sometida y atrapada a la persona.

Esta envoltura, siguiendo con el símil, consiste en buena medida en unos modos inadecuados de afrontamiento que usamos al ser demandados por las circunstancias. Que son diversos y muy propios. Y es muy importante identificar a estas tendencias propias que son nuestros principales enemigos. Más que el problema o desafío mismo que está “fuera”, mucho peor es este enemigo, pues es interno, no lo vemos claramente, y se alimenta de nosotros mismos.

Siempre me llamó la atención la historia que presentó Milos Forman en el Film Mozart sobre la rivalidad con Salieri y el papel que este jugó en su muerte (coincidencialemente murió por los días en que preparé este artículo). Si bien el film es una ficción que parte de un rumor de la época, la podemos usar como ejemplo para ilustrar estas ideas. La primera vez que vi este Film me enfoqué en la idea de que hay gente malvada dispuesta hacer todo para destruir a otros por mera envidia. Muchos años después volví a ver este Film. Ya me encontraba en este camino de estudio y reflexión que he compartido en este Blog. Esta vez, aprecié otro ángulo. Me llamó la atención cómo hay debilidades que tenemos que, pese a nuestros talentos, pudieran hacernos tretas y llevarnos a las calamidades, la angustia, la agonía, la enfermedad y la muerte prematura. Como los personajes famosos que analiza Hillman, así como muchos otros famosos de los cuáles sabemos que pese a todos sus talentos, han sucumbido por sus propias debilidades de carácter.(https://youtu.be/-ciFTP_KRy4)

De estos cinco temas, quisiera añadir algo nuevo que tiene que ver con los temas segundo y tercero. Me refiero, al proceso de creación de impurezas en nuestras transacciones con el mundo y el afrontamiento que hacemos en las transaciones con el mundo.

Al enfrentar problemas y desafíos, se despiertan en nosotros ciertos modos de afrontamiento que son inadecuados. Para poder afrontar los problemas con éxito tenemos que usar estrategias que sean efectivas. Pero si usamos estas otras que nos surgen en forma automática, no sólo no son las más apropiadas y efectivas para resolver el problema, sino que además, son inadecuadas porque hacen daño a nosotros y/o a otros.

Los problemas y desafíos nos ponen a prueba, ciertamente. Nos generan angustia y preocupación. Y un primer efecto de esto, un efecto directo que he tratado en muchos de mis artículos, es dejar que esto penetre en la persona y lo consuma, a través del debilitamiento de sus energías y de su sistema inmunológico. Un segundo efecto que también abordé en otros de mis artículos y en muchas de mis clases y cursos, es un mecanismo defensivo llamado burn out. Este mecanismo nos lleva a restarle importancia al medio externo como una forma de lidiar con la tensión que nos produce. Esto lleva a la persona a reducir su Yo y su mundo de posibilidades. Lo llamé Indolencia en algunos artículos. También comenté que esta “indolencia” puede llevar a la persona a anularse hasta aislarse, pero en otros casos puede tomar la forma de “venganza”, como una forma de recuperar el Poder y la “dignidad personal”, desde del resentimiento y la herida, a través de “pagarla con otro” o buscar chivos expiatorios sobre quienes “desviar” el odio acumulado. Un tercer efecto del estrés incluiría estos modos inadecuados de afrontamiento. Me gustaría comentar en este artículo cuáles son estos modos, para que todos estemos atentos a identificarlos, porque ellos suelen pasar desapercibidos. Toqué este tema en un momento dado y las llamé “Fugas energéticas”. Esta vez para abordarlo los comentaré de otro modo.

Primeramente están los modos de afrontamiento inadecuados a nivel de nuestra Mente. Allí están las ideas y creencias sobre el mundo, sobre los demás y sobre nosotros, que son disfuncionales. Algunas de ellas, como el sentimiento de desvalorización personal, la minusvalía y la victimización, la idea de que nunca obtengo suficiente, la idea de que el otro es más feliz que yo, que tengo mala suerte, o que soy el mejor y superior pero nadie lo reconoce, el sentimiento de estar abandonado, o de no merecer un lugar en el mundo, la idea de no ser suficientemente competente o bueno, la idea de que todo va a ir mal, la idea de que el mundo no tiene remedio, la idea de que todos son egoístas y malvados, la idea de que las mujeres o los hombres son “así”, la idea de que todo el que le va bien es mejor, o que todo el que le va bien es malvado, o la idea de que los ricos son malos, o que los débiles son los malos, o que los de determinada raza o religión son peores. Además de cogniciones y estereotipos también están la percepción sesgada que ve sólo lo negativo, el pensamiento catastrófico, así como la tendencia a hacer Juicios de Atribución y de Causalidad equivocados. También a nivel mental se encuentra la Rumiación, que consiste en pensar excesivamente, no con un verdadero propósito de resolver el problema, sino solo para dar y dar vueltas sobre él. En fin, a este nivel encontramos todas las cogniciones, modos perceptivos y aperceptivos, así como alteraciones en los procesos de pensamiento que limitan la vida en general y el desarrollo del Self, y que impiden la restitución de la energía y la fuerza consumida en la batalla diaria.

En segundo lugar, hay forma de afrontamiento inadecuado a nivel del habla. Allí están el quejarnos, el dramatizar, el exagerar, el hablar demasiado o muy poco, el hablar mal de los demás, uso del reproche, el uso de la riña y la discusión, gritar y hablar alterado, despotricar, humillar a otros, hablar y hablar del mismo tema una y otra vez. Elevar la voz. Uso de vulgaridades. Y la Crítica a otros.

En tercer lugar, el afrontamiento inadecuado puede manifestarse a través de conductas específicas. Allí se encuentran la evitación y la negación de los problemas. Es decir, convivir con los problemas sin buscar solucionarlos y postergando su resolución (procrastinación). O desconociéndolos simplemente. Otra muy común es el uso y abuso de sustancias, entre ellas el alimento, el tabaquismo, las drogas y las bebidas alcohólicas. También aquí se encuentran las perversiones sexuales.

Entonces, para terminar, mi invitación en esta oportunidad, es que tomemos conciencia de qué estrategias de afrontamiento negativo usamos sin darnos cuenta y demos un paso adelante para desactivarlas. Toda la energía y recursos (dinero, tiempo, relaciones, dedicación) que hemos uisado en mantener a estos parasitos, al quedar libre, la podremos usar en algo nuevo, productivo, funcional y constructivo; en Estrategias de Afrontamiento Positivo y Efectivo.

Debemos tener presente entonces que el Afrontamiento Positivo y Efectivo, tiene dos dimensiones complementarias. Una dedicada a la resolución misma del problema (Problem Solving) y otra al Afrontamiento Emocional. Esta última, a su vez, consiste de dos componentes. Por un lado, es necesario mitigar el side effect que se produce al estar sometidos a altos niveles de tensión sostenida. Esto implica desmontar el Síndrome de Sacrificio: desactivar el Sistema Simpático y activar el Para-Simpático. En segundo lugar, conectar con emociones positivas para restaurar el estrato fisicoquímico del organismo: segregar endorfinas para producir alivio, segregar serotonina para “limpiar” las sinapsis y barrer los péptidos producidos por las emociones negativas, y segregar dopamina para energizarnos nuevamente. Sin este proceso de reseteo y restauración difícilmente podremos ser exitosos en la dimensión del Problem Solving. Mientras más lúcidos estemos, vamos a estar en mejores condiciones para mirarnos a nosotros mismos y ver lo que tenemos que cambiar de nosotros. Si tenemos este insight y nos comprometemos a poner de nuestra parte, tal vez nos veamos sorprendidos y nos demos cuenta que los problemas que nos aquejaban desaparecieron y que pasamos a un nuevo Capítulo de nuestra vida.


Nota 1: No se quiere decir que todo lo que le sucede a la persona está vinculado a ella. Pueden haber eventos fortuitos, accidentales y circunstanciales. Pero habrá personas que los lamenten, los sufran y los dejen pasar apenas puedan, mientras que hay personas que se quedan «enganchadas» en esa experiencia. Si hay estabilidad del evento en el tiempo o si hay repetición del mismo tipo de eventos, esto nos lleva a hipotetizar que existe una estructura dentro de la persona que guarda cierta afinidad con esto. A modo de ejemplo: una persona puede conseguirse con una relación decepcionante y luego dejar eso atrás y aprender de ello. Pero hay personas que se quedan en esa relación para toda la vida y se mantienen quejándose, sufriendo y pidiendo al otro que cambie.

Nota adicional: El tema tratado en este post dicho en breve es el siguiente: que el estrés despierta en nosotros formas de afrontamiento inadecuadas, incluso no sanas, y por tanto no efectivas. Usando el lenguaje Jungiano, el estrés despierta en nosotros la «función inferior». Este tema lo traté antes en otro post titulado «Estrés como desafío, no como amenaza» (https://wp.me/puWNX-aC). De acuerdo con este marco de referencia, hay 16 tipos psicológicos y cada persona encaja en uno en particular. Cada tipo implica que tengamos preferencia por usar una función predominante y una función auxiliar. Y que tengamos poca destreza en el uso de una función llamada «inferior». Cómo no tenemos dominio en el ejercicio de esta función, solemos expresarla en su peor versión. Entonces, ante el estrés, es muy probable que surgan mecanismos de afrontamiento típicos de la peor versión de nuestra función inferior. Recomiendo que haga el test de Myerss-Briggs, identifique su tipo e investigue cuál es su función inferior, para que esto le ayude a identificar sus mecanismos de afrontamiento inadecuados.

Se ha encontrado que el cerebro humano tiene muchas posibilidades de formación de redes neuronales, lo que le proporciona una gran versatilidad. Personas que han sufrido de daños en el cerebro en una edad avanzada, si bien han perdido parte de lo aprendido, al cabo de un tiempo, formadas nuevas redes sinápticas, pueden recuperar nuevamente las habilidades perdidas. No sólo se han encontrado muchas evidencias de lo que se ha denominado “neuroplasticidad”, sino que también se ha demostrado que el cerebro es capaz de reproducir sus células a través de un proceso llamado neurogénesis.

Ahora bien, si el cerebro humano tiene tanto potencial por qué solo usamos una parte? Por qué vemos personas que se quedan estancadas y no siguen avanzando en la vida? Por qué hay personas que no se adaptan a las nuevas exigencias? Por qué hay personas que en lugar de avanzar, parecieran retroceder en la vida? Por qué es tan frecuente eso que llamó Freud “compulsión a la repetición”? Por qué es tan difícil dejar los vicios? Por qué es tan difícil cambiar el carácter? Por qué es casi que una ley eso que llamaron en los ochenta El Principio de Peter (referido específicamente a ejecutivos, se refiere a que todos llegan en algún momento a un punto de incompetencia).

Apartando lesiones cerebrales, malformaciones genéticas del sistema nervioso y alteraciones de la química cerebral por uso y abuso de sustancias, hay una causa de tipo psicológico que podría ayudarnos a comprender cómo puede limitarse el potencial humano a pesar de la enorme potencialidad que ofrece el cerebro.

Mi propuesta es que la respuesta a esto está asociada con el grado de “coherencia e integración” de la personalidad. Y me propongo dar una explicación lo más breve posible de qué significa esto antes de seguir adelante. Pero antes, de la explicación, veamos un ejemplo.

Javier S es un gerente de tecnología de una empresa. Casado con dos hijos en edad escolar. Siempre está ocupado y no tiene mucho tiempo libre. Generalmente se considera una persona competente y eficiente, que ha tenido más logros que el promedio, y que disfruta hacer su trabajo. Sin embargo, cuando su esposa sale con los niños un fin de semana y se queda solo en casa, le invade una tristeza envolvente y se queda bajo de energía, sin hacer nada, mirando mecánicamente la televisión. Al caer presa de este sentimiento, piensa que no vale nada, que su vida es un desperdicio, que no está haciendo nada bien. Y sufre con estas ideas, al punto que puede terminar llorando. Entonces, procura ocuparse y estar siempre haciendo algo, de manera de no dar cabida a este sentimiento. Pero inevitablemente, una que otra vez aparece esta terrible sensación.

Pareciera que estuviéramos hablando de dos personas completamente diferentes. Con dos modos de pensar, dos modos de actuar. Dos maneras de mirarse a si mismo. Dos maneras de relacionarse con el mundo. Completamente diferentes. La faceta A, es un gerente ocupado con autoestima, eficacia y satisfacción. La faceta B, es una persona con dudas y temores, auto crítica, inseguridad y tristeza. Dónde están la tristeza y la inseguridad cuando Javier se encuentra ocupado en sus logros diarios? Donde está la convicción de que es una persona que se sitúa más allá del promedio y la satisfacción personal asociada con su trabajo, cuando se encuentra divagando en su autocrítica?

El caso de Javier es muy común. Todos tenemos facetas que no necesariamente son coherentes entre sí. Todos tenemos una personalidad dividida en varias partes, facetas o sub personalidades, sin que esto quiera decir que que haya un trastorno. El trastorno de personalidad múltiple se da solo cuando no existe conciencia entre la actuación de una faceta y otra. Pero en el caso de la persona “normal”, hay conciencia. Javier sabe lo que hizo en la mañana cuando estaba trabajando en la empresa. Y hundido en su tristeza en el sillón mirando la televisión, no entiende de dónde provenía toda esa confianza y seguridad que tuvo en la junta y que ahora no está por ningún lado. Él lo sabe, solo que no hay “acceso” a la “funcionalidad” de esa otra faceta. Hay una separación entre las facetas y parecieran no poder conectarse entre sí.

En la mayoría de las personas, podemos identificar una faceta visible y destacada, que es la forma como la persona se da a conocer y es la parte de la persona que está tratando de resolver las cosas de la vida. Pero las otras partes van actuando, muchas veces sin permiso ni control, de la faceta principal. Muchas veces en direcciones diferentes u opuestas a la que intenta trazar la parte principal.

Entonces el Yo principal se puede molestar con las otras facetas y aumentar la separación con ellas. Pero paradójicamente, que mientras más se le censura a una parte, más abruptamente luego sale a relucir. En el caso de Javier, la parte que se encarga de ser gerente, intenta resolver todo de esa misma manera; en forma, organizada, secuencias, programada, desglosando las actividades en pequeñas tareas. Incluso, las relaciones con la esposa y los niños. La otra parte de él, la menos desarrollada y más vulnerable, que le hace críticas por lo que no ha hecho bien y llora por todo el potencial perdido en sí mismo y en las relaciones familiares, es justo la “experta” en sensibilidad. Pero al estar censurada por la parte más “eficiente”, las relaciones humanas en general y en particular con la familia, carecen de esta cualidad, que lamentablemente solo sale a relucir en la soledad, en la autocrítica y al ver películas.

Entonces ¿quién es Javier? El cree que es la faceta A. Y la gran mayoría de los recursos que Javier trata de añadirse para su enriquecimiento, parten del paradigma de la faceta A. Es decir, invierte en cursos para ser más eficiente, tener más control, ser “exitoso”, tener más dinero, y sobre cuáles son los símbolos de estatus distintivos que le harán sentir “exitoso”: como fumar puros, comer en buenos restaurantes, viajar en primera clase, beber buenas bebidas añejas y tener ciertas posesiones. Pero nada para el desarrollo de la faceta B, que sigue subdesarrollada.

Cuando a Javier le toca el Principio de Peter, la faceta B no maduró y no logró congeniar con la faceta A. No hubo una integración que permitiera a Javier ser una mejor y más completa persona. Sino que Javier solo fortaleció un brazo y el otro no tiene fuerza. Entonces, al enfrentarse con la crisis de la edad adulta, recurre al alcohol, como una manera de lidiar con el dolor y la vulnerabilidad. Y el destino de esa parte sensible de la faceta B, en lugar de ser explotado y potenciado, corre grave peligro de caer en la auto victimización y la auto destrucción.

En un momento de la vida, muchos de nosotros desarrollamos una faceta, separada de las demás, que ha pretendido convertirse en el centro de la personalidad. Pero muchas veces esta faceta nació a partir de una o varias heridas. Y para lidiar con esta(s) herida(s), se formó esta subpersonalidad dominante, que ha pretendido hacerse cargo de todo y ha querido ignorar, silenciar, censurar, reprimir o sepultar otras áreas de nosotros que también existen. Pero es necesario desarrollar todos los “músculos” por igual en forma armoniosa. Porque de lo contrario vamos a crear un desarrollo desbalanceado. Se trata de superar al “falso yo” y salir al encuentro del “Self”.

Cuando nos relacionamos con el mundo a través de una faceta de nuestra personalidad, que no parte de nuestro centro, corremos el riesgo de que todos los progresos hechos a través de esa faceta se vengan abajo. Que no seamos capaces de sostener las conquistas logradas, que nos encontremos con un “tope” difícil de superar, que revierte todo el avance logrado. Esto sucede por dos razones principalmente.

Una primera, porque no somos capaces “desde allí” de aprender nuevas formas de respuesta y de relación con el mundo. (Porque no podemos encontrar la solución a un problema desde la perspectiva que “creo” ese problema). Y al enfrentar ciertos desafíos, nos quedamos cortos en versatilidad y continuamos con “más de lo mismo”. Este proceso, identificado ya hace unos veinte años, se ha llamado “sobre utilización” de competencias. Consiste en dar las mismas respuestas una y otra vez a pesar de que ha ocurrido un cambio fundamental en el “ambiente” que exige una respuesta novedosa.

Una segunda razón, es el auto saboteo. Esto consiste en que no solo no somos capaces de responder diferente y acorde a la situación, sino que además, recurrimos a comportamientos contraindicados en la situación desafiante, incluso a los ojos del sentido común, pero que por algún tipo de motivación auto destructiva, nos empeñamos en manifestar. Como por ejemplo, ante un gran desafío, cometer excesos que afecten la salud o hacer una explosión emocional que altere de manera irreversible las relaciones con los jugadores con los que nos toca atender el desafío que tenemos delante.

Esta fragmentación psicológica se correlaciona a su vez con una fragmentación en las redes neuronales. Las redes neuronales que están asociadas a percepciones, imagenes, sentimientos, emociones, creencias, juicios, intenciones, recuerdos y comportamientos, se encuentrasn interconectadas entre sí, pero separadas de las redes respectivas que conforman otras subpersonalidades. Puede que haya subpersonalidades que «colaboran» entre sí, es decir, que se pueden interconectar sus redes facilmente, aunque mantengan una distinción entre ellas. Pero hay ciertas subpersonalidades, que están separadas del resto, o que están en conflicto, o que están reprimidas, y esto lo que quiere decir es que hay poca interconexión con las redes respectivas que conforman a esas áreas.

Pero el «arbol» sináptico, tiene que crecer de una forma organizada, integrada y armoniosa. Esto quiere decir, que una vez que todas las áreas deben interconectarse. Que al «experimentar» las vivencias propias de una subpersonalidad, seamos capaces de poder accesar el resto de todos nuestros contenidos mentales.

Entonces, si sientes que las cosas te superan y no sabes cómo resolverlas, esto es un signo de que estás partiendo de una isla y no del continente de tu personalidad.

Lo primero, es conectar con el sentimiento de que no hay nada imposible de superar. Tal vez no encontremos una manera inmediata de resolver “la situación”. Pero si podemos modificar nuestra Actitud. Salir de cualquier sentimiento de “baja energía” como miedo, rabia, tristeza, auto critica o critica a otros, quejas, etc. y conectar con la paz y la serenidad. Todos los otros sentimientos son parte del “show” de vivir a través de la faceta y no a través del Self. El Self posee cualidades trascendentes que le permiten ver la vida como una experiencia con sentido y significado que le va a permitir explorar nuevas dimensiones de la existencia y le va a permitir rectificar sus cualidades y domar su naturaleza, para elevarse en un escalón más de la evolución y alcanzar un nuevo nivel de comprensión, de funcionamiento y de relación con el mundo.

Y al hacer este cambio perceptivo mirar la perspectiva de la faceta, y la identidad que a partir de ella nos formamos, y dejarlas ir. Puede que hayamos vivido años a través de una identidad que se formó a partir de una herida. Pero la herida no se cura cubriéndola de ese modo. Hay que quitar esa identidad, dejarla a un lado, dejarla partir. Y quedarnos tranquilos en el silencio, manteniendo la conexión con la paz y la serenidad. Permitiendo que aflore la confianza de apoyarnos ahora sobre nuestro centro. Abrazándonos a nuestra herida y permitiendo que sane. Y desde allí comenzar a contemplar cuál es exactamente nuestra esencia, nuestro aporte distintivo y la labor con la que queremos comprometernos.

Interesados en profundizar en este tema, les sugiero leer los siguientes artículos previos:

Faceta o respuesta

Liderazgo personal: la Conquista de sí mismo

Al encuentro de nuestra propia alma

Un punto de partida verdadero

Aprendiendo a respirar por la herida

Todos tenemos una parte más vulnerable que no se comporta con total congruencia con el resto de lo que somos. Es una parte menos civilizada, más irracional e ilógica, incluso a veces un poco autónoma. Hay quienes le dan rienda suelta, sin ningún pudor o contención. Hay quienes pretenden desconocerla. Hay quienes luchan con ella para esconderla, confinarla y limitar su actuación.

Para algunos es una forma de sufrir, mientras que otros que prefieren tener un rol más activo, son ellos los que hacen sufrir a otros. Pero en ambos casos nuestra herida siempre está asociada al sufrimiento.

Los que pretenden desconocerla, continuamente la verán materializada en la forma de destino. Los que intentan mantenerla a raya, viven momentos de avance donde pareciera que han logrado conquistarla. Hasta que aparecen desafíos nuevos que logran “desmarcarse” de nuestra vigilancia, hasta que queda en evidencia nuevamente que la herida sigue allí muy viva. Los que se entregan a ella en total autenticidad pretenden que la pueden domar, pero la gran mayoría de las veces terminan siendo aniquilados por ella.

Muchos tratamos de dejarla a un lado y vivir con nuestros talentos y nuestras mejores intenciones. Construir, aportar, avanzar. Pero así como la concordancia entre la llave y la cerradura, nuestra herida siempre nos lleva a rodearnos de hechos que guardan cierto patrón y a revivir sentimientos muy familiares que nos persiguen a lo largo de la vida.

Cambian los actores, cambian los escenarios, pero la herida sigue presente hasta que no sea sanada. Se repite la historia, en forma diferente, pero con los mismos sentimientos íntimos. Pareciera que no vamos a poder avanzar si no nos ocupamos de ella.

La vida se encarga se enfrentarnos a ella. Supongo que no por masoquismo o crueldad. Prefiero pensar que es una oportunidad que tenemos de crecer y evolucionar.

Creo que lo primero es saber de qué se trata, reconocerla, entender en que consiste, comprender su guion, su temática, saber cómo funciona su modo de operar. Ver como se ha repetido a lo largo de la vida y encontrar que es lo que hay en común en todas esas experiencias. Cuál es el papel que solemos jugar, nuestras acciones, los personajes, sus acciones, lo que pensamos y sentimos, los resultados que obtenemos. Esto nos va a ayudar a descifrarla mejor para poder identificarla cuando estemos nuevamente ante situaciones que la van a reavivar.

En segundo lugar, aprender a tomar conciencia en el momento que se ha reavivado y estamos bajos sus efectos. Es cuando comenzamos a sentir como que si la vida estuviera conspirando en contra nuestra. Ciertas situaciones comienzan a agudizarse y a salirse de control. Comenzamos a salir de nuestra cordura habitual. Nos empezamos a meter en problemas. Y ¿qué es lo que está sucediendo realmente? Lo que está sucediendo es que estamos teniendo una oportunidad, una prueba para demostrar cuanto hemos avanzado, pero esta oportunidad reavivo la herida, y comenzamos a mostrar nuevamente nuestro patrón habitual.

En la medida que hayamos tenido avances en la tarea de haberla descifrado previamente, en esa medida estaremos en mayor capacidad de darnos cuenta de lo que sucede y desmontarla, desactivar la bomba. Pero si no lo hacemos ¿donde nos va a conducir esto? Al mismo resultado de siempre. No habremos pasado la prueba del todo. No pasaremos a otro nivel. Y nos vamos a recriminar un poco. Pero luego nos consolaremos echando la culpa a los demás. Y así, lograremos engañarnos. Y dejar todo igual. Así es la vida, pensaremos. ¿Para que cambiar?

El verdadero fracaso es darse por vencido. La actitud correcta es seguir «dando la pelea», continuar intentando. Convencernos que si logramos sanar verdaderamente y salir del patrón repetitivo, vamos a poder lograr mayores avances, vamos a evolucionar verdaderamente y lograr resultados nuevos, producir milagros y bendiciones en nuestras vidas. Es decir, que si estamos frente a la frustrante realidad de que hemos fallado la prueba, es importante darnos cuenta que si estamos avanzando, en un nivel diferente. No estamos exactamente en le mismo lugar. Es una trampa pensar que no hemos avanzado nada. La falla es un verdadero fracaso si el juego termina allí. Pero si decidimos continuar, la falla la podemos usar para aprender. La pregunta correcta es ¿que puedo aprender de este nuevo intento?

Una práctica concreta que ayuda en medio del proceso de reactivación de nuestro patrón menos desarrollado, es que hagamos algo novedoso, diferente, algo que cambie el juego y que no sea coherente con lo que nos sucede. Por ejemplo, si estamos en medio de una intensificación de nuestra emocionalidad, experimentar a solas una noche bajo las estrellas, visitar un paraje hermoso, hacer una lectura edificante durante la noche, orar de corazón, sacar afuera la experiencia interna y ponerla en palabras, preferiblemente en un dialogo sincero con otros, ayudar a otros, en fin, salir de la propia burbuja y hacer algo inusual. Esto va a permitir bajar la intensidad de la emocionalidad hasta desaparecer por completo el drama propio y en su lugar nos va a permitir experimentar la vida desde otro punto de vista. Justo en ese momento, es cuando vamos a poder ver –por contraste- como sentíamos y pensábamos hacía un rato, desde nuestra herida. Y esto nos permitirá entenderla y ver sus efectos e impacto en nosotros. Esto nos va a permitir ver la situación que vivimos en forma diferente, y acceder a otros recursos nuestros.

En mi propia experiencia he encontrado que es importante aprender a aceptar nuestra herida como parte de nuestra individualidad y a llevarla casi con orgullo. Es decir, comenzar a vivir la herida como una fortaleza, como parte de nuestro sello individual, como elemento fundamental de nuestro aporte al mundo. No trabajar con nuestros talentos y dejar la herida por fuera. Sino poner nuestros talentos a trabajar para la herida. Aprender a respirar a través de ella y convivir con ella en el background, sin que nos subyugue, pero sin perderla de vista.

Segunda parte

Quiero añadir comentarios basados en un par de film para ilustrar lo que quiero transmitir de un modo más concreto. Son film que muy probablemente muchos vieron. Si no vio alguno de ellos, por favor véalo antes de continuar leyendo.

La idea de aprender a vivir con la herida sin que nos subyugue puede quedar ilustrada con una escena del film que relata la vida del Premio Nobel John Forbes Nash llamada, en su original en Inglés, A beautiful mind.

Como saben este señor era un Matemático dedicado a la vida académica que se creyó una serie de ideas delirantes en la que se imaginaba como alguien destacado e importante que trabajaba en un proyecto secreto para el Gobierno de US y que a su vez compartía muy cercanamente con un amigo y una chica que solo existían en su imaginación. Perdió la razón y pasó por momentos muy oscuros en su vida. Pero contó con el apoyo de su esposa, logró recuperarse y salir de todo eso y continuar su vida como académico.

No sabemos exactamente cuál es su herida porque no dan los detalles necesarios, pero se entiende que el hecho de imaginar que es alguien importante es una compensación de un sentimiento de que no es suficientemente valioso. Por otro lado, los amigos imaginarios, son una compensación de su vacía vida social, ya que era alguien raro con poco atractivo personal y habilidad social como para atraer y mantener amigos.

No me interesa tanto el análisis de su herida, como su relación con ella al final, es decir, con sus alucinaciones. Al final de la película le preguntan: pero Ud. ya no ve a ese amigo y a esa chica, ¿cierto? Y el responde: los veo, y ellos me hablan. Pero los ignoro. Entonces ¡se fastidian y se van!

Otro film es Kung Fu Panda II. Esta es una historia ficticia de dibujos animados, pero también es útil para ilustrar la idea de mi post.

El protagonista llamado Po piensa que fue abandonado por sus padres. En su mente infantil quedó grabado que no era valioso al punto de merecer el abandono y decide compensar esa vulnerabilidad desarrollando talentos en las artes marciales y convirtiéndose en un Líder de una agrupación Samurai que hace justicia en los poblados de la zona. Alcanza el éxito, pero la herida sigue allí.

Entonces se topa con un Villano que estaba asociado a su pasado infantil. Aunque el no lo sabe concientemente, hay una marca particular del enemigo que quedó grabada en su subconciente, y actúa como disparador de su herida, de manera que ante el, se dispara su patrón de vulnerabilidad. Comete errores que ni el ni sus amigos pueden comprender y cae presa del poder de este enemigo.

Po se encargó toda su vida de ocultar la herida. Construyó una carrera que le permitiera dejarla atrás: Ser fuerte, vencer a malechores y ganar el respeto de sus colaboradores. Y esto funcionó en general. Lo que pasa es que no venía de la Integridad de Po. Sino solo de una parte de El. Una parte que había tratado de deshacerse de otra. El Po vulnerable, el Po de la herida, el Po abandonado, también era parte de Po. Y estaba allí, en algún lugar, tratando de ser ocultada.

Ahora, para enfrentar este nuevo desafío que tiene por delante, requiere de mucha más fuerza. Ahora se enfrenta no solo con alguien que despierta su vulnerabilidad, sino que usa armas de mayor poder. Así que necesita partir de la totalidad de su Ser, no solo de una parte.

Además, el punto de partida no puede ser la venganza y el odio. Esta es otra parte de la herida que le lleva a ser descuidado y no atento. Ahora necesita partir de la Paz para poder enfrentar esta situación. Pero su parte Guerrera no puede conseguir partir de la Paz, puesto que para ello, requeriría sanar y reintegrar su parte herida. Solo la persona sana, puede experimentar la Paz verdadera. Y la Paz permite estar centrado y ver los detalles con mucha mayor atención. Y hacer un mejor uso de los recursos y por ende, tener mas Poder.

Esto fue posible porque logró sanar su herida y entender que la creencia de que había sido abandonado era falsa. Ni siquiera un Adulto tiene la capacidad de entender la verdadera razón de las cosas. Solo vemos fracciones y perspectivas. Y a partir de allí nos formamos juicios. Pero esas apreciaciones son limitadas, parciales, incompletas. Y mucho más un niño. Y el, cuando era niño se formó esa idea falsa, sobre la cual construyó su identidad. Ahora que podía entender todo con la ayuda de una Curandera, pudo salir de ese falso Yo y construir una nueva identidad sobre una base más firme. Esto le permitió desarrollar la Paz y tener más poder para combatir al Villano.

 

 

¿Está bien complacernos? ¿Está bien disfrutar de la vida? ¿Hay restricciones en cuanto al objeto de nuestra complacencia o podemos complacernos con todo? ¿Hay restricciones de cantidad o no hay límite? ¿Basta con el efecto que produce la complacencia en su forma más primaria o es necesario enmarcar el efecto producido dentro de una intencionalidad especifica? En este artículo me propongo responder estas preguntas, como parte de esta serie que comencé dos posts atrás en Nuestro desafío fundamental. Allí indiqué que “Hay dos grandes fuerzas que buscan hacernos desconfiar de nuestra capacidad de encontrar un lugar en el mundo y prosperar. La primera por la vía de la atracción, el deseo y la tentación […] La segunda fuerza, actúa a través del ataque y el desafío.” En el artículo previo,  Ir a la Guerra si es necesario, desarrollé el segundo punto y este artículo trata sobre el primero.

Comencé a escribir este Blog como un esfuerzo de divulgación de la Psicología y una forma de compartir el resultado de mi propio viaje a través de ella, ya que estoy convencido de que comprendiendo mejor las cosas podemos tener un marco de referencia para nuestra actuación en el mundo.  Entiendo, por experiencia propia y ajena que esto no es suficiente; comprender y adoptar una posición requiere que luego tengamos el coraje y la persistencia para actuar en conformidad (1). Pero aclarar el marco de referencia propio es una condición necesaria. Así que en esta jornada pública que comencé en el año 2009 compartiendo enfoques, conceptos y hallazgos de autores con los que simpatizo, he tenido una evolución y desde muy recién que estoy incorporando  adicionalmente mis propias posiciones «meta-teóricas», de manera de hacer explícita mi propia concepción del mundo y del hombre.

Hace poco fui invitado a cenar por una pareja joven que tiene cuatro hijos, entre ellos un bebé de meses. No los conozco mucho realmente, pero ellos saben que soy un recién llegado a Israel y han querido ser amables y ser solidarios al invitarme a la cena de los viernes que es usual en este país (cena de Shabbat). Suelen comer abundantemente como es usual localmente en este día, con un primer plato de entradas, luego un segundo plato de Pescado, luego un tercer plato de Carne, luego un cuarto plato conformado exclusivamente por alguna verdura especial condimentada como Ajo o Alcachofa, seguido de un Postre. Para finalizar, el caballero acostumbra sacar una botella de alguna bebida, que puede ser Vino, Whisky o Arak, para tomar unos tragos acompañándolos con semillas y frutos secos!

Yo no soy de mucho comer y no como carne ni postres. Tampoco como las semillas al final, que aunque me encantan, he comprobado que me hacen daño después de haber comido la cena. Ya ellos saben que soy bastante frugal, así que no se resienten con mis negativas y con mis solicitudes de ser servido con porciones menores.  Aunque no deja de sorprenderles un poco. Ellos presuponen que tengo mucha fuerza de voluntad y que hago esto para cuidar mi figura. Mis hábitos alimenticios no son muy populares quizás en muchas mesas. Incluso pueden causar críticas hacia mi o sentimiento de culpa en personas con sobrepeso. Por eso, escojo muy bien que invitaciones aceptar.

Pero aun cuando mis anfitriones en general conocen mis hábitos alimenticios, no deja de ser un tema de conversación, directo o indirecto. Sé que está rondando en sus mentes. Estos anfitriones en particular hablan Hebreo, pero como todavía yo no lo hablo fluido y el caballero sabe hablar en Inglés, a veces, con el específicamente, puedo hablar en Inglés. Ella acaba de dar a luz a un bebé hace unos ocho meses y quedó con unos kilos de más. Y me comentó de repente que había perdido dos kilos en los últimos tres meses. El caballero por su parte, es esa clase de persona que no dicen que no a ninguna comida, pero que aun así son delgados. Me dice de repente mientras come un trozo de torta parecida a la Mil Hojas con abundante nata y azúcar nevada en su superficie, después de la entrada, el pescado, la carne y la verdura: Trabajo mucho y me gusta darme mis gustos en el Shabbat. Y luego de esta introducción me pregunta: Y tú, cuando quieres comer algo que te gusta, ¿qué es lo que comes? Le contesté cualquier cosa para salir del paso, pero me quedé pensando en esa pregunta los siguientes días.

Mi primera inclinación ante esta pregunta fue decir que nada en particular, que trato de comer lo que me sienta bien y se ajusta a mí. En el pasado daba la explicación de que me cae mal la carne y en general comer en abundancia. Que me cuesta digerir los alimentos. Que luego no puedo ir a la cama. Que me hace sentir muy mal y que absorbo muy fácilmente los carbohidratos y las calorías en general. Sin embargo, esto ocasionó ataques o burlas en el pasado. Cosas como, ¿tú eres metrosexual? ¿Será que tienes ulcera? ¿Estarás enfermo? ¿Será mejor que vayas a un médico! ¿Relájate un poco de vez en cuando y daté un gusto! O, ¿Qué tiene de mal mi comida?

Por años tuve hábitos igual que todos a mi alrededor. Comía de todo aunque no más que los demás. Disfrutaba de fumar. Tomaba café negro a lo largo de todo el día junto con mis compañeros de trabajo en la época de mis comienzos. Incluso en la noche, adopté un hábito de mi ex esposa, y  me tomaba un café con leche antes de ir a dormir. Todo esto trajo como consecuencia que llegué a pesar más de 90 kilos, me sentía incómodo con la respiración, con la ropa, me sentía sin energías en las horas de la tarde después del almuerzo, iba muy tarde a la cama en la noche por la cena, fumaba cajetilla y media diaria y tomaba unos 10 cafés diarios. Además era reactivo, nervioso y acelerado. No me sentía bien. No era feliz. Así que decidí dar un vuelco a mi vida. Acepté que mi cuerpo es diferente, he aprendido que necesita realmente mi cuerpo y procuro alimentar mi cuerpo para que esté sano, de manera que Yo, pueda dedicarme a otros propósitos y no tenga que estar pendiente de que me siento mal por algo que comí, o me siento pesado, no puedo respirar o que la ropa me queda ajustada. Y esto no ha sido fácil, es una labor que no termina nunca y hace falta mucha fuerza de voluntad para ser coherente con esto. Pero cuando actúo comprometido con la realidad de mi cuerpo y me alineo a eso, me siento mucho mejor.

Compartí en las líneas precedentes mis verdaderas razones y testimonio para ilustrar mi esfuerzo de convivir con mi cuerpo. Pero ante la pregunta ¿Qué comes cuando quieres complacerte? no creo que compartiría todas las confesiones anteriores, porque en mi caso la respuesta no es sencilla y es personal y privada. Pero analizando la pregunta, vemos que parte de la suposición de que para complacernos recurrimos a la comida. Pero aunque bastante común, esto no es universal. La pregunta correcta debería de ser, ¿a que recurres tu cuando quieres complacerte?

Se de personas que cuando quieren darse un gusto recurren al alcohol. A otros les gusta el juego y la apuesta. A otros les gusta usar drogas,  y hay personas que solo están pensando en el sexo, en la pornografía. He visto publicidad sobre cruceros para solteros dispuestos a la actividad sexual libre, actividades para Swinger o disfrutar de la prostitución sabiendo que en algunos casos se trata de tráfico humano. Hay toda clase de perversiones que incluyen la pornografía infantil o el abuso sexual de niños.

Hay industrias enteras a nivel mundial que funcionan basadas en las adicciones humanas (2). Algunas son permitidas y queda a juicio de cada persona usarlas con moderación. Otras son consideradas delito y son practicadas a escondidas. Ha habido escándalos de personas famosas o poderosas que en su vida privada recurren a prácticas condenables o se aprovechan de esto.

Algunas actividades pasan desapercibidas como adicciones y son incluso promovidas y percibidas como buenas acciones, como es el caso de la adicción al trabajo, la práctica continua de deportes y los llamados deportes extremos (3).

Claro que hay una diferencia entre comer o trabajar en exceso con la adicción a las drogas, el alcoholismo o las perversiones sexuales. Pero nos guste o no, hay que estar claros en algo: independientemente de que haya aceptación social o conciencia nuestra todos estos “objetos” comparten una naturaleza común: que son adictivos!!!

¿Qué significa que son adictivos? Que son tentadores, que ejercen una atracción sobre nosotros, que producen placer y satisfacción inmediato, que este efecto positivo nos motiva a incluirlo en nuestra lista de deseos, que luego nos vemos comprometidos con esfuerzos para volver a experimentar esta experiencia, que producen cierto nivel de tolerancia en el organismo de manera que para producir el mismo efecto cada vez es necesaria una mayor cantidad y que producen efectos desagradables cuando nos abstenemos de ellos.

La relación con estas sustancias o actividades de naturaleza adictiva cumplen cierto patrón común. Al inicio aumentamos rápidamente la frecuencia de consumo y éste produce una sensación de control, de cierto alivio del sufrimiento de la vida, de entretenimiento y de placer. Y en ese periodo, la persona desea relacionarse con la sustancia o actividad a fin de obtener estas sensaciones. La persona tiene la sensación de que está en control y que usa esta relación para aumentar su control sobre el mundo. Pero llega un momento, en el cual la resaca física o moral puede llegar a ser más desagradable que el efecto placentero momentáneo. Pero aún así, la persona continúa. Incluso, puede suceder que una parte de la persona ya no quisiera mantener esta relación, pero no puede dejar de hacerlo, pues ya tiene una carácter casi autónomo, de tipo compulsivo. Ya el control lo tiene la sustancia, la actividad o relación.

¿Que pueden tener en común el comer, el consumo de drogas, el sexo y el trabajo o incluso, la práctica de deportes extremos? Se ha encontrado que las emociones mismas son adictivas. Y así encontramos personas que son adictas a la tristeza o a la rabia. Y esto nos da la clave para entender mejor como es que cosas tan variadas pueden producir un mismo problema. A la final no importa tanto si es una sustancia o si es una actividad. El punto es que la ingesta de la sustancia o la experiencia de la actividad particular, produce la segregación interna de sustancias químicas que son liberadas dentro del organismo a través del torrente sanguíneo llegando a toda las células. Nuestras células tienen una membrana semipermeable. Es decir, que lo que puede entrar dentro de ella no lo hace libremente, sino a través de receptáculos de la membrana. Es como ese juego de bebes que es una casita que tiene tres ventanas; una en forma de triángulo, otra en forma de circulo y otra en forma de cuadrado. Y por otra parte, hay tres  bloques adecuados en tamaño, uno en forma de pirámide, otro en forma de esfera y otro en forma de cubo. Y el cuidador le muestra al bebé que se pueden introducir las figuras dentro de la casita. Y cuando el bebé trata de imitarlo no lo logra al inicio, porque intenta meter la pirámide por la ventana cuadrada, o la esfera por la ventana triangular. Hasta que se da cuenta que tienen que pueden entrar si se mantiene su correspondencia.

Así mismo, sucede que la membrana celular tiene un receptor para el oxígeno, y otro para proteínas y así sucesivamente. Pero resulta que también tiene uno para las moléculas adictivas. Y en la medida que la persona recurre más a aquello que las produce internamente, al reproducirse la célula, ella se modifica para aumentar el número de receptores del placer. Esto quiere decir que a la final el comportamiento a nivel bioquímico es común independientemente del “objeto” y que su proceso es similar. Conclusión: tenemos que cuidarnos por igual de todo aquello de naturaleza adictiva. No solo abstenernos de no incurrir en las que son prohibidas por la Sociedad, legal o moralmente, sino también incluso por las que son aceptadas socialmente o que son incluso promovidas en ciertos círculos, como es el caso de los que rinden culto a la comida, la bebida, el trabajo o el deporte extremo.

Todos estos “objetos” aceptables o no, acarrean el mismo resultado final: la persona comienza a girar su vida alrededor de eso. Estudié en una fuente de Sabiduría a la que recurro que la definición de Idolatría no tiene que ver necesariamente con postrarse ante ídolos o estatuas, sino con toda actividad en la que la persona desconoce la fuente verdadera de su Creación y permite que su vida sea controlada por una fuerza intermediaria.

Hay un razonamiento que se atribuye a un autor teológico medieval, pero que encontré en mis investigaciones personales que es muy anterior y su origen se remonta a un protagonista residente a la Babilonia de la Edad Antigua. El razonamiento parte del reconocimiento que existen diversas fuerzas en la Naturaleza que pueden gobernar ciertos acontecimientos. Y que por tanto, el recurrir a esta fuerza y disfrutar de su beneficio, así como dedicar nuestra energía para procurárnosla, es entendible.  Pero que esta fuerza debe haber sido creada, formada y mantenida por otra a su vez de un carácter precursor. Entonces, por qué en lugar de dedicarnos a procúranos de esta fuerza y recibir su beneficio, no recurrimos a su causa? Y si seguimos este razonamiento varias veces, nos encontraríamos que hay una causa y fuerza primordial, y que si a esa reconocemos como nuestra fuente y origen, y a esa dedicamos nuestro Servicio, recibiremos un beneficio de ella que es perdurable y verdadero. Recurrir a las fuerzas intermediarias es un desperdicio de energía si podemos recurrir a esa fuerza primordial.

Entonces, en lugar de practicar el culto y servicio a las fuerzas intermediarias, es preferible dirigir nuestra atención a la fuerza primordial que es causa de todo. Esa misma que ha dado luz a nuestra chispa esencial y que se encuentra en otro plano no material y que sustenta y da vida a todo. ¿Y como poder llevar esto a la práctica cuando parece tan abstracto?

Usando el lenguaje de la Psicología encuentro que hay un camino para llevar esto a la práctica y es el de la auto realización personal. Al encontrar nuestro camino propio, que expliqué en el primer artículo de esta serie, al reconocer nuestra individualidad, definir nuestras fronteras, reconocer nuestro núcleo singular y único y dentro de este, distinguir entre la parte que nos quiere llevar al sometimiento a las fuerzas intermediarias, sea por la vía del ataque o sea por la vía de la seducción, de la parte que nos conduce al desarrollo personal, al florecimiento como el ser humano único con un aporte único que hacer al mundo para dejar un legado que tiene un sello personal.

En la serie transacciones energéticas identifiqué este camino como uno que nos hace sentir Vigor, engagement y satisfacción. Esta satisfacción es mucho mejor que el placer momentáneo, es más perdurable, es la Felicidad que hablaba Espinoza (Buscar en este blog Geometría del bienestar). Es un camino que produce un efecto espiral en nuestra vida (buscar en este blog Resiliencia). Su punto de partida es la convicción de que si vamos a poder lidiar con los obstáculos y sortear las amenazas (Ver en este Blog Empowerment).

Entonces, ¿por qué contentarnos con poco si podemos obtener más? No en vano todas las civilizaciones antiguas definieron lo que era Tabú para ellas: es decir, aquellas cosas que bajo ningún concepto sus miembros podían darse el lujo de hacer.

Esta claro que las insatisfacciones y las frustraciones de la vida afectan nuestro estado de ánimo y nuestra auto estima. Y en el carrousel de la vida a veces nos sentimos «arriba» y otras veces «abajo». Y cuando nos sentimos «abajo» quisiéramos un alivio a esto. Incluso pudiéramos aceptar «teóricamente» que el camino del florecimiento personal, y el convertirnos en la mejor versión de nosotros es la verdadera fuente de la felicidad y la satisfacción perdurable. Pero este camino es arduo y muchas veces las pruebas son largas y difíciles. Sólo un porcentaje muy bajo de la población logra mantenerse hasta el final. La gran mayoría renuncia a esto, no insiste más. Racionaliza su fracaso con la idea de que «así es la vida», «esto es lo que hay», es mejor un poco de placer inmediato que un tesoro detrás del arco iris. O a lo mejor ya desde muy temprano en su vida tomó la via de los atajos y nunca se dedicó a «trabajar» en pro de realizar su potencial y todo esto le suena a «ilusiones» e «idealismo».

La vida si es dura. El trabajo de realizar nuestro potencial puede estar lleno de espinas o no ser muy claro o ser muy largo. Y no nos podemos privar del placer del todo.  Necesitamos un poco de placer. No podemos abstenernos por completo de él. Pero, siempre y cuando, 1) sea con los “objetos” adecuados, es decir, con una buena comida, una buena bebida y actividades gratificantes saludables como escuchar música, hacer ejercicio, apreciar la naturaleza, estudiar, meditar, reflexionar o ayudar a otros. 2) Sin perder de vista que aunque sean objetos adecuados, hay que usarlos con moderación y manteniendo un equilibrio. 3) Tener una intencionalidad, hacerlo dentro del marco de que es un disfrute momentáneo en aras de uno mayor: nuestro crecimiento y desarrollo. Es solo un alto para celebrar y honrar a la vida, para agradecer a la causa primordial, para alimentar nuestra chispa Divina.

De manera que es importante entonces distinguir que en el mundo hay tres tipos de cosas con las que nos relacionamos. En primer lugar, cosas de primera necesidad que podemos usar ad libitum. Que son necesarias para vivir y que usamos de manera instintiva y con límite natural. Son actividades y sustancias que no son adictivas. Como el agua, el aire o las obligaciones diarias. En segundo lugar, hay cosas que son adictivas pero que son permitidas. Con estas cosas tenemos que tener mucho cuidado, porque al ser permitidas podemos caer presa de ellas fácilmente y sin tomar conciencia de que estamos en problemas. Y por último, hay cosas que son adictivas y que son prohibidas. Estas cosas son muy peligrosas, perjudiciales, denigrantes y condenables. Y tenemos que alejarnos de ellas y de quienes las practican.

Hay una línea muy delgada que no voy a abordar sobre lo permitido y lo no permitido. La pregunta de fondo aquí es quién lo permite. Nadie está completamente facultado y es completamente competente para dictaminar lo que «es permitido». Ni las leyes de un país, ni el código de actuación de un grupo, ni la ideología personal de alguien en particular. En materias como estas me remito a la sabiduría universal del acervo histórico de la humanidad, la sabiduría perenne. La sociedad, en resumidas cuentas, no es un referente válido para esto necesariamente.

Entonces, los invito a dejar a un lado el auto engaño, la negación o la justificación. Y ver con ojos más críticos que sustancias o actividades, o incluso emociones, los están esclavizando, están controlando su conducta, están haciendo que su vida gire alrededor de ellas, les hacen sentir ansias y deseos, que les dediquen sus pensamientos, que usen su tiempo, dinero y otros recursos en ellas. El reconocimiento es un primer paso muy importante. Escríbalo para que no lo olvide.

Una vez reconocido, decida un objeto del deseo del cual independizarse.  Es obvio que las cosas prohibidas hay que dejarlas de inmediato. Pero con aquellas que son permitidas, tal vez puede ser útil primero clasificarlas de acuerdo al nivel de dependencia. De algunas cosas dependemos más que de otras, así que un enfoque posible puede ser comenzar por lo más sencillo, lo que tiene menor nivel de dependencia. Otro abordaje puede ser comenzar por algo muy dañino y perjudicial. Cada quien debe decidir que escoger.

Tercer paso, que estrategia usar. Dejarlo del todo y prohibírselo? Solo disminuirlo? Está claro que las cosas no permitidas hay que dejarlas por completo. Pero con las cosas que son permitidas, ¿como hacer? Hacerlo progresivamente? mantener una cantidad de consumo? Eso tiene que determinarse en función de cada caso.

Solo resta intentarlo una y otra vez e ir aprendiendo en el camino. No hay soluciones mágicas ni universales. Solo la voluntad y la persistencia. Podemos inspirarnos en los pasos que recomienda la AA. Lo más importante es convertir esto en un objetivo personal. Tal vez parte de nuestra misión personal sea aprender a independizarnos de uno o varios de estos objetos.

 

 

Nota 1

No hay que olvidar un famoso dicho que dice: Si no actúo como pienso, término actuando como actúo. Esta frase de la Sabiduría Popular encaja perfectamente con los descubrimientos que hizo el Psicólogo Leon Festinger que le llevaron a postular su teoría de la Disonancia Cognitiva. Esta teoría plantea que las personas no pueden albergar dentro de sí una incongrencia. Entonces si actúan de una manera incongruente con sus principios van a experimentar una tensión que no ls va a dejar tranquilos hasta que hagan alguna de dos cosas posibles. Una, lamentarse de su comportamiento y tomar las medidas necesarias para corregirlo y asegurarse de que no vuelva a ocurrir. O, dos, dejar el principio que tenía a un lado, descartarlo, y en su lugar asumir, no necesariamente en forma explícita, otro principio que justifica su comportamiento.

Nota 2

He sabido de grupos ideológicos y de poder que usan las adicciones como una manera de debilitar las sociedades con la finalidad de quebrarlas. Algunos solo para obtener un beneficio. A estos les conviene mantenerlos como esclavos. Pero hay otros más radicales y racistas que lo hacen con la finalidad de destruir a las sociedades e imponerse en el mundo como la única ideología válida.

Nota 3

Hay adicciones más disimuladas, incluso para la persona misma, quien no sabe que padece de la adicción. Como es el caso de las adiciones asociadas a las relaciones con otras personas o con el mundo en general. Por ejemplo, personas «co-dependientes» que mantienen relaciones tóxicas, personas que siempre atraen el mismo tipo de pareja, sea que las engaña, sea que abusa de ellas, sea que las maltrata de alguna manera o que necesita ser salvada. También hay personas adictas a jugar ciertos roles en el mundo como «ser un perdedor», «ser un incompetente», «ser desdichado» o experimentar en forma crónica ciertos sentimientos, como el de victimizarse, quejarse, encolerizarse, decepcionarse o desesperanzarse. Estas adicciones son más sutiles porque las personas no se dan cuenta de su propio patrón y de cómo es que «atraen» hacia sí el tipo de situaciones que las hacen sentir de cierta forma que es típica a lo largo del tiempo.