viernes, 24 de mayo de 2013

resumen del libro filosofia del tocador


LEDEZMA ROMO GUADALUPE

Fecha de entrega: 25 de Mayo/2013

Donatien Alphonse Francois de Sade.

París: 1795

 

 

RESUMEN: Filosofía del tocador. Márques de Sade

 

Dedicatoria

A los libertinos de cualquier edad y sexo, y de todas las aficiones, a ustedes dedico ésta obra.  Esas pasiones, que los moralistas fríos y aburridos les piden temer, son únicamente el medio por el cual la naturaleza trata de exhortarlos a que realicen su labor; por tato, sométanse a esas pasiones, y permitan que los principios que aquí mencionan los alimenten.

Mujeres sensuales: Imiten a la sensual Saint Ange, acaten las leyes divinas del placer, e ignoren cualquier cosa que vaya contra ellas.

Jóvenes doncellas: Rechacen todas las prohibiciones de su religión ridícula, desprecien los preceptos de sus padres obstinados; por lo contrario ríndanse a las leyes de la naturaleza que la lógica describe, a los brazos de los que han de ser sus amantes.

Hombres lujuriosos: Acepten el gobierno de sus deseos, únicamente los límites de la imaginación; y aprendan de él, porque sólo explorando la esfera de sus aficiones y caprichos hallarán el verdadero placer.

Primer encuentro

SAINT ANGE: Platícame de Dolmacé, ¿Cómo es?

EL CABALLERO: Tiene 10 años más que tú , es alto muy bien parecido; tiene los dientes más blancos que he visto en mi vida, sus rasgos son marcadamente masculinos, pero aveces muestra cierto toque de feminidad en los modales…debido sin duda a que representa con tanta frecuencia el papel sexual femenino

SAINT ANGE: Cree en Dios?

EL CABALLERO: Claro que no

SAINT ANGE: ¡Oh hermano!, ¡si supieras cuanto me exita el ateísmo!, ¿cuáles son sus preferencias sexuales?

SAINT ANGE: El culo, sí. ¡Oh, hermano cómo me excita esta charla! ¿Las fornicado con él? Me atrevo a pensar que un hombre así no podría dejar de enamorarse de tu cara hermosa.

EL CABALLERO: Soy muy potente, como sabes; más de lo que es un muchacho normal de 20 años.

SAINT ANGE: Por supuesto lo sé ¡Cuántas veces has gemido estas piernas por la noche, al recordar cuando ese miembro tuyo enorme se agitaba entre ellas!

SAINT ANGE: ¿Has fornicado con él o no?

EL CABALLERO: No te lo voy a negar.

SAINT ANGE: Pero no eres homosexual ¿verdad?

EL CABALLERO: No hermana, no lo soy. Pero, al mismo tiempo, no soy de esos individuos impetuosos que consideran que debe responderse con una paliza a las proposiciones de un hombre. Siento lástima de aquellos cuyas preferencias son extrañas, pero nunca los insulto. Y si un hombre activo me hace proposiciones, las acepto.

EL CABALLERO: Hasta el final, claro. No tengo nada de esa petulancia absurda que conduce a  algunos hombres a creer que cierta parte del cuerpo es más limpia que otra. Fornico, chupo…y todo lo demás.

SAINT ANGE: ¿Y cobras por eso?

EL CABALLERO: Cuando me lo ofrecen ¿Por qué no? Me siento halagado de que mi sexualidad tenga valor para alguien.

Existen demasiadas personas convencidas de que tienen el conocimiento de lo correcto; de que su forma de actuar es la única en que conviene hacer las cosas. Castigan a todo el que piensa distinto a ellos… ¿y por qué? Por miedo, sin duda; por miedo de que su propio modo muy “normal” de hacer las cosas probablemente no sea tan divertido como la perversión de los otros.

EL CABALLERO: ¿Una mujer vestida provoca más que la que se viste de inmediato? No

El Marqués se había quitado los calzones, volteándose de espaldas, me rogaba que lo divirtiera a él como lo había hecho con Dolmancé. Yo ocupando la mejor posición, el centro, y en pocos momentos llegué a experimentar el placer delicioso de lograr un clímax dentro de un hombre, mientras al mismo tiempo otro lo hacía dentro de mí.

SAINT ANGE: ¡Oh, es lo máximo! ¡Lascivia! ¡Lujuria! ¡Sexo! ¡Sexo! ¡Sexo! Ahora le enseñaré el arte de amar. Quiero traer hoy a una doncella. Es una chiquilla que conocí el año pasado en el convento, y que me gustó mucho. Seduje a su padre, y de ese modo arreglé que viniera a pasar aquí dos días para descansar de su familia.

EL CABALLERO: ¿Pero serán suficientes dos días para educarla en un arte que te ha tomado a ti tantos años perfeccionar!

SAINT ANGE: Esto días no tendrán nada de lo normal. La induciré a probar de los placeres del arte, y la incitaré a hacer las exploraciones más desvergonzadas y atrevida, arreglaré todo para que puedas gozar su virginidad mientras que ese agujerito del culo, tan apreciado por Dolmancé lo disfrute primero él…

EL CABALLERO: ¿Y no tienes miedo de que se lo cuente después a sus padres?

SAINT ANGE: El padre está tan contento conmigo, que saldría en mi defensa. Lo tengo perfectamente controlado.

EL CABALLERO: ¡Ah mujeres! Aun después de verte en función durante tantos años, mi querida hermana, todavía me asombran tus planes ingeniosos.

SAINT ANGE: Para poder entregarse sin peligro a los placeres tan libertinos como los míos, deben extremarse precauciones.

EL CABALLERO: Ésta muchacha te ha llamado mucho la atención. Platícame de ella.

SAINT ANGE: Tiene cabellos oscuro, y le cae hasta los muslos, piel blanca, ojos negros. Tiene el cuerpo maduro para su edad; todo en ella es suave y delicioso; sus pechos son pequeños aún. Es una criatura maravillosa, los dioses griegos no habían podido hallar tanta belleza que la superara.

SEGUNDO ENCUENTRO

SAINT ANGE: ¡Bienvenida! Te mostraré mi tocador, donde tendremos más intimidad y nadie nos molestará.

Eugenia: Pensé que nunca llegaría.

TERCER ENCUENTRO

EUGENIA: (Sorprendida al encontrar un hombre en el tocador). ¡Cielos! ¡Amiga mía, nos han traicionado!

DOLMANCÉ: Vamos pequeña trata de tranquilizarte. Sin duda tu intención de venir aquí no era la de exaltar la castidad; es una virtud de la cual puede prescindir el mundo,  y ganar con ello. Y me duele ver un cuerpo tierno como el tuyo que no se ha labrado aún por el arado del placer.

EUGENIA: Pero la castidad…

DOLMANCÉ: Hija mía la castidad es un residuo de la Edad media; es una cualidad que la sociedad debía de haber abandonado desde hace mucho tiempo. Tenemos que pasar un tiempo demasiado corto en esta tierra como para negarnos los únicos placeres verdaderos. La naturaleza nos ha hecho apasionados con un propósito. Permite que te lo demuestre. (Agarra a Eugenia de la cintura y comienza a besarla).

EUGENIA: ¡Déjame en paz! (Se pone entre los brazos de Dolmancé, él la besa apasionadamente) ¡Es maravilloso!

DOLMANCÉ: Hace girar a Eugenia para examinar sus nalgas. (Mete la cara entre la hermosa cobertura).

EUGENIA: Por favor no hagas eso, soy demasiado joven para esos deleites obscenos.

SAINT ANGE: Se desviste

EUGENIA: ¡Oh que cuerpo tan bello! Dolmancé ¿no crees que Saint Ange es hermosa?

DOLMANCÉ: Querida niña, sino te portas más dócil tendré que tratarte con rigidez.

EUGENIA: (Riendo) ¡Me asustas con tus amenazas!

DOLMANCÉ: Toca a Saint Ange. Estos montes carnosos que tengo aquí te son sin duda familiares, Eugenia. Estos distintos círculos los conocen con el nombre de pechos, senos, mamas, chichis o el término que prefiero tetas. La mujer, puede apretarlos con cierta habilidad, excitar el miembro gasta el grado de que él derrame ese dulce licor que es el bálsamo de nuestra vida.

SAINT ANGE: (Tomando el miembro) es un espléndido creciente. Se le llama miembro, pito carajo o verga. Y es la fuente principal de los placeres del amor. Posee la facultad admirable de poder penetrar en cualquier parte del cuerpo de la mujer. Los que se conforman con placeres ordinarios suelen meterlo aquí. (Toca el altar de Venus, en el cuerpo de Eugenia). Sea cual fuere la parte del cuerpo que coopere, al cabo de unos cuantos movimientos de agitación, un líquido lechoso, caliente y estimulante se derrama produciendo en el hombre oleadas de placer estático, y llevándolo a un intenso clímax de gozo.

EUGENIA: ¿No será doloroso que algo tan grade como un miembro penetre a través de un orificio tan pequeño como el que yo tengo?

SAINT ANGE: La  primera vez, pero la naturaleza nos ha creado de tal forma, que sentimos el placer sólo por medio del dolor.

SAINT ANGE: Hay una excitación en la contemplación de la sexualidad multiplicada alrededor de uno en una variedad infinita de posiciones.

Esta cosa en forma de lengua se llama clítoris; e él se encuentra el poder de sensación de la mujer. Es el causante principal del placer, el manantial del éxtasis.

DOLMANCÉ: Abandona todos tus sentidos al placer, sumerge en esa sensación maravillosa. Deja que tus sensaciones se conviertan en tu dios; sacrifícalo todo a esta forma de vivir, como lo harías con el tipo de “religión” más adecuada.

SAINT ANGE: Nadie diga que la mujer virtuosa actúa por amor a dios. Trata de evitar el embarazo y la vergüenza. Prefiero sacrificarme a mis pasiones que a mi egoísmo. Existen un momento de honestidad. ¡Basta ya de virtud! Y yo digo: Que chingue la virtud.

DOLMANCÉ: La religión es un pacto entre el hombre y su creador, mediante el primero, con su adoración, manifiesta su agradecimiento por la vida que le ha otorgado el segundo

Pero el hombre solo es un producto de la naturaleza. ¿A quién le hace falta un dios?

Pregonar la existencia de un dios que no puede conocerse, para explicar otras cosas desconocidas, es la insensatez más grade del razonamiento humano.

SAINT ANGE: Esa creencia resulta del miedo en algunas personas, y la debilidad en otras.

La característica activa y creadora existe en la naturaleza misma; Dios no es indispensable.

DOLMANCÉ: Promete la salvación a todos los que le hagan caso y al infierno a los que no, pero es muy ignorante pues no escribe nada; habla poco porqué es estúpido, dejan que lo crucifiquen, y su papá el señor Dios, no lo ayuda, muere.   ¿Puedes imaginar que si hubiera demostrado su divinidad, aquellos hombres sabios- y sin duda egoístas- se habrían atrevido a mencionarlo?

Así que no permitas que la acción popular influya en tus opiniones, adopta un criterio firme e independiente, y atente a él.

La práctica de la cridad, nace del orgullo, no del altruismo. El que practica la caridad se sentiría muy ofendido sino disfrutara del halago de los demás.

SAINT ANGE: No darás nunca limosnas; porqué de hacerlo solo te perjudicas a ti y a la sociedad, fomentando en los pobres su persistencia por mantenerse en el estado de dependencia despreciable en el que viven.

La naturaleza misma de la mujer consiste en ser lasciva, como la perra, debe pertenecer a todos, es un crimen contra la naturaleza dedicarse sólo a un amante.

Ese pobre tonto que se pasa la vida sin disfrutar la dicha perece sin recompensas.

Durante mis 12 años de casada, he tenido trato sexual con más de diez mil personas, y en mis relaciones se considera una cifra pequeña.

DOLMANCÉ: ¡Por el miembro y los huevos de Dios!

SAINT ANGE: Tienes la oportunidad de poseerla.

QUINTO ENCUENTRO

EUGENIA: ¡Oh dios mío! No me puedes desflorar con eso, me matarías. Dolmancé, el tuyo es más pequeño; sería mejor que me violaras tú.

DOLMANCÉ: No pequeña, ni pensarlo. Además tu himen le fue prometido  al Caballero.

EUGENIA: Pero tú mismo has dicho que las promesas se han hecho para quebrantarlas.

EL CABALLERO: ¡Dolmancé! ¡Saint Ange! ¡Agarren una pierna cada uno! ¡Manténgalas separadas! ¡Tengo que partirla como un melón!

INTERMEDIO

EL CABALLERO: Amigos míos, ha llegado la hora de darnos cuenta de que la moral debería ser la base de la religión, y no ésta la base de la moral. Nuestra religión, nuestro código de conducta, no deben fundarse en los mandamientos de un charlatán fallecido ha mucho, sino en los principios-y sólo en ellos- que nuestra lógica nos hace reconocer como correctos.

Se los repito franceses: Para ser libre, Francia debe ser liberada no sólo del centro regio, sino también del incensario clerical.

Finalmente consideremos el crimen contra la moral llamado sodomía.

En resumen puede verse que no existen actividades sexuales que deban cubrir a los legisladores; las únicas leyes sexuales del hombre deben ser las de la naturaleza; sus únicos límites, los de sus deseos, y su único freno, el de sus aficiones.

Cuando estudiamos los crímenes del hombre, llegamos al asesinato.

1)    Respecto a las leyes de la naturaleza únicamente ¿se trata de un verdadero delito?

2)    Respecto a las leyes de la política, ¿es un delito?

3)    ¿perjudica el asesinato a la sociedad?

4)    ¿cuál es la posición del asesinato respecto a los principios del sistema republicano?

SÉPTIMO ENCUENTRO

MISTIVAL: ¡Santo dios de los cielos! Mi hija ha sido secuestrada por locos…¡Oh Eugenia! Escucha las súplicas de la mujer que te dio la vida; apártate de la compañía de éstos perversos y vuelve conmigo.

DOLMANCÉ ¡Conmovedora escena!

EUGENIA: ¿Estás de rodillas? Perfecto, así ye tendrás que quedar para besarme el culo.

MISTIVAL: Bruja, te desconozco.

DOLMANCÉ: Le da dura a Mistival.

EL CABALLERO: La señora no se mueve. Creo que a murió.

EUGENIA: Oh carajo, ahora tendré que vestirme de negro.

DOLMANCÉ: ¡Un verdadero placer! Y ahora, amigos míos vamos a cenar. Después de la cena los cuatro podremos retirarnos a la misma cama y continuar la amistad deliciosa iniciada esta tarde.