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jueves, 8 de diciembre de 2022

LOS ACTOS DE FIN DE AÑO.

 HABLEMOS DEL JARDÍN DE INFANTES.

2022. Sala de 4 del turno tarde. Citados a las 16:30 hs en el mes de Diciembre, con pedido expreso de ser puntuales papis. Por cada niño o niña dos padres, cuatro abuelos y/o algunos tíos. Al llegar ya había una larga fila en la calle llena de niños corriendo por la vereda con sus hermosos disfraces puestos y familia presente, charlando y abanicándose el calor infernal.

A las 17 comenzó a salir el turno mañana del salón de actos. A las 17:30 entramos. Primera falta de respeto por parte de la institución. 

Pregunta 1: ¿Por qué organizar el acto de ambos turnos con más de doscientos  niños y mil seiscientos familiares el mismo día? 

Respuesta 1: porque el Jardín no tiene un espacio tan grande y debe alquilarlo, lo cual implica que si quiere dividirlo en dos fechas, pagará dos veces. Cuestiones monetarias (de todas formas, todos los invitados pagamos el valor de una entrada con lo que -supongo- cubren el costo del alquiler). De todos modos, pensar que podrían atrasarse -separando por una hora los horarios de salida y entrada- mostraría un poco de humanidad. La planificación puede fallar.

Al llegar al salón el calor humano del grupo saliente, nos envolvió. De tener aire acondicionado -no pudimos percibirlo- éste no alcanzaba para tanta gente. La cantidad de sillas era la mitad de los invitados entrantes -y eso que la escuela sabía la cantidad de entradas vendidas a los familiares de cada  pequeña/o-. 

La zona de las primeras sesenta sillas estaba reservada para los padres de los niños que actuaban en cada presentación. O sea, por salita. Esto significaba que ese grupo de padres debía desalojar ese sector cuando sus hijos terminaran su participación. Padres que se iban, padres que entraban pugnando por la primera fila. Es obvio que en el resto del público también se generaba el mismo oleaje, los abuelos y tíos se retiraban cuando su artista favorito dejaba el escenario. Y así todos se acercaban a felicitar al niño y a sacarse fotos inolvidables, mientras el segundo grupo de pequeños -de otra salita- ya estaba actuando. Voces, aplausos y abrazos por todos lados en simultáneo con chillidos de padres pidiendo silencio para poder escuchar a sus propios vástagos. Segunda falta de respeto por parte de la Institución.

Pregunta 2: Si sólo se dispone de un único espacio-tiempo, ¿por qué mover a la gente de modo permanente? ¿Para que puedan estar más cerca? 

Respuesta 2: Con contar cuántos padres hay por sala -con entradas vendidas anticipadamente- , y dejar esas silla fijas evitaban el desorden y sobretodo la falta de respeto de los mayores frente a otros niños que no sean sus hijos. Y siempre estarán más cerca los que se preocupen por llegar temprano. 

En ese desorden pudimos ver a nuestro nieto subir al escenario, con su traje un poco ajado de tanto correr en la espera previa. El volumen de la música estaba bien alto para tapar todas las voces del público. Tanto, que se perdía la nitidez y no se entendían las palabras de los niños en algo que las señoritas habían grabado con anticipación.  Una pena. Tampoco se escuchaban las palabras de la Directora en el micrófono, aunque logré entender que pedía disculpas por el atraso. Y también pedía a las familias que no se retiren cuando sus hijos terminen de actuar, por respeto a los que todavía no lo habían hecho. Tercer error de la Institución.

Pregunta 3: Si prepararon todo para que los padres se levanten de su sitio a buscar a su hijo cuando ya actuó y  para dejar libre el lugar a los que siguen ¿cómo pueden pretender que todos esos grupos familiares se queden parados y mudos mirando a otros niños que ni conocen? 

Respuesta 3: no tengo respuesta a semejante desbarajuste. 

La actuación de todas las salas, sin importar la edad, tenía un mismo diseño. Los niños entraban con una canción y un baile conocido y practicado -no sé decir si con muchos o pocos ensayos-. Tenían una coreografía que las Seños iban marcando debajo del escenario y que algunos niños recordaban más que otros. Al terminar, comenzaba otra canción en inglés con el mismo esquema de trabajo. Si el acto de fin de curso tiene como objetivo mostrar los aprendizajes del año, poco es lo que se puede observar en este planteo. Otro error de la Institución escolar.

Pregunta 4: ¿los actos se hacen para que la familia vea a sus peque disfrazados con hermosos trajes -a los que se llega después de largas discusiones en los grupos de whatsapp-  o se hacen para mostrar aprendizajes logrados? ¿La educación ha perdido los objetivos?

Respuesta 4: yo creo -y no soy la única- que el acto de invitar a los padres a ver el trabajo que sus hijos han logrado durante el año debe ser algo más sencillo y más íntimo. Cada sala, en el mes de noviembre puede poner sobre un escenario de su mismo jardín -el patio, si no tiene escenario- la muestra preparada, con la presencia de padres y familiares organizada con tiempo para saber cuántos son. En el mismo tiempo que se invirtió en ese aparatoso encuentro en un salón externo, los niños no sólo desarrollarán lo practicado con sus disfraces y sus bailes, sino que se pueden explayar cómodamente contando sus experiencias al mostrar sus dibujos, pinturas colages u otro tipo de trabajo áulico. Cada uno mostrando su carpeta. Con espacio y tiempo. Con calma. Con respeto. Y hasta con una merienda compartida. 

domingo, 31 de julio de 2022

¿POR QUÉ ES TAN DIFICIL?

 

1-HOY

Doce de la noche.

En la soledad de su isla de edición del canal de TV más importante del país, el Jefe de edición, llora. Mira esa imagen una y otra vez. La adelanta, la atrasa, la detiene, la agranda. Se mira.  Y por su cabeza corre la cinta de su historia. La infancia, la adolescencia. Sus siete hermanos, sus padres. La miseria. La absoluta miseria de la mano de la desidia, que los acompañó siempre y que sigue acompañando al resto de la familia, excepto a la pequeña Lu. Ella es como él. Lo adora y él lo sabe. Lo imita y eso es bueno. Ella va a llegar. Ella tiene eso que hace falta. ¿Tendrá también Lucía  la culpa con la que él cargó siempre? ¿Pasará también Lucía por este dolor de no poder contar su historia al ser más amado?

2-INUNDACIONES

La sirena que suena y suena hasta hacer reventar las tripas por la rabia, por la angustia y la injusticia. Los periodistas sobres botes de Prefectura mostrando las imágenes de la desolación. Llenándolas de palabras trágicas para hacer más doloroso el espectáculo, total el problema no es de ellos… Un hombre empuja una vieja puerta de heladera Siam que flota con cuatro niños arriba. Una mujer de edad indescifrable camina a su lado con un bebé en brazos. Los chicos ríen y empujan con remos de huesitos con poca carne.

¡Qué maravilla la niñez! Qué poca consciencia de lo que la sociedad, luego, marcará a fuego. Ellos se divierten. El hombre habla a las cámaras. Pide colchones, abrigos, ropa, leche. Pide. La mujer llora. La pequeña en sus brazos también. Hace frío. Sigue lloviendo.

3-LA ESCUELA

A Ramiro le gustaba la escuela. Y no porque le daban el desayuno y el almuerzo (y algo para llevarse a casa cuando sobraba). No. A él le gustaba aprender. No como a sus hermanos mayores. Ellos peleaban todo el día. Lástima que las maestras se enojaran tanto porque los chicos no llevaban los cuadernos y lápices que ellas mismas les habían regalado. Se enojaban tanto que al final, no enseñaban nada…

Y ni hablar de hacer las tareas. Ramiro lo intentaba, pero su padre le decía “mariquita, andá a jugar a la pelota”. Y él iba. Claro que le gustaba jugar al fútbol en la canchita de la villa. Se armaban torneos. A veces con los del otro lado del arroyo. Eso sí, siempre terminaban a las trompadas. Suerte que Ramiro era rápido. Nunca cobró, en cambio sus hermanos peleaban hasta volver ensangrentados.

Tampoco pudo terminar el octavo año. Había cumplido los trece y su padre le dijo que tenía que traer plata a la casa como sus hermanos mayores. Y así fue que lo único que tenía para leer eran los carteles publicitarios que veía desde la ventanilla del tren, todos los días, hasta llegar a la estación terminal. Se los sabía de memoria. Esperaba con ansiedad que los cambien, aunque cada vez tenían más fotos y menos palabras. Él ya no los podía entender, eran de otro mundo… ¿Por qué todos tenían imágenes de gente sonriente, bien vestida, en autos imponentes y comiendo cosas ricas? ¿Cómo se llega a ese mundo? Se preguntaba.

4-LA CALLE

Cuando pisó los veinticinco oía decir a sus compañeros de trabajo “la calle es dura, pero es buena”. ¡Qué fácil hablar cuando no te suenan las tripas por los días de ayuno! ¡Qué fácil opinar cuando dormís bañadito en una cama mullida y calentita! Todos opinan creyéndose los dueños de la verdad, pensaba para sí. ¿Cómo pueden hablar con tanta certeza si jamás estuvieron allí? Pero él no los contradecía, intentaba no participar en esos debates. Tampoco se enojaba, sólo los dejaba con sus ideas. No quería que supieran lo que él sabía, por lo que él había pasado. Ya había comprendido que no era bueno mostrar su historia. La gente se aleja, tal vez por miedo a que siga siendo el raterito arrebatador que alguna vez fue. ¿Tendrán pánico de pensar que acaso haya usado una navaja o un arma de fuego? ¿Creerán que se nace asesino o ladrón y que eso no cambia jamás? Esas eran sus preguntas. No tenía respuestas. Pero había sentido –años atrás- la discriminación, la quita de oportunidades por haber dicho que alguna vez durmió en los trenes de estación. Así que ahora era un hombre sin pasado.

 

5-TRAPITO

Trece años. Oficio: trapito. ¡Cuántos nuevos oficios trajo la miseria del neoliberalismo! Calles pobladas de jóvenes con ninguna posibilidad de una vida digna. Juntando monedas por cuidar a los autos que se estacionan frente a cines, teatros, restaurantes, shoppings.

Todavía niños o muy jóvenes, miran –con ansias o con desdén- cómo personas elegantes bajan de sus autos para disfrutar de una noche diferente, algo que ellos quizá nunca puedan conocer.

“Persevera y triunfarás” le había dicho a Ramiro una maestra del séptimo año. Una maestra diferente, que pudo ver a través de su ropa sucia y rota, un corazón palpitante de ganas de cambiar las cosas. Ella le hablaba en los recreos, en las horas libres. Lo aconsejaba, le daba ánimos. Le prestaba libros interesantes. La única, la Srta Noe.

Él estaba dispuesto a perseverar. Tenía ambiciones de progreso.  Quería “pertenecer”, como decían los carteles publicitarios que leía día tras día desde el tren. Era observador, analista, inteligente. Simpático y ocurrente.

Y así, de tanto cumplir con su faena de “trapito” bajo la lluvia o el sol, todos los días, lavando autos o haciendo algún mandado al kiosco, se ganó el cariño de algunos comerciantes del lugar.

Y un día, fue bachero.


6-CREAR EL FUTURO

De lavar cacerolas, platos y cubiertos, pasó a mozo. Un sueldo fijo ya era bastante alegría para él, pero ahora su salario aumentaría y además tendría propinas. José le enseñó a usar la bandeja, a memorizar el pedido, a ser más educado y gentil. Ramiro tenía voracidad por aprender.

Al principio llevaba los pedidos de la calle, de los otros comerciantes: a las siete de la mañana café fuerte con una medialuna para Miguel, el diariero; café con leche y dos medialunas para Franco, el ferretero a las ocho y cuarto; ocho y media salía con cortadito y un alfajor de maicena para Zulma la del mercadito; y así.

Una mañana, un cliente nuevo encargó tres cafés para el canal. José le tuvo que explicar que era eso que estaba a dos cuadras, lleno de antenas satelitales.

Y ahí lo vio. Nunca lo había notado. Con sus grandes carteles anunciando sus programas. Con custodias vestidos de uniforme en la mesa de entrada. Con ese ventanal que se ve desde la pantalla al mirar el noticiero. Y la gente: linda, arreglada, con ropa impecable y autos flamantes.

“Yo quiero trabajar aquí” se dijo. Tenía quince años y ningún estudio completo. Pero ese fue el día en que ocurrió su milagro. Ese fue el momento donde realmente eligió. FIjó su meta y se organizó para alcanzarla. ¿Qué fue lo que lo diferenció de todo su entorno? Querer. Querer hace la diferencia. Pero no es un “quiero”, no. Es un “¡QUIERO!!!”.

Así fue trazando objetivos: en la nocturna de a tres cuadras, terminaría la primaria y luego la secundaria, y luego…luego veremos.

 

7-LA UNIVERSIDAD

Eligió la pública, por supuesto. No podía pagar una facultad privada. Juan lo dejaba vivir en el altillo, entre cajas de mercaderías le ubicó un catre. Don Walter, el encargado, se había jubilado y Juan lo subió a ese puesto. Era más de lo que él esperaba. Solucionó su problema de tiempo gastado en viajar, podía estudiar al volver de las clases. Además, los tres años estudiando y volviendo a su casa fueron un infierno. Su padre alcohólico ya estaba tornándose violento con sólo verlo. Sus tres hermanos mayores, siempre en la esquina tomando y jugando. Dos de sus tres hermanas menores no ayudaban en lo más mínimo a su madre. La única que ayudaba era Lucía, la más chica. Y también la única que estudiaba.

Aprobó cada materia en tiempo y forma demostrando una capacidad extraordinaria que no pasaba desapercibida por los profesores. Pero él no se consideraba “un genio” como decía una compañera. Él sabía que todo deviene de una perseverancia sobrenatural –como le había enseñado la seño Noe-. Una voluntad que cada día se le tornaba más férrea en lugar de doblegarse.

Si tiene que comparar, sabe que le costó mucho más la escuela nocturna que la facultad. Tenía un bagaje de conocimientos tan rudimentario, menos que elemental, que no podía comprender ni el lenguaje de sus profesores. Organizarse con tantas asignaturas fue el primer obstáculo. Nadie le explicaba cómo preparar sus carpetas, qué tareas hacer primero. Recuerda cómo trabajaba noches casi enteras en hacer tareas que eran de la semana próxima y no completaba las del día siguiente. Siempre lo retaban o le ponían malas notas, hasta que un preceptor lo encontró llorando en el baño. Estaba tan ofuscado, no podía entender qué pasaba, por qué había compañeras que siempre cumplían con todo y él nunca llegaba. El buen Nacho lo sentó en su mesa y le mostró –con horario en mano- cómo organizarse. Por algo lo eligió para que le entregue la medalla al recibirse, y con honores.

Lograr ayuda con las materias difíciles, era su segundo obstáculo. No podía pagar clases particulares ni conocía a alguien que pueda explicarle esas ecuaciones matemáticas o los análisis sintácticos de Lengua.

Comprender que le faltaba vocabulario y que debía leer mucho, fue la clave para continuar. Y leyó, en la biblioteca pública que encontró a la vuelta de la escuela. No se hizo socio, pero en cada ratito libre iba a la sala a terminar algún cuento corto, alguna novela, alguna biografía.

“Los libros te hacen crecer” había visto una vez en una publicidad que tenía un dibujo de una jirafa parada sobre un montón de libros. En aquel momento no comprendió...

-“Licenciado en relaciones públicas” ¡Ja! ¿Qué tal? ¿Y para qué te sirve esto? –le había preguntado su hermano mayor.

 

8-LA CULPA

-¿Dónde estás los domingos que nunca podés reunirte con nosotros? –solían decirle sus compañeros de trabajo. Él respondía vaguedades.

Estaba con su familia o lo que quedaba de ella. El mayor estaba preso y el segundo, fugado. El tercero en la esquina, perdido por la droga. La hermana que lo seguía en edad se había ido a vivir con su novio. Su madre había muerto, así que la casa contenía a su padre alcoholizado y violento y las dos hermanas menores. Lucía había terminado el secundario pero no quería salir de la casa por no dejar sola a Kris que vivía en depresión.

Dormía los sábados con ellos, inundándose cada vez que llovía. Soportando el calor, el frío, los olores del arroyo que ahora le resultaban tan repugnantes, tan penetrantes.

Él alquilaba un monoambiente pequeño cerca del canal. No podía llevarlas, pero no quería dejarlas. Cada domingo acarreaba frutas, carnes y compras de almacén justo para una semana porque si les entregaba el dinero, se transformaba en vapores etílicos, entre otras cosas.

En la semana trabajaba mucho y seguía estudiando. Ahora que conocía el canal por dentro descubrió cuánto le gustaba el manejo de la imagen, la edición, las cámaras. A eso enfilaba, ahora en una universidad privada.

Había pensado en dejar la facu y poder gastar ese dinero en un alquiler de un departamento o casa para él y sus dos hermanas. Y pagarle un tratamiento a Kris y los estudios a Lu. Pero prefería esperar un poco más y mejorar su situación económica con un puesto diferente.

Tenía una amiga, o masqueamiga, Ana, de la que él estaba enamorado, pero no quería dejarla entrar en su mundo. Ella ya estaba oliendo a raro este vínculo. Se enojaba con él porque no la dejaba acompañarlo a ver su familia los domingos. Empezaba a imaginar que él era casado.

Una madrugada sonó su celular. Sobresaltado lo atendió. Era Lu que le comunicaba que estaban en el hospital. Kris se había cortado las venas.

Él se levantó corriendo, se vistió casi sin respirar y dejó a Ana sentada en su cama y sin ninguna explicación.

 

9-UNA PÉRDIDA MÁS

Sin pensarlo dos veces, tomó a su hermana del brazo y salieron del cementerio casi como corriendo. No saludó a su padre ni a su hermano que se quedaron parados bajo la lluvia como sin comprender realmente lo grave de lo sucedido.

Llegó a su pequeño departamento con Lucía muda y asustada. No había accedido a pasar por la villa a buscar nada de ella. Te voy a comprar todo lo que necesites, le dijo, pero ahí no volvemos más.

Notó que Ana no respondió nunca más sus llamados y en el trabajo casi no la cruzaba, ella había pedido cambio de sección.

Prefirió callar a contar su verdad, su dolor, su historia, su vida.

 

 

 

 

 

 

martes, 21 de junio de 2022

Mesopotamia argentina


 Este es un mapa con el circuito que estamos organizando con mi esposo, para septiembre. Todo en auto. 

Amo armar los viajes. Ver qué voy a reservar. Amamos los hostels desde que los conocimos por error, llenos de gente joven, de muchas culturas diferentes, sencillos y divertidos, llenos de alegría, de proyectos y algunos con su música a cuestas. 

Y al planear un viaje por nuestro país, me aparecen recuerdos de infancia: de maestras enseñando las regiones geográficas argentinas; de nosotras, alumnas, preparando mapas en telgopor con plastilina, indicando montañas, sierras, ríos, flora y fauna (con animalitos de chocolatines Jack). Disfrutaba de reunirme con mis compas para hacer esos trabajos prácticos. Y no se me olvidaron muchos de esos contenidos porque al llegar a dichas regiones veía aquello que lo libros decían.

Cuando fui docente en el Magisterio del Normal de Quilmes, el tema se llamaba Biomas de la Argentina y mis alumnas debían prepararlos en equipos pero con la adición de investigar sobre su música, sus comidas típicas, sus trajes regionales, sus pueblos originarios y su lengua, su economía (cultivos,cría de animales, minería, industrias, turismo). Y un punto muy importante era sumarle creatividad a la presentación.  Muchas veces me preguntaban si podían pedir ayuda a familiares y amigos. Así que he comido platos típicos de recetas de la abuela, he visto bailar coreografías de grupos folclóricos de la zona, o escuchado canciones en vivo con guitarra o acordeón. Han llevado colección de minerales del suelo de la región; variedades de choclos u otros granos; folletos de actividades turísticas. Se han presentado vestidos con ropas típicas.

Creo que ese es el modo -y no sólo en primaria. también lo hice en el terrible polimodal de los 90-. Aprender con contenidos significativos, reales, vinculantes. Hoy podemos sumar tecnologías impensadas hace más de diez años. Videos, mapas interactivos, fotos y mucho más. Y ni hablar si a esta presentación le diéramos el carácter de trimestral y fuera preparada por docentes de diferentes asignaturas...

Porque les puedo garantizar que cuando una se sube al Monumento a la Bandera, o mira la estepa patagónica o el cerro de los 7 colores, o navega el canal de Beagle o se moja en las Cataratas, llegan esos recuerdos como los vimos en los libros, y realmente emocionan.


sábado, 18 de junio de 2022

PIGMENTOS, SALUD Y OBRAS DE ARTE


 Otro ejemplo, y aquí la boticaria aclara que ya no se enseñan materias por separado, sino la relación de los contenidos. El arte siempre presente y desde ahí la Historia, la ciencia y la salud. A animarse colegas! Que sacudiendo el polvo aparece el brillo.

TRABAJAR POR PROYECTOS


 Presentar los contenidos de modo conjunto a partir de un disparador, como este video por ejemplo. Reunir profes de Arte, Historia, Literatura, Geografía, Ciencias.... y entre todos elaborar un producto final -puede ser semejante a este o distinto-. No importa. Lo que importa es aprender a trabajar diferente, en conjunto, con menos estructuras obsoletas y más movilidad física y mental. A disfrutar el aula. A divertirnos con los jóvenes. A enseñarles valores, que lo específico se adquiere igual.

lunes, 13 de junio de 2022

 

¿TE LO CREISTE? PERDISTE.

 

¿Cuándo dejamos de ser jóvenes? ¿Al cumplir una cierta edad? ¿Cuál? Hay profesores universitarios que a sus setenta años dan clases magistrales mientras jóvenes de cuarenta y nueve no ven la hora de jubilarse por no entenderse con sus alumnos o no querer actualizar sus conocimientos. Veo videos de hombres y mujeres con más de setenta años nadando en mares helados, bailando foxtrot o rocanrol. Conozco gente de casi noventa en inmejorables circunstancias intelectuales y físicas. Tengo un tío de noventa y seis que sigue siendo el presidente de la Caixa ya que lo hace con todo gusto, amor y pasión en  perfectas condiciones de salud. Concluyo pues, que no es la edad cumplida lo que hace que dejemos de ser jóvenes.

¿Qué es entonces? ¿La mente? Una mente programada desde pequeños para pensar que al ser grandes nos vamos a enfermar, que vamos a perder la memoria, que de grandes ya no podremos aprender nada nuevo, que ya no podremos entender bien las cosas que ocurren en derredor….Por eso a nuestros antepasados los sentaban al sol y ya. Esa era su vida después de “la etapa activa de trabajo”. Algo que  todavía ocurre en muchísimas pequeñas ciudades de todos los países del mundo –porque en las grandes ciudades los sientan en un geriátrico-. Pareciera que el único objetivo de los humanos es producir bienes o servicios y los que ya no pueden, pues a esperar la muerte.

Y como autómatas vamos repitiendo lo que nos dijeron hasta que nos lo creemos. Por eso luego nos ocurre. Reafirmando así el concepto para que a nuestra descendencia no le quepa duda. Lo bueno es que siempre hay personas dispuestas a patear los límites preestablecidos    –vaya una a saber por quién- y se animan a seguir entrenando, bailando o estudiando. Excepciones dirán algunos. Con los primeros puede aceptarse la idea, pero hoy son muchos los que logran una vida plena. No hay casualidades ni suerte, hay causalidades.

Pero como la ciencia investiga y años después se desdice, ahora sabemos que las neuronas no se van muriendo como se decía hace una veintena de años atrás. Las dendritas se regeneran y rehacen su sinapsis cuando hay un estímulo. El aprendizaje de nuevos conocimientos amplía el cuerpo neuronal y mejora la transferencia de información.

Investigaciones con mediciones energéticas en diferentes zonas del cerebro muestran cómo ciertos pensamientos de energía de frecuencia elevada mejoran el sistema neuronal, así como los de baja frecuencia lo “apagan”.

Algo que los pueblos orientales originarios supieron siempre: los pensamientos con fuertes emociones asociadas tienen el potencial de crear la realidad. Luego, PODEMOS DECIDIR ser sanos y fuertes –más allá de los años y las arrugas- sólo por educar a la mente con pensamientos positivos, energía vibratoria de alta frecuencia que se logra (entre otros métodos) en la meditación y se transfiere a nuestro ser cuando realmente nos consideramos creadores de nuestra realidad.

¿Es fácil? No, pero es posible.

 

 

Puedes ver también:

https://emalbacete.es/cambia-el-funcionamiento-cerebral-con-afirmaciones-positivas/

https://www.humanopuente.com.ar/espanol/home 

Película: “Y tú qué sabes?”  https://www.youtube.com/watch?v=W5KdOsc8hRo